Casco, guay; psicóloga, genial; bici, insuperable; fuerzas, perfectas. Viento, vaya por Dios, para qué cambia justo cuando yo he terminado con él de cara y favorece a los que salen después.
El ingeniero y director de rendimiento de Movistar, Iván Velasco, explica que “el viento sopló a favor de los que salieron después”
Casco, guay; psicóloga, genial; bici, insuperable; fuerzas, perfectas. Viento, vaya por Dios, para qué cambia justo cuando yo he terminado con él de cara y favorece a los que salen después.
Iván Romeo, debutante espléndido a los 21 años, iba camino de la victoria, casi, y lo dice el análisis de los cuatro segmentos de 8,3 kilómetros en los que los cronometradores dividieron los 33 kilómetros por las tierras de Calvados, llanas, con alguna cuesta tendida. Ninguno, ni siquiera Remco atómico, fue más rápido que el vallisoletano entre el kilómetro 8,2 y el 16,4: 8m 59s, 6s menos que Evenepoel, a 54,8 kilómetros por hora de media.
Terminó agonizante, con dolor de piernas, dolor de culo, un trazado que, recuerda él, siempre analítico, no tenía momentos de descanso. Terminó con el mejor tiempo. Sin embargo, poco después, le superaron el campeón de Europa, Edoardo Affini, y el campeón de Francia, Bruno Armirail… Y después, cuatro favoritos del Tour, empezando por Evenepoel… ¿La razón? Romeo, que se da un nueve de nota porque siempre cree que puede mejorar, no la cita, pero sí Iván Velasco. “El viento que le perjudicaba en el camino de vuelta a Caen, cambió, y sopló a favor de los que salieron después”, explica el ingeniero y director de rendimiento del Movistar.
Velasco estaba feliz porque tres del equipo —Romeo, Pablo Castrillo, décimo, y Nelson Oliveira, 15º— terminaron entre los 15 primeros de una etapa en la que Jorgenson fue 11º, Roglic, 12º, y Vingegaard, 13º. Y también feliz porque los cascos estrenados, elaborados según su diseño, ahorraron los vatios que esperaba, y más. “Ahora tenemos que trabajar más en la posición en la bici, que está estudiada para los cascos antiguos”, añade Velasco, que no puede hablar de alegría completa porque el líder del equipo, Enric Mas, solo fue 37º, a 2m 57s de Evenepoel.
Con Mas, el empeño de un equipo que se siente, gracias a su trabajo, a la vanguardia en las contrarrelojes, su punto débil hasta ahora, es el de conseguir, jugando con su posición que los vatios que expresa en montaña, magníficos, puedan salir cuando se tumba sobre la cabra en las contrarrelojes.
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