Muy sonriente, Carlos Alcaraz responde a los periodistas después de haber sorteado a Novak Djokovic por 6-4, 7-6(4) y 6-2 (en 2h 24m), y asegura que en el caso de triunfar otra vez en Nueva York, algo que todavía ve lejano, planea otra novedad con el pelo. Su afeitado impactó, pero el giro sería superior: “¡Aún mejor, aún mejor! Si sucede, ya lo veréis. Sorpresa, sorpresa…”. El murciano, de 22 años, está feliz por el hecho de haber tumbado a la leyenda, quien además le había ganado todos los duelos sobre pista dura y supone para él siempre un quebradero de cabeza; de hecho, no hay adversario, ni siquiera su contemporáneo Jannik Sinner, que le genere mayor estrés emocional.
TRUMP PRESENCIARÁ LA FINAL
La Casa Blanca confirmó este viernes mediante un comunicado que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, asistirá el domingo a la final entre Sinner y Alcaraz que se celebrará en la pista central del complejo Billie Jean King de Nueva York.
El dirigente y empresario, de 79 años, presenciará el partido desde un palco reservado; algo que no hace desde 2015, fecha de su última visita al torneo. Previamente, cuando residía en Nueva York, asistía con frecuencia a las instalaciones de Corona-Flushing Meadows, en el distrinto de Queens.
Cabe recordar que entonces, hace una década, estuvo acompañado por su esposa Melania y recibió abucheos durante el encuentro entre las hermanas Williams, Venus y Serena, correspondiente a los cuartos de final.
Trump se ha dejado ver en algunos espectáculos deportivos enmarcado en su país. En concreto, acudió a la Super Bowl, a las 500 millas de Daytona y ahora al US Open, que organizará un dispositivo especial de seguridad para recibir al mandatario, según informó la federación estadounidense de tenis (USTA).
Próximamente, el presidente norteamericano también estará presente en la Ryder Cup de golf, del 26 al 28 de septiembre en Long Island; concretamente, sobre el césped de Farmingdale.
Preguntado por ello, Alcaraz comentó: “Creo que es un privilegio para los torneos tener al presidente de cada país apoyando al evento, al tenis. Trataré de no enfocarme en eso, de no pensarlo demasiado para no ponerme nervioso”.
El murciano enlaza su octavo desenlace, el primero en un grande sin haber cedido ningún set, mientras Djokovic se rinde a la evidencia: “Son demasiado buenos…”
Muy sonriente, Carlos Alcaraz responde a los periodistas después de haber sorteado a Novak Djokovic por 6-4, 7-6(4) y 6-2 (en 2h 24m), y asegura que en el caso de triunfar otra vez en Nueva York, algo que todavía ve lejano, planea otra novedad con el pelo. Su afeitado impactó, pero el giro sería superior: “¡Aún mejor, aún mejor! Si sucede, ya lo veréis. Sorpresa, sorpresa…”. El murciano, de 22 años, está feliz por el hecho de haber tumbado a la leyenda, quien además le había ganado todos los duelos sobre pista dura y supone para él siempre un quebradero de cabeza; de hecho, no hay adversario, ni siquiera su contemporáneo Jannik Sinner, que le genere mayor estrés emocional.
¿Más nervios esta vez? “Bueno, probablemente, pero no por los partidos anteriores contra él, sino más por el hecho de estar en unas semifinales y además contra Novak. No es fácil jugar contra él, la verdad. Estaba pensando en la leyenda, en lo que ha logrado en su carrera. Eso lo hace aún más difícil”, reconoce el murciano, quien por primera vez ha llegado limpio al último episodio del torneo, sin ceder un solo set, y que dice que el de Belgrado está al nivel físico de un chico de 25 años, en vez de los 38 que celebró en mayo. Su respeto por el serbio es reverencial. “Es una persona maravillosa, hablamos mucho, y está siempre ahí para ayudar a los jóvenes”, recalca.
Hoy por hoy, para él resulta utópico dilatar tanto su carrera y, es más, prefiere no pensar ni siquiera en ello. “Gracias a Dios eso me queda muy lejos…”, dice, siguiendo el consejo de un tipo que sabe algo de tenis. “Una vez alguien me dijo que no hay que pensar en jugar hasta los 35 o 38, sino que me concentrara en los próximos cinco años, hasta los 27; y, una vez que llegué ahí, pensar en cinco más, no en 15 o 20; debo ir año en año, en bloques de cinco. Veremos hasta qué edad puedo cuidar mi cuerpo lo mejor posible. Aún me quedan muchos años por delante”. ¿Y quién era ese alguien? “Bueno, Roger [Federer]. No hay mejor persona para aconsejarme e intentaré hacerle caso”.
Además del título, de la posibilidad de atrapar su sexto grande, el de El Palmar tendrá el domingo (20.00, Movistar+) la opción de recuperar el número uno, algo que no le quita el sueño: “Prefiero ganar un Grand Slam”. Sin embargo, la circunstancia le retrotrae a lo sucedido hace cuatro años, cuando con 18, batió al italiano de camino al título y tocó por primera vez la cúspide. Más rápido que nadie. “Esto es como un flashback”. Ahora, celebra Alcaraz el término tan manido de estos días, su “consistencia”, y recuerda que Sinner también persigue su cuarta final consecutiva en un major. El italiano se estrenó en Melbourne y Wimbledon, y cedió en la de Roland Garros ante él.
Despegue en Montecarlo
“Estamos a un nivel muy alto y lo resultados están demostrándolo”, señala. “Y yo estoy enviando un mensaje a la gente del circuito de que este es mi nivel, de que [la sucesión de finales, seis en los seis últimos torneos que ha disputado] no es algo excepcional”, matiza, al tiempo que advierte: “No creo que este sea mi máximo nival, me queda todavía aún más para dar”. Así lo considera también Djokovic, rendido a los dos últimos fueras de serie. “Son demasiado buenos”, sentencia el balcánico, superado este curso por Sinner en París y Londres, y ahora por Alcaraz en Flushing Meadows. ¿La clave? Haberse quedado “sin gasolina después del segundo set”.
El ganador de 24 grandes incide en lo que venía exponiendo desde Londres, sobre el hecho de que mantener el ritmo en encuentros de esta intensidad le resulta ahora mismo harto complicado. “Jugar a cinco sets contra ellos es muy, muy difícil, y particularmente hacerlo en las últimas rondas”, esgrime. En cualquier caso, el veterano también insiste en que todavía no se da por vencido. “Intento estar en la mejor forma posible, pero, por desgracia, en este momento de mi carrera eso [mantener el pulso durante todo el partido] es algo que no puedo controlar”. “Pero no voy a renunciar a los Grand Slams. Voy a continuar luchando e intentando pelear por otro trofeo, como mínimo”.
Dice Djokovic que desconoce cuál será su calendario de aquí a final de año, y que sigue disfrutando de la competición y, sobre todo, del “increíble apoyo” recibido a lo largo de su trayectoria; esta vez en la Arthur Ashe, donde alzó el trofeo cuatro veces y ha perdido, como contrapartida, siete finales, por encima de las cuatro en Roland Garros. Por segundo año, el serbio sellará la temporada sin un gran bocado, aunque alcanzó una cifra mágica, 100 títulos. Seis suma Alcaraz en este 2025, extraordinariamente prolífico a partir de abril. Desde entonces, finales en Montecarlo, Barcelona, París, Roma, Queen’s, Wimbledon, Cincinnati y Nueva York. Tan solo falló en el Godó, allí tocado muscularmente.
TRUMP PRESENCIARÁ LA FINAL
A. C. | Nueva York
La Casa Blanca confirmó este viernes mediante un comunicado que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, asistirá el domingo a la final entre Sinner y Alcaraz que se celebrará en la pista central del complejo Billie Jean King de Nueva York.
El dirigente y empresario, de 79 años, presenciará el partido desde un palco reservado; algo que no hace desde 2015, fecha de su última visita al torneo. Previamente, cuando residía en Nueva York, asistía con frecuencia a las instalaciones de Corona-Flushing Meadows, en el distrinto de Queens.
Trump se ha dejado ver en algunos espectáculos deportivos enmarcado en su país. En concreto, acudió a la Super Bowl, a las 500 millas de Daytona y ahora al US Open, que organizará un dispositivo especial de seguridad para recibir al mandatario, según informó la federación estadounidense de tenis (USTA).
Preguntado por ello, Alcaraz comentó: “Creo que es un privilegio para los torneos tener al presidente de cada país apoyando al evento, al tenis. Trataré de no enfocarme en eso, de no pensarlo demasiado para no ponerme nervioso”.
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