Ansu Fati se marcha cedido al Mónaco después de un año de ostracismo

Ansu Fati se marcha cedido durante un curso con opción a compra al AS Mónaco, tal y como han anunciado el club monegasco y el FC Barcelona este martes. El delantero vuelve a hacer las maletas, como ya ocurrió en 2023 con su cesión al Brighton de De Zerbi. En la Ligue 1 buscará esta vez los minutos y la confianza que no tuvo en el Barça este pasado curso. Fati viajó el pasado jueves junto a su padre, Bori Fati, al Principado para pasar las pruebas médicas el viernes y firmar su cesión. Pero antes pasó por los despachos del Barcelona para ampliar su contrato un año más hasta 2028 y diferir su salario, uno de los más altos de la plantilla culé. Esta renovación permitió que ambos clubes llegaran al acuerdo de repartirse la ficha de Fati a medias en vez de que el Mónaco asumiera solo el 30%, como pretendía de inicio.

En el Principado, Ansu regresa al número ‘31’ de sus inicios, con el que debutó en el primer equipo del Barcelona, y se aleja así del ‘10’ que portará próximamente Lamine Yamal.

La intención de Fati es revitalizar su carrera, y Adi Hütter, el entrenador monegasco, le dio confianza en una llamada telefónica. “Ven aquí, que, aunque no hagas nada durante cinco partidos, no pasa nada”, le dijo a Fati, que volvió a sentirse querido e importante tras un año en el ostracismo en el que vio cómo su papel pasó de ser residual a inexistente. Tuvo una pretemporada prometedora bajo las órdenes de un recién llegado Hansi Flick. El alemán y el club azulgrana estaban dispuestos a recuperar a Ansu, pero una fascitis plantar cortó su buena dinámica, se perdió la gira americana y el inicio del curso, y Flick apenas contó con él el resto de año.

Durante el mercado de invierno, el entrenador alemán le abrió la puerta; Ansu, firme en su deseo de volver a ser importante en Barcelona, rechazó las ofertas que tenía. Era un momento complicado para el canterano, que no solo vio la mayoría de los partidos desde el banquillo o calentó para finalmente no entrar, sino que quedó fuera de las convocatorias en diversas ocasiones. Flick, para levantar su ánimo, le preparó un vídeo motivacional. La felicidad fue efímera, y Ansu terminó la temporada con tan solo 298 minutos en 11 partidos —tres de titular— de los 60 totales que jugó el Barcelona, relegado además al papel de sexto delantero, por detrás del resto de sus compañeros. Aquellas promesas de tener minutos en verano quedaron en nada, y Fati se sintió engañado.

Ahora, su cesión de un año recuerda a su paso por el Brighton, cuando buscó continuidad después de la pesadilla de las lesiones. La más grave, la de rodilla el 7 de noviembre de 2020, le obligó a pasar cuatro veces por quirófano; y la que sufrió en el bíceps femoral y de la que no se operó a pesar de que se lo aconsejaron, perjudicó su explosividad. En aquella cesión también buscaba minutos, ritmo y una segunda oportunidad. No se consolidó en Inglaterra —jugó 27 partidos, pero tan solo nueve como titular— y regresó a Barcelona. Ahora busca una nueva oportunidad más, y un desenlace distinto, con esta cesión al Mónaco. Un nuevo intento de reencontrarse con quien fue, aquel joven prodigio que heredó el ‘10’ de Leo Messi. Su marcha, además de liberar masa salarial, deja el mítico dorsal libre. Su próximo portador será Lamine Yamal, amigo de Fati, y quien no quiso saber nada del ‘10’ hasta que este último no se marchase. Tras el anuncio de la cesión del delantero, se espera que se haga oficial el traspaso del número a Lamine.

Después de resistirse a salir en invierno, Fati fue entendiendo que debía marcharse por su bien, para reencontrarse con el fútbol, con los goles que no llegan desde hace dos años y con su sonrisa. Y, sobre todo, con la confianza. Viaja al Principado para recordar quién fue y para intentar demostrar que todavía puede serlo.