Anda la temporada enmorantizada: ¿quién será el desenmorantizador que la desenmorantice? Su fenómeno llegó a Pamplona. Y lo hizo para quedarse hasta ese Pobre de mí con el que se vuelven a descontar horas para la próxima edición. «Ya falta menos…» Descontando los días que le restan para el siguiente paseíllo anda también el aficionado : no hay un torero ahora que ilusione tantísimo como el de La Puebla, que va de gloria en gloria. Primero fue Madrid, con su Puerta Grande número 1 en junio, y un mes después Pamplona, con su primera Puerta del Encierro. Oreja y oreja. Y no en cualquier toro: en el que abre plaza y ¡en el de la merienda! Cuando hasta se pierden los hijos porque nada se agarra más fuerte en estas fiestas que el bocadillo: te pueden robar la cartera y hasta el móvil, pero hay que ser muy espabilado para que te manguen el pan con ajoarriero. Pues ahí estaba el cigarrero. Haciendo el toreo mientras se hincaba el diente y alguno hasta se atragantaba. Lo escribíamos en la crónica: para ver a Morante hay que apartar bocatas y sentarse como en misa. Porque Morante no es de bien, ni siquiera de ole: Morante es de amén con su toreo de Espíritu Santo.Pamplona, la ciudad donde el estruendo es religión, se rindió a José Antonio, la pureza del toreo, el toreo clásico. Y cuando uno logra estremecer al público más ruidoso todo está dicho y ‘arrematao’ con estocadas de rectitud y orden. Lo que le faltó al gracioso de la solanera que arrojó un cubito de hielo con todas sus ansias al sevillano durante la vuelta al ruedo. La peineta de Morante ya es meme, anécdota y leyenda. Captada por un fotógrafo del ‘Diario de Navarra’, la imagen se ha viralizado entre la afición. «Te tiran a dar. Eso me parece una falta de respeto total. Porque nosotros estamos haciendo nuestro trabajo y a nadie le gusta que le agredan», ha comentado el matador al citado medio.Noticia Relacionada Tras la locura de la puerta grande en Las Ventas reportaje Si De cañas con Morante ALICIA P. VELARDEMuchos se arremolinaban junto al hotel La Perla para ver a Morante tras su salida a hombros. Y, al igual que sucedió en Madrid en el Wellington, el de La Puebla del Río tuvo que salir a saludar desde un balcón. Abajo le coreaban el hit del verano: «¡Jo-sé-An-to-nio-Mo-ran-te-de-la-Pue-bla!». La Plaza del Castillo tiene ya nuevo ritmo. Decíamos que el fenómeno Morante inundó Pamplona con doble mérito por eso de arrancar los trofeos en los toros donde estadísticamente menos se puntúa. Pero no sólo: lo hizo en el feudo de Roca Rey, en el cartel estrella junto al peruano. Esperaban las peñas con júbilo a la máxima figura y ondearon las banderas de «¡Perú, Perú, Perú, Perú!», pero se salió hablando de Morante. Un fenómeno que barre este año con todo. Porque anda la temporada enmorantizada, ¿alguien la desenmorantizará? El desenmorantizador que la desenmorantice un genio será. Anda la temporada enmorantizada: ¿quién será el desenmorantizador que la desenmorantice? Su fenómeno llegó a Pamplona. Y lo hizo para quedarse hasta ese Pobre de mí con el que se vuelven a descontar horas para la próxima edición. «Ya falta menos…» Descontando los días que le restan para el siguiente paseíllo anda también el aficionado : no hay un torero ahora que ilusione tantísimo como el de La Puebla, que va de gloria en gloria. Primero fue Madrid, con su Puerta Grande número 1 en junio, y un mes después Pamplona, con su primera Puerta del Encierro. Oreja y oreja. Y no en cualquier toro: en el que abre plaza y ¡en el de la merienda! Cuando hasta se pierden los hijos porque nada se agarra más fuerte en estas fiestas que el bocadillo: te pueden robar la cartera y hasta el móvil, pero hay que ser muy espabilado para que te manguen el pan con ajoarriero. Pues ahí estaba el cigarrero. Haciendo el toreo mientras se hincaba el diente y alguno hasta se atragantaba. Lo escribíamos en la crónica: para ver a Morante hay que apartar bocatas y sentarse como en misa. Porque Morante no es de bien, ni siquiera de ole: Morante es de amén con su toreo de Espíritu Santo.Pamplona, la ciudad donde el estruendo es religión, se rindió a José Antonio, la pureza del toreo, el toreo clásico. Y cuando uno logra estremecer al público más ruidoso todo está dicho y ‘arrematao’ con estocadas de rectitud y orden. Lo que le faltó al gracioso de la solanera que arrojó un cubito de hielo con todas sus ansias al sevillano durante la vuelta al ruedo. La peineta de Morante ya es meme, anécdota y leyenda. Captada por un fotógrafo del ‘Diario de Navarra’, la imagen se ha viralizado entre la afición. «Te tiran a dar. Eso me parece una falta de respeto total. Porque nosotros estamos haciendo nuestro trabajo y a nadie le gusta que le agredan», ha comentado el matador al citado medio.Noticia Relacionada Tras la locura de la puerta grande en Las Ventas reportaje Si De cañas con Morante ALICIA P. VELARDEMuchos se arremolinaban junto al hotel La Perla para ver a Morante tras su salida a hombros. Y, al igual que sucedió en Madrid en el Wellington, el de La Puebla del Río tuvo que salir a saludar desde un balcón. Abajo le coreaban el hit del verano: «¡Jo-sé-An-to-nio-Mo-ran-te-de-la-Pue-bla!». La Plaza del Castillo tiene ya nuevo ritmo. Decíamos que el fenómeno Morante inundó Pamplona con doble mérito por eso de arrancar los trofeos en los toros donde estadísticamente menos se puntúa. Pero no sólo: lo hizo en el feudo de Roca Rey, en el cartel estrella junto al peruano. Esperaban las peñas con júbilo a la máxima figura y ondearon las banderas de «¡Perú, Perú, Perú, Perú!», pero se salió hablando de Morante. Un fenómeno que barre este año con todo. Porque anda la temporada enmorantizada, ¿alguien la desenmorantizará? El desenmorantizador que la desenmorantice un genio será.
«¡Jo-sé-An-to-nio-Mo-ran-te-de-la-Pue-bla!», se cantaba por las calles, testigos del baño de masas del sevillano tras su primera puerta del encierro
Anda la temporada enmorantizada: ¿quién será el desenmorantizador que la desenmorantice? Su fenómeno llegó a Pamplona. Y lo hizo para quedarse hasta ese Pobre de mí con el que se vuelven a descontar horas para la próxima edición. «Ya falta menos…» Descontando los … días que le restan para el siguiente paseíllo anda también el aficionado: no hay un torero ahora que ilusione tantísimo como el de La Puebla, que va de gloria en gloria. Primero fue Madrid, con su Puerta Grande número 1 en junio, y un mes después Pamplona, con su primera Puerta del Encierro. Oreja y oreja. Y no en cualquier toro: en el que abre plaza y ¡en el de la merienda! Cuando hasta se pierden los hijos porque nada se agarra más fuerte en estas fiestas que el bocadillo: te pueden robar la cartera y hasta el móvil, pero hay que ser muy espabilado para que te manguen el pan con ajoarriero. Pues ahí estaba el cigarrero. Haciendo el toreo mientras se hincaba el diente y alguno hasta se atragantaba. Lo escribíamos en la crónica: para ver a Morante hay que apartar bocatas y sentarse como en misa. Porque Morante no es de bien, ni siquiera de ole: Morante es de amén con su toreo de Espíritu Santo.
Pamplona, la ciudad donde el estruendo es religión, se rindió a José Antonio, la pureza del toreo, el toreo clásico. Y cuando uno logra estremecer al público más ruidoso todo está dicho y ‘arrematao’ con estocadas de rectitud y orden. Lo que le faltó al gracioso de la solanera que arrojó un cubito de hielo con todas sus ansias al sevillano durante la vuelta al ruedo.
La peineta de Morante ya es meme, anécdota y leyenda. Captada por un fotógrafo del ‘Diario de Navarra’, la imagen se ha viralizado entre la afición. «Te tiran a dar. Eso me parece una falta de respeto total. Porque nosotros estamos haciendo nuestro trabajo y a nadie le gusta que le agredan», ha comentado el matador al citado medio.
Muchos se arremolinaban junto al hotel La Perla para ver a Morante tras su salida a hombros. Y, al igual que sucedió en Madrid en el Wellington, el de La Puebla del Río tuvo que salir a saludar desde un balcón. Abajo le coreaban el hit del verano: «¡Jo-sé-An-to-nio-Mo-ran-te-de-la-Pue-bla!». La Plaza del Castillo tiene ya nuevo ritmo.
Decíamos que el fenómeno Morante inundó Pamplona con doble mérito por eso de arrancar los trofeos en los toros donde estadísticamente menos se puntúa. Pero no sólo: lo hizo en el feudo de Roca Rey, en el cartel estrella junto al peruano. Esperaban las peñas con júbilo a la máxima figura y ondearon las banderas de «¡Perú, Perú, Perú, Perú!», pero se salió hablando de Morante. Un fenómeno que barre este año con todo. Porque anda la temporada enmorantizada, ¿alguien la desenmorantizará? El desenmorantizador que la desenmorantice un genio será.
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