‘Habemus’ plan. O no plan. Porque, mi primera impresión de lo presentado por Telefónica dista de ser un plan estratégico al uso y entra en la categoría de maniobra financiera de supervivencia. Me explico. No incluye concreciones relevantes ni ‘guidance’ certificado que blinden un compromiso con los inversores; no aparece ninguna operación de compra o consolidación más allá de declaraciones de intenciones; no se fija una generación de caja precisa al margen de rangos demasiado generalistas para un mercado que exige precisión y exactitud; no se contabiliza un volumen determinado de masa laboral, no se especifica el destino de Tech ni de Infra, ni de nada… en fin, no hay ni rastro de los parámetros de crecimiento que marcarían el ansiado papel de liderazgo que el ya no tan nuevo presidente de Telefónica, Marc Murtra, ha venido adelantando desde hace nueve meses. ¿Qué fue de la compra de Vodafone? ¿Y la de la alemana 1 & 1? ¿Qué pasó con la adquisición total de O2? ¿Y con la de Digi? Palabras al viento. Murtra dijo ayer que las anunciará cuando haya algo sólido, que mientras tanto para qué; criterio que se podría haber aplicado a la totalidad de lo presentado y haberse ahorrado el castigo de un decepcionado mercado.Lo que sí aparece en el documento presentado por la operadora es la firme decisión de cortar a la mitad el dividendo desde el año que viene y el de dejarlo en el aire a partir de 2027. Eso y unas pérdidas milmillonarias en lo que va de año y una caída sustancial de los ingresos. Y digo más, si la venta del negocio en ‘Hispam’ solo afloraba minusvalías, ¿por qué se corrió a ponerlo en marcha? En suma, mi primera impresión es que es una especie de apaño -no sé si calificarlo de ‘ñapa’- para fortalecer la caja a costa de los accionistas y enviar un mensaje en una botella a las agencias crediticias internacionales para que no se baje el ‘rating’ de la operadora.Por cierto, Murtra ha querido dejar claro que cuenta con el «pleno respaldo» del consejo, y sus accionistas estratégicos -que son Criteria Caixa, el Estado, a través de la SEPI y STC, cada cual con alrededor del 10%, si bien a preguntas de este diario añadió a BBVA, que cuenta con un 5%-, lo que de una parte se daba por hecho y, de otra, reparte responsabilidades entre todos por lo que pueda pasar. Demasiadas expectativas creadas desde que Murtra – nada más llegar al sillón presidencial de la operadora , sustituyendo a José María Álvarez-Pallete, despedido por el Gobierno-, pusiera absolutamente todo en la compañía en revisión . Y el mercado ha reaccionado: la acción sufrió al cierre una caída histórica, perdiendo más de un 13%, cerrando por debajo de los 4 euros. Semejante respuesta es una enmienda a la totalidad a lo presentado, en el primer año con el Gobierno -Estado, vale, es más correcto ¿no?- en las tripas de Telefónica como máximo accionista.Cuando los Gobiernos –y más uno como el de Sánchez– entran en las empresas privadas, la gestión sale por la ventana y el accionista paga el pato. Es mi opinión. Como lo es que si el regulador del mercado, la CNMV, hubiese exigido a la teleco la semana pasada cuando se filtró el recorte del dividendo una aclaración pública probablemente muchos pequeños accionistas no habrían visto mermado hoy su capital invertido. Para eso existe la CNMV y su presidente, ¿no? En la última semana la operadora ha perdido un 17,9% de su valor total. Malo es que se filtre este tipo de información al mercado, pero peor es que no se compruebe y alerte una vez filtrado. Lo dicho, para mí, a priori, un apaño cuyas consecuencias no han hecho más que empezar. Por cierto, en la operadora dicen que venden Venezuela. Me apuesto un bolívar a que no. Ahí sí hay un plan. ‘Habemus’ plan. O no plan. Porque, mi primera impresión de lo presentado por Telefónica dista de ser un plan estratégico al uso y entra en la categoría de maniobra financiera de supervivencia. Me explico. No incluye concreciones relevantes ni ‘guidance’ certificado que blinden un compromiso con los inversores; no aparece ninguna operación de compra o consolidación más allá de declaraciones de intenciones; no se fija una generación de caja precisa al margen de rangos demasiado generalistas para un mercado que exige precisión y exactitud; no se contabiliza un volumen determinado de masa laboral, no se especifica el destino de Tech ni de Infra, ni de nada… en fin, no hay ni rastro de los parámetros de crecimiento que marcarían el ansiado papel de liderazgo que el ya no tan nuevo presidente de Telefónica, Marc Murtra, ha venido adelantando desde hace nueve meses. ¿Qué fue de la compra de Vodafone? ¿Y la de la alemana 1 & 1? ¿Qué pasó con la adquisición total de O2? ¿Y con la de Digi? Palabras al viento. Murtra dijo ayer que las anunciará cuando haya algo sólido, que mientras tanto para qué; criterio que se podría haber aplicado a la totalidad de lo presentado y haberse ahorrado el castigo de un decepcionado mercado.Lo que sí aparece en el documento presentado por la operadora es la firme decisión de cortar a la mitad el dividendo desde el año que viene y el de dejarlo en el aire a partir de 2027. Eso y unas pérdidas milmillonarias en lo que va de año y una caída sustancial de los ingresos. Y digo más, si la venta del negocio en ‘Hispam’ solo afloraba minusvalías, ¿por qué se corrió a ponerlo en marcha? En suma, mi primera impresión es que es una especie de apaño -no sé si calificarlo de ‘ñapa’- para fortalecer la caja a costa de los accionistas y enviar un mensaje en una botella a las agencias crediticias internacionales para que no se baje el ‘rating’ de la operadora.Por cierto, Murtra ha querido dejar claro que cuenta con el «pleno respaldo» del consejo, y sus accionistas estratégicos -que son Criteria Caixa, el Estado, a través de la SEPI y STC, cada cual con alrededor del 10%, si bien a preguntas de este diario añadió a BBVA, que cuenta con un 5%-, lo que de una parte se daba por hecho y, de otra, reparte responsabilidades entre todos por lo que pueda pasar. Demasiadas expectativas creadas desde que Murtra – nada más llegar al sillón presidencial de la operadora , sustituyendo a José María Álvarez-Pallete, despedido por el Gobierno-, pusiera absolutamente todo en la compañía en revisión . Y el mercado ha reaccionado: la acción sufrió al cierre una caída histórica, perdiendo más de un 13%, cerrando por debajo de los 4 euros. Semejante respuesta es una enmienda a la totalidad a lo presentado, en el primer año con el Gobierno -Estado, vale, es más correcto ¿no?- en las tripas de Telefónica como máximo accionista.Cuando los Gobiernos –y más uno como el de Sánchez– entran en las empresas privadas, la gestión sale por la ventana y el accionista paga el pato. Es mi opinión. Como lo es que si el regulador del mercado, la CNMV, hubiese exigido a la teleco la semana pasada cuando se filtró el recorte del dividendo una aclaración pública probablemente muchos pequeños accionistas no habrían visto mermado hoy su capital invertido. Para eso existe la CNMV y su presidente, ¿no? En la última semana la operadora ha perdido un 17,9% de su valor total. Malo es que se filtre este tipo de información al mercado, pero peor es que no se compruebe y alerte una vez filtrado. Lo dicho, para mí, a priori, un apaño cuyas consecuencias no han hecho más que empezar. Por cierto, en la operadora dicen que venden Venezuela. Me apuesto un bolívar a que no. Ahí sí hay un plan.
‘Habemus’ plan. O no plan. Porque, mi primera impresión de lo presentado por Telefónica dista de ser un plan estratégico al uso y entra en la categoría de maniobra financiera de supervivencia.
Me explico. No incluye concreciones relevantes ni ‘guidance’ certificado que blinden … un compromiso con los inversores; no aparece ninguna operación de compra o consolidación más allá de declaraciones de intenciones; no se fija una generación de caja precisa al margen de rangos demasiado generalistas para un mercado que exige precisión y exactitud; no se contabiliza un volumen determinado de masa laboral, no se especifica el destino de Tech ni de Infra, ni de nada… en fin, no hay ni rastro de los parámetros de crecimiento que marcarían el ansiado papel de liderazgo que el ya no tan nuevo presidente de Telefónica, Marc Murtra, ha venido adelantando desde hace nueve meses.
¿Qué fue de la compra de Vodafone? ¿Y la de la alemana 1 & 1? ¿Qué pasó con la adquisición total de O2? ¿Y con la de Digi? Palabras al viento. Murtra dijo ayer que las anunciará cuando haya algo sólido, que mientras tanto para qué; criterio que se podría haber aplicado a la totalidad de lo presentado y haberse ahorrado el castigo de un decepcionado mercado.
Lo que sí aparece en el documento presentado por la operadora es la firme decisión de cortar a la mitad el dividendo desde el año que viene y el de dejarlo en el aire a partir de 2027. Eso y unas pérdidas milmillonarias en lo que va de año y una caída sustancial de los ingresos.
Y digo más, si la venta del negocio en ‘Hispam’ solo afloraba minusvalías, ¿por qué se corrió a ponerlo en marcha? En suma, mi primera impresión es que es una especie de apaño -no sé si calificarlo de ‘ñapa’- para fortalecer la caja a costa de los accionistas y enviar un mensaje en una botella a las agencias crediticias internacionales para que no se baje el ‘rating’ de la operadora.
Por cierto, Murtra ha querido dejar claro que cuenta con el «pleno respaldo» del consejo, y sus accionistas estratégicos -que son Criteria Caixa, el Estado, a través de la SEPI y STC, cada cual con alrededor del 10%, si bien a preguntas de este diario añadió a BBVA, que cuenta con un 5%-, lo que de una parte se daba por hecho y, de otra, reparte responsabilidades entre todos por lo que pueda pasar.
Demasiadas expectativas creadas desde que Murtra –nada más llegar al sillón presidencial de la operadora, sustituyendo a José María Álvarez-Pallete, despedido por el Gobierno-, pusiera absolutamente todo en la compañía en revisión. Y el mercado ha reaccionado: la acción sufrió al cierre una caída histórica, perdiendo más de un 13%, cerrando por debajo de los 4 euros. Semejante respuesta es una enmienda a la totalidad a lo presentado, en el primer año con el Gobierno -Estado, vale, es más correcto ¿no?- en las tripas de Telefónica como máximo accionista.
Cuando los Gobiernos –y más uno como el de Sánchez– entran en las empresas privadas, la gestión sale por la ventana y el accionista paga el pato. Es mi opinión. Como lo es que si el regulador del mercado, la CNMV, hubiese exigido a la teleco la semana pasada cuando se filtró el recorte del dividendo una aclaración pública probablemente muchos pequeños accionistas no habrían visto mermado hoy su capital invertido. Para eso existe la CNMV y su presidente, ¿no?
En la última semana la operadora ha perdido un 17,9% de su valor total. Malo es que se filtre este tipo de información al mercado, pero peor es que no se compruebe y alerte una vez filtrado. Lo dicho, para mí, a priori, un apaño cuyas consecuencias no han hecho más que empezar. Por cierto, en la operadora dicen que venden Venezuela. Me apuesto un bolívar a que no. Ahí sí hay un plan.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Volver a intentar
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Sigue navegando
Artículo solo para suscriptores
RSS de noticias de economia
