El sector del taxi en Bilbao está que trina desde hace una semana. Los primeros viajes de la empresa Cabify han supuesto una revolución para estos conductores, que hasta ahora habían sorteado la llegada de la compañía internacional de movilidad, tras la implantación de Uber en 2019. A partir de la semana próxima, las federaciones representadas en el sector pretenden organizarse para establecer un calendario de movilizaciones.
La compañía de VTC defiende su modelo como alternativa al coche privado
El sector del taxi en Bilbao está que trina desde hace una semana. Los primeros viajes de la empresa Cabify han supuesto una revolución para estos conductores, que hasta ahora habían sorteado la llegada de la compañía internacional de movilidad, tras la implantación de Uber en 2019. A partir de la semana próxima, las federaciones representadas en el sector pretenden organizarse para establecer un calendario de movilizaciones.
“El actual grado de reglamento y su aplicación por parte de las instituciones conduce a una confrontación social entre los taxistas y estas empresas”, resume el delegado ejecutivo de la UPTA Euskadi (Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos) en el sector del taxi, Mikel González. “Donde entran Uber y Cabify se destruye el mercado laboral, como hemos comprobado en otras ciudades europeas. Son incompatibles con el desarrollo de la economía local”, afirma.
Mikel González también pone el foco en las instituciones. “Tanto el Gobierno vasco, como las diputaciones o los ayuntamientos no toman medidas para que estas empresas operen dentro del marco legislativo establecido”, denuncia. Se queja de las “pocas inspecciones” que realizan la Ertzaintza y las diferentes policías locales a este tipo de coches “que circulan a sus anchas”.
Euskadi cuenta con una regulación estricta para los Vehículos de Transporte con Conductor (VTC). Entre otros aspectos —como la obligación de reserva previa—, el decreto prohíbe que los conductores de estas plataformas circulen por la calle en busca de clientes o realicen trayectos dentro de una misma ciudad. De ahí que el crecimiento de Uber en Bilbao haya sido limitado, frente a los 775 taxistas con licencia que operan en la principal ciudad vasca.
Ahora, Cabify busca ocupar un hueco en el mercado vizcaíno de la movilidad, que ya cuenta con unos “notables” servicios públicos de autobuses interurbanos y de metro, según las últimas encuestas elaboradas a personas usuarias. En todo caso, desde esta plataforma de transporte, se muestran “muy contentos porque nos faltaba una de las grandes plazas”. Actualmente, operan en 13 ciudades españolas, entre ellas, Santander, Santiago de Compostela o A Coruña, además de Madrid y Barcelona.
Su director general en España, Alberto González, presenta la empresa como “una alternativa al sector público que busca seguir desincentivando el uso del vehículo privado”. De hecho, han aterrizado en la capital vizcaína con “una flota de vehículos con etiqueta ECO”, es decir, eléctricos, híbridos enchufables e híbridos. Bilbao se convierte así en la primera ciudad española con esta modalidad de servicio.
En una entrevista en Radio Bilbao, Alberto González asegura que Cabify es “una intermediación entre usuarios y profesionales de la movilidad”. Dependiendo de la ciudad, “integramos servicios de VTC, de taxi o de vehículos compartidos”, aclara. “En definitiva, un elenco de soluciones de movilidad”. Aporta, además, algunos de sus datos: “30.000 personas han abierto nuestra aplicación en Bilbao, lo que revela el interés por operar aquí”.
Eso sí, no responde a la pregunta del número de vehículos que han llegado en este primer despliegue en Bilbao. “No nos gusta compartir ese dato”, admite. “Queremos medir un poco el termómetro de la ciudad para continuar con una estrategia progresiva”. El directivo sí ha detallado que operan con “una flota local que ya tiene sus propios conductores autónomos, amparados bajo la normativa laboral correspondiente a esta flota”.
Las asociaciones de comercio y hostelería de la villa llevan años quejándose de la falta de taxis. El problema surge, sobre todo, en picos de demanda, como los grandes eventos internacionales o en momentos extraordinarios, como el gran apagón, donde el área metropolitana de Bilbao se quedó sin transportes electrificados. Sin embargo, las asociaciones profesionales “niegan la mayor”. “No hay datos que avalen una cantidad escasa de taxistas”, recuerdan. El tiempo de espera para una carrera oscila entre los tres y los siete minutos, aunque admiten que en “puntualmente en algún momento del día” puede ser mayor.