España ha importado equipos y sistemas de armas por valor de 30.263 millones en los últimos 10 años, mientras que las exportaciones de material militar desde España ascendieron a 37.853 millones, lo que arroja un saldo positivo de 7.590 millones, según un estudio de la Fundación Alternativas. Sin embargo, advierten los autores de la investigación, este margen se ha ido estrechando en los últimos años y en 2023, por vez primera, el balance fue deficitario en 925 millones. Es decir, se importaron más armas de las que se exportaron.
Dos terceras partes de las importaciones procedieron de Alemania y Francia. Los principales suministradores fuera de la OTAN son Arabia Saudí, Israel y Australia
Dos terceras partes de las importaciones procedieron de Alemania y Francia. Los principales suministradores fuera de la OTAN son Arabia Saudí, Israel y Australia


España ha importado equipos y sistemas de armas por valor de 30.263 millones en los últimos 10 años, mientras que las exportaciones de material militar desde España ascendieron a 37.853 millones, lo que arroja un saldo positivo de 7.590 millones, según un estudio de la Fundación Alternativas. Sin embargo, advierten los autores de la investigación, este margen se ha ido estrechando en los últimos años y en 2023, por vez primera, el balance fue deficitario en 925 millones. Es decir, se importaron más armas de las que se exportaron.
El promedio de las importaciones en esa década fue de 2.747 millones anuales, con un mínimo de 1.749 millones en 2012 y un máximo de 4.689 en 2023, el año en que se produjo el saldo negativo. Dos terceras partes de las importaciones procedieron de Alemania, que ha ido ganando peso hasta proporcionar el 48% del total; y Francia, que ha bajado del 51% al 29%, según el estudio, titulado El aumento del gasto de defensa español. Financiación y necesidades.
Las importaciones de EE UU están en un promedio anual del 5% del total, “un volumen cuantitativo relativamente bajo que necesitaría un análisis cualitativo relacionado con el tipo de sistemas o productos de origen norteamericano”, matizan los autores. Aunque no lo mencionan, una posible explicación es que muchas importaciones desde Alemania y Francia corresponden en realidad a componentes de programas conjuntos (Eurofighter, A400M) que luego se reexportan desde España.
El 88,34% de las importaciones de armas corresponden a países de la OTAN, mientras que los principales suministradores fuera de la Alianza Atlántica son Arabia Saudí, Israel y Australia. Según el estudio, el Ministerio de Defensa ha importado armas israelíes por valor de 384 millones en el periodo 2010-2023, lo que convierte a Israel en el noveno suministrador de las Fuerzas Armadas españolas durante este periodo. Estas importaciones, subrayan los autores, pueden estar ligadas a “productos o tecnologías muy sensibles desde el punto de vista de la seguridad nacional o a programas en colaboración con tecnólogos israelíes para capacidades operativas prioritarias”. El Ministerio de Defensa ha anunciado recientemente una “desconexión tecnológica” con Israel, de forma que no se adquirirán sistemas que incorporen su tecnología, aunque sí se mantendrán los equipos ya en servicio en las Fuerzas Armadas.
Deuda e impuestos
En relación con el presupuesto de defensa, el estudio advierte que la tendencia, con relación al PIB, ha sido en los últimos años divergente, ya que mientras este último crecía, el gasto militar “decrecía o, en el mejor de los casos, se mantenía constante”. Reconoce que la posición de España es “compleja”, porque debe hacer un esfuerzo muy significativo en muy poco tiempo, y advierte de “la limitada capacidad de absorción de la industria española, cuyo tamaño no permite que los aumentos sean capitalizados en su totalidad”, lo que llevará a un incremento de las importaciones de material militar. “Es necesario encontrar un equilibrio entre el presupuesto y el tamaño de la industria, algo que no se puede obtener en el corto plazo”, advierte.
Los autores señalan que, para suplir la falta de presupuesto, se ha recurrido hasta ahora a realizar transferencias o suplementos de crédito al Ministerio de Defensa, así como a tirar del fondo de contingencia, pero estas fórmulas presentan problemas, al tener que ejecutarse dentro del ejercicio presupuestario y generar inseguridad jurídica. “No parece que únicamente a través de la flexibilización del déficit público sea posible financiar el gasto en defensa”, advierten. “La emisión de deuda o el incremento impositivo, junto con el impacto del aumento en la actividad económica, son las vías posibles de financiación”, concluyen, apuntando a unas vías (endeudamiento y aumento de impuestos) que ha descartado el Gobierno.
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Sobre la firma

Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.
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