Hasta el 26 de julio, el Teatro Bellas Artes de Madrid va a tener ‘Goteras’, una divertida excusa para viajar en el tiempo y descubrir qué sucede cuando alguien descubre que su vecino es él mismo, pero dentro de treinta años. En esta comedia de Marc de la Varga, Gonzalo Ramos viaja en el tiempo, algo que no quisiera para sí mismo: «Me daría terror descubrir cómo soy dentro de unos años, si he triunfado o fracasado, porque en ese misterio radica la belleza de no saber. La vida es una aventura y conocer el final le quita la magia». El actor, que lleva ya más de 50 funciones, siente que la obra es «como subirse a una ola, surfearla y llegar a la orilla para alcanzar la arena. No desaparezco de escena, algo que realmente disfruto». Llega todos los días al teatro después de pasar la jornada grabado ‘La promesa’ , que le ha dado una tremenda popularidad : «Es una suerte participar en una serie con tanto éxito». Pero lejos de sentirse agotado, siente un chute de energía al subirse al escenario.TE RECOMENDAMOs estandar No Nace Lucas José Luis Martínez-Almeida y Teresa Urquijo ya son padres Daniella Bejarano estandar No La mujer que podría haber conquistado a Vanesa Martín fue niñera de las hijas de Julio Iglesias Marina Ortiz CortésSi de algo se siente orgulloso es de su «ética del trabajo». «Soy disciplinado, metódico, me esfuerzo. Pero es un rasgo que va más allá de lo profesional, también lo soy en lo personal porque quiero mucho a los míos ». Reconoce que tanta entrega «a veces puede llevar a la obsesión. Aunque no es algo que realmente quisiera cambiar porque uno debe abrazar su forma de ser, incluso con defectos. Todo eso, lo bueno y lo malo, acaba por definirme».Para Gonzalo, su familia lo es todo: «En casa, con ellos, encuentro la paz. Puedo ser una persona detallista , quiero cuidarles, todos mis intentos van desde el afecto, pero soy un poco manazas y tengo tantas cosas entre manos que me veo sobrepasado». Aunque si hay algo a lo que no puede enfrentarse porque realmente le saca de quicio, es la burocracia: « Me desenamoro de la vida con los trámites , con el papeleo. Lo reconozco, me rindo». Por el contrario, si algo le apasiona son las montañas rusas: «Vamos mi hijo y yo viajando por el mundo para subirnos a todas, buscando la emoción en cada una de las atracciones».Gonzalo no disimula el amor que siente por su mujer, Sofía Escobar : «A ella la quiero la vida entera». Y reconoce que su historia de amor «es de película»: «Ella es soprano y actriz de musicales. La vi en Londres actuando en ‘El fantasma de la ópera’ y fue un flechazo instantáneo. Le mandé un mensaje por X (la red social antes conocida como Twitter) y me contestó, iniciándose así una conversación que terminó en una cita». Y hasta ahora. Que ambos compartan profesión ha tenido sus ventajas: «En nuestras vidas hay un grado de caos (que si los viajes, los horarios…), no es una vida convencional, pero nos entendemos mucho, formamos un buen equipo. Pero todo fue una casualidad, no fue una decisión consciente, me hubiera enamorado de ella aunque hubiera sido abogada».Ya tienen un hijo de once años, pero la familia ha incorporado un nuevo miembro recientemente: «Te ves otra vez con pañales, durmiendo poco y mal , pero son cosas que ya anticipas, que ya conoces. Resulta mágico ver cómo día a día vas conociendo mejor a esa criatura que va creciendo ante tus ojos». El actor reconoce que ser padre le ha hecho mejor persona e, incluso, mejor actor: «Por un lado dejas a un lado el ego -ese yo, yo, yo que gobernaba tu vida- y te pones al servicio de esas personas que te necesitan a partir de ahora. Tú pasas entonces a un segundo plano y recolocas tus prioridades , lo cual es una bofetada de realidad. Por otro, descubres un nivel de profundidad emocional que ni sospechabas y eso te sirve para ampliar la expresión de un abanico de sentimientos que antes se te escapaban».Diario personalEl ‘emoji’ que más usa: «El de la carita sonriente que se derrite, porque así me siento yo ahora mismo con tanto trabajo, a punto de derretirme por el agotamiento. Voy de cabeza a todas partes».Se haría un ‘selfie’ con: «Mi familia».Un sacrificio por la fama: «Nunca he perseguido la fama, pero al final te acompaña por el trabajo que realizas. Tal vez haya sacrificado la paz mental por culpa de la inestabilidad de un trabajo marcado por la incertidumbre».Un momento ‘tierra, trágame’: «Suelo reírme de mí mismo y de lo que me pasa. Pero recuerdo cómo, durante una función, tenía que esperar un efecto de sonido para seguir hablando. Pero no sonó y me quedé esperando, tieso, sin saber qué hacer y con el corazón a mil. Lo pasé fatal».Algo que no puede faltar en su día a día: «Entrenar, por lo menos, 20 minutos».Un lugar para perderse: «En el Parque temático Cedar Point, en Ohio, Estados Unidos, donde se encuentran las montañas rusas más grandes del mundo. Mi favorita es la Steel Vengeance. Aunque la española Dragan Kahn ocupa un rinconcito de mi corazón».Su primer beso: «Es un recuerdo bonito. Fue en un teatro. Se paró el tiempo y sentí el cosquilleo de los nervios».Tiene miedo a: «Mi propia fragilidad en los momentos en que me falla la voluntad».Un propósito: «Dormir más. Lo intento, pero no lo consigo porque tengo mil cosas en la cabeza y mi cuerpo va revolucionado. No descanso bien».Dentro de 10 años se ve: «Ahora me siento pleno, realizado, en el plano personal y profesional. Espero que eso no cambie. Me veo con la familia, trabajando, cumpliendo mis sueños».Gonzalo Ramos, de niño ReDESEl pequeño Gonzalo: «Era hijo único, así que mis amiguitos acabaron siendo como mi familia. Era un niño sociable, pero con mucha imaginación y con un rico mundo interior. Me gustaba inventar juegos, crear mis propias aventuras. Parte de eso se fue con la adolescencia, pero luego recuperé ese niño interior, algo muy importante para seguir soñando. No descubrí mi vocación hasta los once años, cuando me apunté al grupo de teatro porque me gustaba una niña. Al final no conseguí conquistarla, pero descubrí mi pasión». Hasta el 26 de julio, el Teatro Bellas Artes de Madrid va a tener ‘Goteras’, una divertida excusa para viajar en el tiempo y descubrir qué sucede cuando alguien descubre que su vecino es él mismo, pero dentro de treinta años. En esta comedia de Marc de la Varga, Gonzalo Ramos viaja en el tiempo, algo que no quisiera para sí mismo: «Me daría terror descubrir cómo soy dentro de unos años, si he triunfado o fracasado, porque en ese misterio radica la belleza de no saber. La vida es una aventura y conocer el final le quita la magia». El actor, que lleva ya más de 50 funciones, siente que la obra es «como subirse a una ola, surfearla y llegar a la orilla para alcanzar la arena. No desaparezco de escena, algo que realmente disfruto». Llega todos los días al teatro después de pasar la jornada grabado ‘La promesa’ , que le ha dado una tremenda popularidad : «Es una suerte participar en una serie con tanto éxito». Pero lejos de sentirse agotado, siente un chute de energía al subirse al escenario.TE RECOMENDAMOs estandar No Nace Lucas José Luis Martínez-Almeida y Teresa Urquijo ya son padres Daniella Bejarano estandar No La mujer que podría haber conquistado a Vanesa Martín fue niñera de las hijas de Julio Iglesias Marina Ortiz CortésSi de algo se siente orgulloso es de su «ética del trabajo». «Soy disciplinado, metódico, me esfuerzo. Pero es un rasgo que va más allá de lo profesional, también lo soy en lo personal porque quiero mucho a los míos ». Reconoce que tanta entrega «a veces puede llevar a la obsesión. Aunque no es algo que realmente quisiera cambiar porque uno debe abrazar su forma de ser, incluso con defectos. Todo eso, lo bueno y lo malo, acaba por definirme».Para Gonzalo, su familia lo es todo: «En casa, con ellos, encuentro la paz. Puedo ser una persona detallista , quiero cuidarles, todos mis intentos van desde el afecto, pero soy un poco manazas y tengo tantas cosas entre manos que me veo sobrepasado». Aunque si hay algo a lo que no puede enfrentarse porque realmente le saca de quicio, es la burocracia: « Me desenamoro de la vida con los trámites , con el papeleo. Lo reconozco, me rindo». Por el contrario, si algo le apasiona son las montañas rusas: «Vamos mi hijo y yo viajando por el mundo para subirnos a todas, buscando la emoción en cada una de las atracciones».Gonzalo no disimula el amor que siente por su mujer, Sofía Escobar : «A ella la quiero la vida entera». Y reconoce que su historia de amor «es de película»: «Ella es soprano y actriz de musicales. La vi en Londres actuando en ‘El fantasma de la ópera’ y fue un flechazo instantáneo. Le mandé un mensaje por X (la red social antes conocida como Twitter) y me contestó, iniciándose así una conversación que terminó en una cita». Y hasta ahora. Que ambos compartan profesión ha tenido sus ventajas: «En nuestras vidas hay un grado de caos (que si los viajes, los horarios…), no es una vida convencional, pero nos entendemos mucho, formamos un buen equipo. Pero todo fue una casualidad, no fue una decisión consciente, me hubiera enamorado de ella aunque hubiera sido abogada».Ya tienen un hijo de once años, pero la familia ha incorporado un nuevo miembro recientemente: «Te ves otra vez con pañales, durmiendo poco y mal , pero son cosas que ya anticipas, que ya conoces. Resulta mágico ver cómo día a día vas conociendo mejor a esa criatura que va creciendo ante tus ojos». El actor reconoce que ser padre le ha hecho mejor persona e, incluso, mejor actor: «Por un lado dejas a un lado el ego -ese yo, yo, yo que gobernaba tu vida- y te pones al servicio de esas personas que te necesitan a partir de ahora. Tú pasas entonces a un segundo plano y recolocas tus prioridades , lo cual es una bofetada de realidad. Por otro, descubres un nivel de profundidad emocional que ni sospechabas y eso te sirve para ampliar la expresión de un abanico de sentimientos que antes se te escapaban».Diario personalEl ‘emoji’ que más usa: «El de la carita sonriente que se derrite, porque así me siento yo ahora mismo con tanto trabajo, a punto de derretirme por el agotamiento. Voy de cabeza a todas partes».Se haría un ‘selfie’ con: «Mi familia».Un sacrificio por la fama: «Nunca he perseguido la fama, pero al final te acompaña por el trabajo que realizas. Tal vez haya sacrificado la paz mental por culpa de la inestabilidad de un trabajo marcado por la incertidumbre».Un momento ‘tierra, trágame’: «Suelo reírme de mí mismo y de lo que me pasa. Pero recuerdo cómo, durante una función, tenía que esperar un efecto de sonido para seguir hablando. Pero no sonó y me quedé esperando, tieso, sin saber qué hacer y con el corazón a mil. Lo pasé fatal».Algo que no puede faltar en su día a día: «Entrenar, por lo menos, 20 minutos».Un lugar para perderse: «En el Parque temático Cedar Point, en Ohio, Estados Unidos, donde se encuentran las montañas rusas más grandes del mundo. Mi favorita es la Steel Vengeance. Aunque la española Dragan Kahn ocupa un rinconcito de mi corazón».Su primer beso: «Es un recuerdo bonito. Fue en un teatro. Se paró el tiempo y sentí el cosquilleo de los nervios».Tiene miedo a: «Mi propia fragilidad en los momentos en que me falla la voluntad».Un propósito: «Dormir más. Lo intento, pero no lo consigo porque tengo mil cosas en la cabeza y mi cuerpo va revolucionado. No descanso bien».Dentro de 10 años se ve: «Ahora me siento pleno, realizado, en el plano personal y profesional. Espero que eso no cambie. Me veo con la familia, trabajando, cumpliendo mis sueños».Gonzalo Ramos, de niño ReDESEl pequeño Gonzalo: «Era hijo único, así que mis amiguitos acabaron siendo como mi familia. Era un niño sociable, pero con mucha imaginación y con un rico mundo interior. Me gustaba inventar juegos, crear mis propias aventuras. Parte de eso se fue con la adolescencia, pero luego recuperé ese niño interior, algo muy importante para seguir soñando. No descubrí mi vocación hasta los once años, cuando me apunté al grupo de teatro porque me gustaba una niña. Al final no conseguí conquistarla, pero descubrí mi pasión».
El actor, uno de los protagonistas de ‘La promesa’, estrena en Madrid la obra ‘Goteras’ y nos habla de su carácter, de cómo conoció a su mujer, de la paternidad
Hasta el 26 de julio, el Teatro Bellas Artes de Madrid va a tener ‘Goteras’, una divertida excusa para viajar en el tiempo y descubrir qué sucede cuando alguien descubre que su vecino es él mismo, pero dentro de treinta años. En esta comedia de Marc de la Varga, Gonzalo Ramos viaja en el tiempo, algo que no quisiera para sí mismo: «Me daría terror descubrir cómo soy dentro de unos años, si he triunfado o fracasado, porque en ese misterio radica la belleza de no saber. La vida es una aventura y conocer el final le quita la magia».
El actor, que lleva ya más de 50 funciones, siente que la obra es «como subirse a una ola, surfearla y llegar a la orilla para alcanzar la arena. No desaparezco de escena, algo que realmente disfruto». Llega todos los días al teatro después de pasar la jornada grabado ‘La promesa’, que le ha dado una tremenda popularidad: «Es una suerte participar en una serie con tanto éxito». Pero lejos de sentirse agotado, siente un chute de energía al subirse al escenario.
Si de algo se siente orgulloso es de su «ética del trabajo». «Soy disciplinado, metódico, me esfuerzo. Pero es un rasgo que va más allá de lo profesional, también lo soy en lo personal porque quiero mucho a los míos». Reconoce que tanta entrega «a veces puede llevar a la obsesión. Aunque no es algo que realmente quisiera cambiar porque uno debe abrazar su forma de ser, incluso con defectos. Todo eso, lo bueno y lo malo, acaba por definirme».
Para Gonzalo, su familia lo es todo: «En casa, con ellos, encuentro la paz. Puedo ser una persona detallista, quiero cuidarles, todos mis intentos van desde el afecto, pero soy un poco manazas y tengo tantas cosas entre manos que me veo sobrepasado». Aunque si hay algo a lo que no puede enfrentarse porque realmente le saca de quicio, es la burocracia: «Me desenamoro de la vida con los trámites, con el papeleo. Lo reconozco, me rindo». Por el contrario, si algo le apasiona son las montañas rusas: «Vamos mi hijo y yo viajando por el mundo para subirnos a todas, buscando la emoción en cada una de las atracciones».
Gonzalo no disimula el amor que siente por su mujer, Sofía Escobar: «A ella la quiero la vida entera». Y reconoce que su historia de amor «es de película»: «Ella es soprano y actriz de musicales. La vi en Londres actuando en ‘El fantasma de la ópera’ y fue un flechazo instantáneo. Le mandé un mensaje por X (la red social antes conocida como Twitter) y me contestó, iniciándose así una conversación que terminó en una cita». Y hasta ahora. Que ambos compartan profesión ha tenido sus ventajas: «En nuestras vidas hay un grado de caos (que si los viajes, los horarios…), no es una vida convencional, pero nos entendemos mucho, formamos un buen equipo. Pero todo fue una casualidad, no fue una decisión consciente, me hubiera enamorado de ella aunque hubiera sido abogada».
Ya tienen un hijo de once años, pero la familia ha incorporado un nuevo miembro recientemente: «Te ves otra vez con pañales, durmiendo poco y mal, pero son cosas que ya anticipas, que ya conoces. Resulta mágico ver cómo día a día vas conociendo mejor a esa criatura que va creciendo ante tus ojos». El actor reconoce que ser padre le ha hecho mejor persona e, incluso, mejor actor: «Por un lado dejas a un lado el ego -ese yo, yo, yo que gobernaba tu vida- y te pones al servicio de esas personas que te necesitan a partir de ahora. Tú pasas entonces a un segundo plano y recolocas tus prioridades, lo cual es una bofetada de realidad. Por otro, descubres un nivel de profundidad emocional que ni sospechabas y eso te sirve para ampliar la expresión de un abanico de sentimientos que antes se te escapaban».
Diario personal
El ‘emoji’ que más usa: «El de la carita sonriente que se derrite, porque así me siento yo ahora mismo con tanto trabajo, a punto de derretirme por el agotamiento. Voy de cabeza a todas partes».
Se haría un ‘selfie’ con: «Mi familia».
Un sacrificio por la fama: «Nunca he perseguido la fama, pero al final te acompaña por el trabajo que realizas. Tal vez haya sacrificado la paz mental por culpa de la inestabilidad de un trabajo marcado por la incertidumbre».
Un momento ‘tierra, trágame’: «Suelo reírme de mí mismo y de lo que me pasa. Pero recuerdo cómo, durante una función, tenía que esperar un efecto de sonido para seguir hablando. Pero no sonó y me quedé esperando, tieso, sin saber qué hacer y con el corazón a mil. Lo pasé fatal».
Algo que no puede faltar en su día a día: «Entrenar, por lo menos, 20 minutos».
Un lugar para perderse: «En el Parque temático Cedar Point, en Ohio, Estados Unidos, donde se encuentran las montañas rusas más grandes del mundo. Mi favorita es la Steel Vengeance. Aunque la española Dragan Kahn ocupa un rinconcito de mi corazón».
Su primer beso: «Es un recuerdo bonito. Fue en un teatro. Se paró el tiempo y sentí el cosquilleo de los nervios».
Tiene miedo a: «Mi propia fragilidad en los momentos en que me falla la voluntad».
Un propósito: «Dormir más. Lo intento, pero no lo consigo porque tengo mil cosas en la cabeza y mi cuerpo va revolucionado. No descanso bien».
Dentro de 10 años se ve: «Ahora me siento pleno, realizado, en el plano personal y profesional. Espero que eso no cambie. Me veo con la familia, trabajando, cumpliendo mis sueños».
ReDES
El pequeño Gonzalo: «Era hijo único, así que mis amiguitos acabaron siendo como mi familia. Era un niño sociable, pero con mucha imaginación y con un rico mundo interior. Me gustaba inventar juegos, crear mis propias aventuras. Parte de eso se fue con la adolescencia, pero luego recuperé ese niño interior, algo muy importante para seguir soñando. No descubrí mi vocación hasta los once años, cuando me apunté al grupo de teatro porque me gustaba una niña. Al final no conseguí conquistarla, pero descubrí mi pasión».
RSS de noticias de gente