<p>No fueron lágrimas por su mayor fracaso político, ni por el frígido respaldo que le dio el primer ministro, <a href=»https://www.elmundo.es/internacional/keir-starmer.html»>Keir Starmer</a>, ni por los rumores de cese -o dimisión forzada- de su cargo que se habían adueñado de Londres. Cuando la ministra de Finanzas británica, <strong>Rachel Reeves</strong>, <a href=»https://www.elmundo.es/economia/macroeconomia/2025/07/02/686564e521efa039798b45ac.html» target=»_blank»>se quedó el martes mirando a Starmer con la cara descompuesta y los ojos rojos e hinchados</a> en la Cámara de los Comunes, fue «por un asunto personal y no voy a entrar en eso». Ésas fueron sus palabras ayer, ante las cámaras de televisión. «Es claro que estaba disgustada, y todo el mundo podía verlo», admitió Reeves. «Pero los miércoles a las 12 del mediodía mi trabajo como ministra de Finanzas es estar junto al primer ministro para apoyar al Gobierno», zanjó.</p>
El laborismo, a día de hoy, es, literalmente, el Gobierno y la oposición en el Parlamento de Westminster
<p>No fueron lágrimas por su mayor fracaso político, ni por el frígido respaldo que le dio el primer ministro, <a href=»https://www.elmundo.es/internacional/keir-starmer.html»>Keir Starmer</a>, ni por los rumores de cese -o dimisión forzada- de su cargo que se habían adueñado de Londres. Cuando la ministra de Finanzas británica, <strong>Rachel Reeves</strong>, <a href=»https://www.elmundo.es/economia/macroeconomia/2025/07/02/686564e521efa039798b45ac.html» target=»_blank»>se quedó el martes mirando a Starmer con la cara descompuesta y los ojos rojos e hinchados</a> en la Cámara de los Comunes, fue «por un asunto personal y no voy a entrar en eso». Ésas fueron sus palabras ayer, ante las cámaras de televisión. «Es claro que estaba disgustada, y todo el mundo podía verlo», admitió Reeves. «Pero los miércoles a las 12 del mediodía mi trabajo como ministra de Finanzas es estar junto al primer ministro para apoyar al Gobierno», zanjó.</p>
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