Entre los genes que heredamos de nuestros progenitores, hay rasgos fisonómicos, predisposición a contraer enfermedades…, pero, que sepamos, el genio no se hereda . Sin embargo, hay familias que parecen llevar la creatividad en el ADN . Es el caso de los Madrazo , una de las sagas más influyentes y reconocidas del arte español. Hasta tres generaciones de pintores brillaron con luz propia en los siglos XIX y XX. José de Madrazo , figura del neoclasicismo y discípulo de Jacques-Louis David; su hijo Federico , gran retratista del romanticismo español y discípulo de Ingres –abuelo y padre fueron pintores de corte y directores del Prado–, y su nieto Raimundo . Tenía éste varios tíos pintores (Pedro y Luis), otro tío arquitecto (Juan), un hermano pintor (Ricardo), era íntimo amigo y cuñado del pintor Mariano Fortuny, casado con su hermana Cecilia . También se dedicó a la pintura su hijo Cocó. La Fundación Mapfre le dedica a Raimundo de Madrazo su primera gran retrospectiva (del 19 de septiembre al 18 de enero de 2026), coproducida con el Meadows Museum de Dallas , adonde viajará la muestra en 2026. La comisaria, Amaya Alzaga, ha hecho un gran trabajo de investigación y de descubrimiento del paradero de algunas obras. De las cerca de 400 que conforman su corpus, la exposición, que debía haberse inaugurado en 2020 con motivo del centenario de su muerte , pero el Covid dio al traste con el proyecto, reúne un centenar, incluidas casi todas sus obras maestras y algunas inéditas que han salido a la luz. Alzaga emprendió en internet una campaña de búsqueda . Aparecieron los retratos del actor y amigo del pintor Benoît-Constant Coquelin y de una niña con vestido rosa, que como curiosidad estaba en la Colección del Museo Juan Pablo II de Varsovia. Noticias relacionadas reportaje Si Cien años de Leica, la cámara que cambió el mundo Natividad Pulido reportaje Si La galería central del Prado muda su piel… y es azul Natividad PulidoNacido en Roma en 1841, Raimundo de Madrazo y Garreta fue un pintor precoz. Con solo 13 años ingresa en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Comenzó, siguiendo los pasos de sus antepasados, con la pintura de Historia. Hay en la exposición buenos ejemplos de sus inicios. Cosmopolita, se trasladó en 1862 a París , donde vivió y trabajó casi toda su vida. Para disgusto de su padre, quiso desligarse del apellido Madrazo y abandona la pintura de Historia por la de género, primero, y los retratos mundanos , después, muy del gusto burgués de la época . Logró hacerse un nombre en la alta sociedad parisina, donde se movía como pez en el agua. Entre sus retratados, los duques de Alba, el marqués de Casa Riera, la condesa de Villagonzalo (cuenta con un marco suntuoso) o la reina regente María Cristina. Para el retrato real usó el cuerpo de Aline Masson. Fue un escándalo. Se halla en la embajada española en París.Raimundo de Madrazo. ‘Autorretrato’, 1901 Meadows Museum, Dallas Algunas de las modelos de la alta sociedad parisina tienen vidas de lo más disolutas. Como la marquesa d’Hervey de Saint-Denys , célebre por sus infidelidades. Cuentan que solía ‘salir de caza’ por París en busca de amantes. En uno de los retratos aparece como Diana cazadora. En otro, con un tocado imposible de cisne. También retrata a Laure Hayman , cortesana y musa de escritores y artistas. Ambas no solo inspiraron a Proust personajes de ‘En busca del tiempo perdido’ ; eran el alma de bailes de máscaras que dejaban a los de Capote a la altura de un parque infantil. Los tres retratos de la alegre marquesa han sido cedidos por el Orsay parisino. Parece que sus responsables están pensando que alguno de ellos pase de los almacenes a las salas de la colección permanente. También cuelgan retratos de su segunda esposa, María Hahn , de origen venezolano, y la hermana de ésta, Clarita Seminario (retratada en un cuadro propiedad de Lorenzo Castillo). El marchante Samuel P. Avery, los coleccionistas y mecenas William Hood Stewart y Archer Milton Huntington o la familia Vanderbilt (retrató a algunos de sus miembros, como la pequeña Gertrude, futura fundadora del Whitney Museum) le abrieron las puertas del mercado norteamericano. Pasó allí largas temporadas entre 1897 y 1910. sdfgsdfgdsfgsdfgs Arriba, ‘Salida del baile de máscaras’, 1878. Sobre estas líneas, a la izquierda, Aline Masson, detalle. A la derecha, ‘La marquesa d’Hervey Saint-Denys como la diosa Diana’, 1888 Colección particular/Museo d’Orsay, ParísConsiderado el Sargent español o el Vermeer del siglo XIX , «su pintura nos obliga a detener la mirada. Recoge el testigo del Greco y de Goya», dice la comisaria, que subraya el virtuosismo de Raimundo de Madrazo, su técnica impecable, la gran calidad de su pintura, «parangonable a la de su padre». Hace especial hincapié en su maestría pintando tejidos, la piel (carnaciones) las manos (gestualidad), los silencios. Pese a ello y el éxito del que gozó en vida ( Van Gogh se hallaba entre sus admiradores), la historia del Arte, advierte Alzaga, ‘mató’ al pintor, que cayó en el olvido . No se le concedió un lugar en la modernidad. Quizás dicho ninguneo se deba a que la suya no fue una pintura académica, pero tampoco de vanguardia. Se quedó en un punto medio. «Nació en un tiempo equivocado , paralelo a la modernidad, y murió fuera de su tiempo», apunta Alzaga. Pese a que museos como el Metropolitan de Nueva York, el Orsay de París y el Prado, así como colecciones privadas de pedigrí (Abelló, Koplowitz, Carmen Thyssen), tienen obras de Raimundo de Madrazo –algunas, en la muestra–, las obras llegaron a través de donaciones (las del Prado , a través de Ramón de Errazu , mecenas del pintor, en 1904), pero no de adquisiciones.Dos incorporaciones al corpus pictórico de Raimundo de Madrazo. A la izquierda, ‘Retrato de Benoît-Constant Coquelin. A la derecha, ‘Retrato de niña con vestido rosa’ Colección particular de París/Museo Juan pablo II, VarsoviaSu estrecha amistad con Mariano Fortuny (de quien se exhibe una copia de su máscara mortuoria; murió prematuramente a los 36 años) ocupa un apartado de la exposición. Estuvieron juntos en Roma, en Granada, en Sevilla… Las mujeres protagonizan buena parte de su carrera y de la exposición. «Fue un gran pintor de mujeres », dice la comisaria. Por un lado, capta el exotismo andaluz. Por otro, la elegancia parisina. Liberadas de las tareas del hogar, las mujeres de la alta sociedad disfrutan del ‘dolce far niente’ . Retrata a mujeres indolentes, ensimismadas , ociosas, que leen, tocan el piano, duermen la siesta… Gran retratista mundano de la soledad femenina , se exhibe una espléndida galería de retratos. En uno, el pintor-voyeur se cuela en la toilette de una de esas mujeres: un atrevido desnudo que colgó junto a ‘Triste herencia’ de Sorolla en la Exposición Universal de 1900. Mención aparte merece su modelo fetiche, Aline Masson . Pese a aparecer en unas setenta obras, sigue siendo un fantasma. No sabemos nada de ella. Según la comisaria, «se la ha tragado la Historia» . Se dice que era la hija del conserje de la mansión parisina del marqués de Casa Riera. El estudio del pintor estaba muy cerca. También se especula sobre si pintor y musa mantuvieron un romance. Quizás algún día conozcamos su biografía a través de su correspondencia. No desespera Amaya Alzaga. Al final de su vida, Raimundo se estableció en su casa de Versalles , donde murió en 1920. En su estudio, un retrato de Historia inacabado: ‘Recibimiento de Colón por los Reyes Católicos’. De su fallecimiento dio buena cuenta la portada de ABC del 22 de septiembre: «París. Muerto ilustre ». La de este miércoles, la ocupa otro muerto ilustre: Robert Redford . Entre los genes que heredamos de nuestros progenitores, hay rasgos fisonómicos, predisposición a contraer enfermedades…, pero, que sepamos, el genio no se hereda . Sin embargo, hay familias que parecen llevar la creatividad en el ADN . Es el caso de los Madrazo , una de las sagas más influyentes y reconocidas del arte español. Hasta tres generaciones de pintores brillaron con luz propia en los siglos XIX y XX. José de Madrazo , figura del neoclasicismo y discípulo de Jacques-Louis David; su hijo Federico , gran retratista del romanticismo español y discípulo de Ingres –abuelo y padre fueron pintores de corte y directores del Prado–, y su nieto Raimundo . Tenía éste varios tíos pintores (Pedro y Luis), otro tío arquitecto (Juan), un hermano pintor (Ricardo), era íntimo amigo y cuñado del pintor Mariano Fortuny, casado con su hermana Cecilia . También se dedicó a la pintura su hijo Cocó. La Fundación Mapfre le dedica a Raimundo de Madrazo su primera gran retrospectiva (del 19 de septiembre al 18 de enero de 2026), coproducida con el Meadows Museum de Dallas , adonde viajará la muestra en 2026. La comisaria, Amaya Alzaga, ha hecho un gran trabajo de investigación y de descubrimiento del paradero de algunas obras. De las cerca de 400 que conforman su corpus, la exposición, que debía haberse inaugurado en 2020 con motivo del centenario de su muerte , pero el Covid dio al traste con el proyecto, reúne un centenar, incluidas casi todas sus obras maestras y algunas inéditas que han salido a la luz. Alzaga emprendió en internet una campaña de búsqueda . Aparecieron los retratos del actor y amigo del pintor Benoît-Constant Coquelin y de una niña con vestido rosa, que como curiosidad estaba en la Colección del Museo Juan Pablo II de Varsovia. Noticias relacionadas reportaje Si Cien años de Leica, la cámara que cambió el mundo Natividad Pulido reportaje Si La galería central del Prado muda su piel… y es azul Natividad PulidoNacido en Roma en 1841, Raimundo de Madrazo y Garreta fue un pintor precoz. Con solo 13 años ingresa en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Comenzó, siguiendo los pasos de sus antepasados, con la pintura de Historia. Hay en la exposición buenos ejemplos de sus inicios. Cosmopolita, se trasladó en 1862 a París , donde vivió y trabajó casi toda su vida. Para disgusto de su padre, quiso desligarse del apellido Madrazo y abandona la pintura de Historia por la de género, primero, y los retratos mundanos , después, muy del gusto burgués de la época . Logró hacerse un nombre en la alta sociedad parisina, donde se movía como pez en el agua. Entre sus retratados, los duques de Alba, el marqués de Casa Riera, la condesa de Villagonzalo (cuenta con un marco suntuoso) o la reina regente María Cristina. Para el retrato real usó el cuerpo de Aline Masson. Fue un escándalo. Se halla en la embajada española en París.Raimundo de Madrazo. ‘Autorretrato’, 1901 Meadows Museum, Dallas Algunas de las modelos de la alta sociedad parisina tienen vidas de lo más disolutas. Como la marquesa d’Hervey de Saint-Denys , célebre por sus infidelidades. Cuentan que solía ‘salir de caza’ por París en busca de amantes. En uno de los retratos aparece como Diana cazadora. En otro, con un tocado imposible de cisne. También retrata a Laure Hayman , cortesana y musa de escritores y artistas. Ambas no solo inspiraron a Proust personajes de ‘En busca del tiempo perdido’ ; eran el alma de bailes de máscaras que dejaban a los de Capote a la altura de un parque infantil. Los tres retratos de la alegre marquesa han sido cedidos por el Orsay parisino. Parece que sus responsables están pensando que alguno de ellos pase de los almacenes a las salas de la colección permanente. También cuelgan retratos de su segunda esposa, María Hahn , de origen venezolano, y la hermana de ésta, Clarita Seminario (retratada en un cuadro propiedad de Lorenzo Castillo). El marchante Samuel P. Avery, los coleccionistas y mecenas William Hood Stewart y Archer Milton Huntington o la familia Vanderbilt (retrató a algunos de sus miembros, como la pequeña Gertrude, futura fundadora del Whitney Museum) le abrieron las puertas del mercado norteamericano. Pasó allí largas temporadas entre 1897 y 1910. sdfgsdfgdsfgsdfgs Arriba, ‘Salida del baile de máscaras’, 1878. Sobre estas líneas, a la izquierda, Aline Masson, detalle. A la derecha, ‘La marquesa d’Hervey Saint-Denys como la diosa Diana’, 1888 Colección particular/Museo d’Orsay, ParísConsiderado el Sargent español o el Vermeer del siglo XIX , «su pintura nos obliga a detener la mirada. Recoge el testigo del Greco y de Goya», dice la comisaria, que subraya el virtuosismo de Raimundo de Madrazo, su técnica impecable, la gran calidad de su pintura, «parangonable a la de su padre». Hace especial hincapié en su maestría pintando tejidos, la piel (carnaciones) las manos (gestualidad), los silencios. Pese a ello y el éxito del que gozó en vida ( Van Gogh se hallaba entre sus admiradores), la historia del Arte, advierte Alzaga, ‘mató’ al pintor, que cayó en el olvido . No se le concedió un lugar en la modernidad. Quizás dicho ninguneo se deba a que la suya no fue una pintura académica, pero tampoco de vanguardia. Se quedó en un punto medio. «Nació en un tiempo equivocado , paralelo a la modernidad, y murió fuera de su tiempo», apunta Alzaga. Pese a que museos como el Metropolitan de Nueva York, el Orsay de París y el Prado, así como colecciones privadas de pedigrí (Abelló, Koplowitz, Carmen Thyssen), tienen obras de Raimundo de Madrazo –algunas, en la muestra–, las obras llegaron a través de donaciones (las del Prado , a través de Ramón de Errazu , mecenas del pintor, en 1904), pero no de adquisiciones.Dos incorporaciones al corpus pictórico de Raimundo de Madrazo. A la izquierda, ‘Retrato de Benoît-Constant Coquelin. A la derecha, ‘Retrato de niña con vestido rosa’ Colección particular de París/Museo Juan pablo II, VarsoviaSu estrecha amistad con Mariano Fortuny (de quien se exhibe una copia de su máscara mortuoria; murió prematuramente a los 36 años) ocupa un apartado de la exposición. Estuvieron juntos en Roma, en Granada, en Sevilla… Las mujeres protagonizan buena parte de su carrera y de la exposición. «Fue un gran pintor de mujeres », dice la comisaria. Por un lado, capta el exotismo andaluz. Por otro, la elegancia parisina. Liberadas de las tareas del hogar, las mujeres de la alta sociedad disfrutan del ‘dolce far niente’ . Retrata a mujeres indolentes, ensimismadas , ociosas, que leen, tocan el piano, duermen la siesta… Gran retratista mundano de la soledad femenina , se exhibe una espléndida galería de retratos. En uno, el pintor-voyeur se cuela en la toilette de una de esas mujeres: un atrevido desnudo que colgó junto a ‘Triste herencia’ de Sorolla en la Exposición Universal de 1900. Mención aparte merece su modelo fetiche, Aline Masson . Pese a aparecer en unas setenta obras, sigue siendo un fantasma. No sabemos nada de ella. Según la comisaria, «se la ha tragado la Historia» . Se dice que era la hija del conserje de la mansión parisina del marqués de Casa Riera. El estudio del pintor estaba muy cerca. También se especula sobre si pintor y musa mantuvieron un romance. Quizás algún día conozcamos su biografía a través de su correspondencia. No desespera Amaya Alzaga. Al final de su vida, Raimundo se estableció en su casa de Versalles , donde murió en 1920. En su estudio, un retrato de Historia inacabado: ‘Recibimiento de Colón por los Reyes Católicos’. De su fallecimiento dio buena cuenta la portada de ABC del 22 de septiembre: «París. Muerto ilustre ». La de este miércoles, la ocupa otro muerto ilustre: Robert Redford .
Entre los genes que heredamos de nuestros progenitores, hay rasgos fisonómicos, predisposición a contraer enfermedades…, pero, que sepamos, el genio no se hereda. Sin embargo, hay familias que parecen llevar la creatividad en el ADN. Es el caso de los Madrazo, una … de las sagas más influyentes y reconocidas del arte español. Hasta tres generaciones de pintores brillaron con luz propia en los siglos XIX y XX. José de Madrazo, figura del neoclasicismo y discípulo de Jacques-Louis David; su hijo Federico, gran retratista del romanticismo español y discípulo de Ingres –abuelo y padre fueron pintores de corte y directores del Prado–, y su nieto Raimundo. Tenía éste varios tíos pintores (Pedro y Luis), otro tío arquitecto (Juan), un hermano pintor (Ricardo), era íntimo amigo y cuñado del pintor Mariano Fortuny, casado con su hermana Cecilia. También se dedicó a la pintura su hijo Cocó.
La Fundación Mapfre le dedica a Raimundo de Madrazo su primera gran retrospectiva (del 19 de septiembre al 18 de enero de 2026), coproducida con el Meadows Museum de Dallas, adonde viajará la muestra en 2026. La comisaria, Amaya Alzaga, ha hecho un gran trabajo de investigación y de descubrimiento del paradero de algunas obras. De las cerca de 400 que conforman su corpus, la exposición, que debía haberse inaugurado en 2020 con motivo del centenario de su muerte, pero el Covid dio al traste con el proyecto, reúne un centenar, incluidas casi todas sus obras maestras y algunas inéditas que han salido a la luz. Alzaga emprendió en internet una campaña de búsqueda. Aparecieron los retratos del actor y amigo del pintor Benoît-Constant Coquelin y de una niña con vestido rosa, que como curiosidad estaba en la Colección del Museo Juan Pablo II de Varsovia.
Nacido en Roma en 1841, Raimundo de Madrazo y Garreta fue un pintor precoz. Con solo 13 años ingresa en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Comenzó, siguiendo los pasos de sus antepasados, con la pintura de Historia. Hay en la exposición buenos ejemplos de sus inicios. Cosmopolita, se trasladó en 1862 a París, donde vivió y trabajó casi toda su vida. Para disgusto de su padre, quiso desligarse del apellido Madrazo y abandona la pintura de Historia por la de género, primero, y los retratos mundanos, después, muy del gusto burgués de la época. Logró hacerse un nombre en la alta sociedad parisina, donde se movía como pez en el agua. Entre sus retratados, los duques de Alba, el marqués de Casa Riera, la condesa de Villagonzalo (cuenta con un marco suntuoso) o la reina regente María Cristina. Para el retrato real usó el cuerpo de Aline Masson. Fue un escándalo. Se halla en la embajada española en París.
Meadows Museum, Dallas
Algunas de las modelos de la alta sociedad parisina tienen vidas de lo más disolutas. Como la marquesa d’Hervey de Saint-Denys, célebre por sus infidelidades. Cuentan que solía ‘salir de caza’ por París en busca de amantes. En uno de los retratos aparece como Diana cazadora. En otro, con un tocado imposible de cisne. También retrata a Laure Hayman, cortesana y musa de escritores y artistas. Ambas no solo inspiraron a Proust personajes de ‘En busca del tiempo perdido’; eran el alma de bailes de máscaras que dejaban a los de Capote a la altura de un parque infantil. Los tres retratos de la alegre marquesa han sido cedidos por el Orsay parisino. Parece que sus responsables están pensando que alguno de ellos pase de los almacenes a las salas de la colección permanente. También cuelgan retratos de su segunda esposa, María Hahn, de origen venezolano, y la hermana de ésta, Clarita Seminario (retratada en un cuadro propiedad de Lorenzo Castillo).
El marchante Samuel P. Avery, los coleccionistas y mecenas William Hood Stewart y Archer Milton Huntington o la familia Vanderbilt (retrató a algunos de sus miembros, como la pequeña Gertrude, futura fundadora del Whitney Museum) le abrieron las puertas del mercado norteamericano. Pasó allí largas temporadas entre 1897 y 1910.



Arriba, ‘Salida del baile de máscaras’, 1878. Sobre estas líneas, a la izquierda, Aline Masson, detalle. A la derecha, ‘La marquesa d’Hervey Saint-Denys como la diosa Diana’, 1888
Colección particular/Museo d’Orsay, París
Considerado el Sargent español o el Vermeer del siglo XIX, «su pintura nos obliga a detener la mirada. Recoge el testigo del Greco y de Goya», dice la comisaria, que subraya el virtuosismo de Raimundo de Madrazo, su técnica impecable, la gran calidad de su pintura, «parangonable a la de su padre». Hace especial hincapié en su maestría pintando tejidos, la piel (carnaciones) las manos (gestualidad), los silencios. Pese a ello y el éxito del que gozó en vida (Van Gogh se hallaba entre sus admiradores), la historia del Arte, advierte Alzaga, ‘mató’ al pintor, que cayó en el olvido. No se le concedió un lugar en la modernidad. Quizás dicho ninguneo se deba a que la suya no fue una pintura académica, pero tampoco de vanguardia. Se quedó en un punto medio. «Nació en un tiempo equivocado, paralelo a la modernidad, y murió fuera de su tiempo», apunta Alzaga.
Pese a que museos como el Metropolitan de Nueva York, el Orsay de París y el Prado, así como colecciones privadas de pedigrí (Abelló, Koplowitz, Carmen Thyssen), tienen obras de Raimundo de Madrazo –algunas, en la muestra–, las obras llegaron a través de donaciones (las del Prado, a través de Ramón de Errazu, mecenas del pintor, en 1904), pero no de adquisiciones.
Colección particular de París/Museo Juan pablo II, Varsovia
Su estrecha amistad con Mariano Fortuny (de quien se exhibe una copia de su máscara mortuoria; murió prematuramente a los 36 años) ocupa un apartado de la exposición. Estuvieron juntos en Roma, en Granada, en Sevilla… Las mujeres protagonizan buena parte de su carrera y de la exposición. «Fue un gran pintor de mujeres», dice la comisaria. Por un lado, capta el exotismo andaluz. Por otro, la elegancia parisina. Liberadas de las tareas del hogar, las mujeres de la alta sociedad disfrutan del ‘dolce far niente’. Retrata a mujeres indolentes, ensimismadas, ociosas, que leen, tocan el piano, duermen la siesta… Gran retratista mundano de la soledad femenina, se exhibe una espléndida galería de retratos. En uno, el pintor-voyeur se cuela en la toilette de una de esas mujeres: un atrevido desnudo que colgó junto a ‘Triste herencia’ de Sorolla en la Exposición Universal de 1900.
Mención aparte merece su modelo fetiche, Aline Masson. Pese a aparecer en unas setenta obras, sigue siendo un fantasma. No sabemos nada de ella. Según la comisaria, «se la ha tragado la Historia». Se dice que era la hija del conserje de la mansión parisina del marqués de Casa Riera. El estudio del pintor estaba muy cerca. También se especula sobre si pintor y musa mantuvieron un romance. Quizás algún día conozcamos su biografía a través de su correspondencia. No desespera Amaya Alzaga.
Al final de su vida, Raimundo se estableció en su casa de Versalles, donde murió en 1920. En su estudio, un retrato de Historia inacabado: ‘Recibimiento de Colón por los Reyes Católicos’. De su fallecimiento dio buena cuenta la portada deABC del 22 de septiembre: «París. Muerto ilustre». La de este miércoles, la ocupa otro muerto ilustre: Robert Redford.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Volver a intentar
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Sigue navegando
Artículo solo para suscriptores
RSS de noticias de cultura