Si hay una pieza dramática de Calderón que profundiza en la condición humana con la misma pasmosa facilidad con que penetra el teatro de Shakespeare en los entresijos de nuestra alma, de nuestro corazón y nuestra mente esa es, sin duda, ‘La vida es sueño’ (Madrid, 1636). Hay en el mercado libresco infinidad de ediciones de e se ‘descensus ad inferos’ que es la historia de Segismundo , trasunto del Edipo clásico. Un ‘descensus ad inferos’ que, al final, se trocará en ascenso a la bienaventuranza y al restablecimiento del orden perdido, con la conversión definitiva del protagonista a la sensatez y, con ello, a ocupar el trono de Polonia heredado de su padre Basilio, el rey por excelencia etimológica de la obra (‘basileus’ es la palaba griega que significa ‘rey’). TEATRO ‘La vida es sueño’ Autor Pedro Calderón de la Barca Editorial Cátedra Año 2025 Páginas 288 Precio 14 euros 5Como en el mito de Edipo, como en el cuento ‘Blancanieves’ de los Grimm, como en la historia de Buda narrada en la leyenda oriental de Barlaam y Josafat, nos topamos aquí con el motivo del horóscopo infausto (número L370 en el monumental ‘Motif-Index of Folk-Literature’ de Stith Thompson). A partir de ahí, el motivo edípico se desarrollará hermanado con otros motivos tan interesantes como la fugacidad de la existencia humana, la fragilidad del conocimiento ante los mil y un recovecos de la realidad y la vida como sueño (anticipándose en este último caso cuatro siglos a las películas de David Lynch ). Se me antoja difícil encontrar en la historia de la dramaturgia española una pieza teatral que ofrezca una galería de monólogos tan exquisitos en forma y contenido como ‘La vida es sueño’. Así ocurre con los tres que pronuncia Segismundo en cada una de las tres Jornadas de la pieza («¡Ay, mísero de mí! ¡Ay, infelice!», «Es verdad; pues reprimamos / esta fiera condición» y «Corte ilustre de Polonia»), y con el portentoso y larguísimo parlamento que corre a cargo de Basilio hacia el final de la Jornada I y bajo la especie de romance en i-o («Ya sabéis, estadme atentos, / amados sobrinos míos, / corte ilustre de Polonia, / vasallos, deudos y amigos»). Ilustra la obra con un buen número de notas a pie de página que facilitan la lectura y la hacen más provechosa y divertidaEn 2014, cuando preparé para la editorial hispalense Renacimiento una antología de la poesía calderoniana, no vacilé a la hora de incluir en mi florilegio esos cuatro bellísimos monólogos, en la idea de que hay escritores como Calderón que reservan su inmensa vis poética para su producción dramática, sin emplear su caudal lírico en la confección de poesías específicas, como hizo Lope con las ‘Rimas’ y con las ‘Rimas sacras’.Fausta Antonucci nos regala con su sabiduría y erudición habituales una ‘Vida es sueño’ del siglo XXI inserta en la colección ‘Letras Hispánicas’ de Cátedra. Su labor resulta impecable. No es la primera vez que aparece un título tan importante en el catálogo de la serie principal de Cátedra. Fue Ciriaco Morón Arroyo, profesor hasta su jubilación en Cornell University (Ithaca, Nueva York) quien se encargó de editarlo en ‘Letras Hispánicas’, reeditándose su edición en numerosas ocasiones. Es costumbre de las mejores colecciones de clásicos cambiar de editor de algunas de sus grandes obras con objeto de mantenerlas actualizadas y en perfecto estado de revista. Así se ha hecho con ‘La vida es sueño’, ahora al cuidado de la profesora Antonucci, una estudiosa que, en primer lugar, redacta una magnífica introducción de un centenar de páginas, subdividida en epígrafes muy bien elegidos y muy atentos a las últimas corrientes del pensamiento crítico; reúne, en segundo lugar y a lo largo de veinte páginas, una exhaustiva bibliografía en la que no hay ítem que sobre ni que falte. Reproduce después, con una perspicacia ecdótica fuera de lo común , la pieza calderoniana, utilizando como texto base el de la ‘Primera parte de comedias de Calderón’, anotando cuando es preciso hacerlo las variantes que ofrece ‘La vida es sueño’ aparecida en la ‘Parte XXX de comedias famosas de varios autores’, que también vio la luz en 1636, pero que parece no ser más que una primera versión de la definitiva, incluida en la ‘Primera parte’ citada; e ilustra, por último, la obra con un buen número de notas a pie de página que facilitan la lectura y la hacen más provechosa y divertida. Si hay una pieza dramática de Calderón que profundiza en la condición humana con la misma pasmosa facilidad con que penetra el teatro de Shakespeare en los entresijos de nuestra alma, de nuestro corazón y nuestra mente esa es, sin duda, ‘La vida es sueño’ (Madrid, 1636). Hay en el mercado libresco infinidad de ediciones de e se ‘descensus ad inferos’ que es la historia de Segismundo , trasunto del Edipo clásico. Un ‘descensus ad inferos’ que, al final, se trocará en ascenso a la bienaventuranza y al restablecimiento del orden perdido, con la conversión definitiva del protagonista a la sensatez y, con ello, a ocupar el trono de Polonia heredado de su padre Basilio, el rey por excelencia etimológica de la obra (‘basileus’ es la palaba griega que significa ‘rey’). TEATRO ‘La vida es sueño’ Autor Pedro Calderón de la Barca Editorial Cátedra Año 2025 Páginas 288 Precio 14 euros 5Como en el mito de Edipo, como en el cuento ‘Blancanieves’ de los Grimm, como en la historia de Buda narrada en la leyenda oriental de Barlaam y Josafat, nos topamos aquí con el motivo del horóscopo infausto (número L370 en el monumental ‘Motif-Index of Folk-Literature’ de Stith Thompson). A partir de ahí, el motivo edípico se desarrollará hermanado con otros motivos tan interesantes como la fugacidad de la existencia humana, la fragilidad del conocimiento ante los mil y un recovecos de la realidad y la vida como sueño (anticipándose en este último caso cuatro siglos a las películas de David Lynch ). Se me antoja difícil encontrar en la historia de la dramaturgia española una pieza teatral que ofrezca una galería de monólogos tan exquisitos en forma y contenido como ‘La vida es sueño’. Así ocurre con los tres que pronuncia Segismundo en cada una de las tres Jornadas de la pieza («¡Ay, mísero de mí! ¡Ay, infelice!», «Es verdad; pues reprimamos / esta fiera condición» y «Corte ilustre de Polonia»), y con el portentoso y larguísimo parlamento que corre a cargo de Basilio hacia el final de la Jornada I y bajo la especie de romance en i-o («Ya sabéis, estadme atentos, / amados sobrinos míos, / corte ilustre de Polonia, / vasallos, deudos y amigos»). Ilustra la obra con un buen número de notas a pie de página que facilitan la lectura y la hacen más provechosa y divertidaEn 2014, cuando preparé para la editorial hispalense Renacimiento una antología de la poesía calderoniana, no vacilé a la hora de incluir en mi florilegio esos cuatro bellísimos monólogos, en la idea de que hay escritores como Calderón que reservan su inmensa vis poética para su producción dramática, sin emplear su caudal lírico en la confección de poesías específicas, como hizo Lope con las ‘Rimas’ y con las ‘Rimas sacras’.Fausta Antonucci nos regala con su sabiduría y erudición habituales una ‘Vida es sueño’ del siglo XXI inserta en la colección ‘Letras Hispánicas’ de Cátedra. Su labor resulta impecable. No es la primera vez que aparece un título tan importante en el catálogo de la serie principal de Cátedra. Fue Ciriaco Morón Arroyo, profesor hasta su jubilación en Cornell University (Ithaca, Nueva York) quien se encargó de editarlo en ‘Letras Hispánicas’, reeditándose su edición en numerosas ocasiones. Es costumbre de las mejores colecciones de clásicos cambiar de editor de algunas de sus grandes obras con objeto de mantenerlas actualizadas y en perfecto estado de revista. Así se ha hecho con ‘La vida es sueño’, ahora al cuidado de la profesora Antonucci, una estudiosa que, en primer lugar, redacta una magnífica introducción de un centenar de páginas, subdividida en epígrafes muy bien elegidos y muy atentos a las últimas corrientes del pensamiento crítico; reúne, en segundo lugar y a lo largo de veinte páginas, una exhaustiva bibliografía en la que no hay ítem que sobre ni que falte. Reproduce después, con una perspicacia ecdótica fuera de lo común , la pieza calderoniana, utilizando como texto base el de la ‘Primera parte de comedias de Calderón’, anotando cuando es preciso hacerlo las variantes que ofrece ‘La vida es sueño’ aparecida en la ‘Parte XXX de comedias famosas de varios autores’, que también vio la luz en 1636, pero que parece no ser más que una primera versión de la definitiva, incluida en la ‘Primera parte’ citada; e ilustra, por último, la obra con un buen número de notas a pie de página que facilitan la lectura y la hacen más provechosa y divertida.
Si hay una pieza dramática de Calderón que profundiza en la condición humana con la misma pasmosa facilidad con que penetra el teatro de Shakespeare en los entresijos de nuestra alma, de nuestro corazón y nuestra mente esa es, sin duda, ‘La vida … es sueño’ (Madrid, 1636).
Hay en el mercado libresco infinidad de ediciones de ese ‘descensus ad inferos’ que es la historia de Segismundo, trasunto del Edipo clásico. Un ‘descensus ad inferos’ que, al final, se trocará en ascenso a la bienaventuranza y al restablecimiento del orden perdido, con la conversión definitiva del protagonista a la sensatez y, con ello, a ocupar el trono de Polonia heredado de su padre Basilio, el rey por excelencia etimológica de la obra (‘basileus’ es la palaba griega que significa ‘rey’).

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Autor
Pedro Calderón de la Barca -
Editorial
Cátedra -
Año
2025 -
Páginas
288 -
Precio
14 euros
Como en el mito de Edipo, como en el cuento ‘Blancanieves’ de los Grimm, como en la historia de Buda narrada en la leyenda oriental de Barlaam y Josafat, nos topamos aquí con el motivo del horóscopo infausto (número L370 en el monumental ‘Motif-Index of Folk-Literature’ de Stith Thompson).
A partir de ahí, el motivo edípico se desarrollará hermanado con otros motivos tan interesantes como la fugacidad de la existencia humana, la fragilidad del conocimiento ante los mil y un recovecos de la realidad y la vida como sueño (anticipándose en este último caso cuatro siglos a las películas de David Lynch).
Se me antoja difícil encontrar en la historia de la dramaturgia española una pieza teatral que ofrezca una galería de monólogos tan exquisitos en forma y contenido como ‘La vida es sueño’. Así ocurre con los tres que pronuncia Segismundo en cada una de las tres Jornadas de la pieza («¡Ay, mísero de mí! ¡Ay, infelice!», «Es verdad; pues reprimamos / esta fiera condición» y «Corte ilustre de Polonia»), y con el portentoso y larguísimo parlamento que corre a cargo de Basilio hacia el final de la Jornada I y bajo la especie de romance en i-o («Ya sabéis, estadme atentos, / amados sobrinos míos, / corte ilustre de Polonia, / vasallos, deudos y amigos»).
Ilustra la obra con un buen número de notas a pie de página que facilitan la lectura y la hacen más provechosa y divertida
En 2014, cuando preparé para la editorial hispalense Renacimiento una antología de la poesía calderoniana, no vacilé a la hora de incluir en mi florilegio esos cuatro bellísimos monólogos, en la idea de que hay escritores como Calderón que reservan su inmensa vis poética para su producción dramática, sin emplear su caudal lírico en la confección de poesías específicas, como hizo Lope con las ‘Rimas’ y con las ‘Rimas sacras’.
Fausta Antonucci nos regala con su sabiduría y erudición habituales una ‘Vida es sueño’ del siglo XXI inserta en la colección ‘Letras Hispánicas’ de Cátedra. Su labor resulta impecable. No es la primera vez que aparece un título tan importante en el catálogo de la serie principal de Cátedra. Fue Ciriaco Morón Arroyo, profesor hasta su jubilación en Cornell University (Ithaca, Nueva York) quien se encargó de editarlo en ‘Letras Hispánicas’, reeditándose su edición en numerosas ocasiones.
Es costumbre de las mejores colecciones de clásicos cambiar de editor de algunas de sus grandes obras con objeto de mantenerlas actualizadas y en perfecto estado de revista. Así se ha hecho con ‘La vida es sueño’, ahora al cuidado de la profesora Antonucci, una estudiosa que, en primer lugar, redacta una magnífica introducción de un centenar de páginas, subdividida en epígrafes muy bien elegidos y muy atentos a las últimas corrientes del pensamiento crítico; reúne, en segundo lugar y a lo largo de veinte páginas, una exhaustiva bibliografía en la que no hay ítem que sobre ni que falte.
Reproduce después, con una perspicacia ecdótica fuera de lo común, la pieza calderoniana, utilizando como texto base el de la ‘Primera parte de comedias de Calderón’, anotando cuando es preciso hacerlo las variantes que ofrece ‘La vida es sueño’ aparecida en la ‘Parte XXX de comedias famosas de varios autores’, que también vio la luz en 1636, pero que parece no ser más que una primera versión de la definitiva, incluida en la ‘Primera parte’ citada; e ilustra, por último, la obra con un buen número de notas a pie de página que facilitan la lectura y la hacen más provechosa y divertida.
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