Un popular analista radiofónico acostumbra a saludar a la audiencia con un buenos días «a pesar del Gobierno». La fórmula podría utilizarse perfectamente para ilustrar el sentimiento de los responsables de las empresas familiares españolas, una parte del tejido empresarial que explica el 70% del empleo privado y el 57% del PIB que hay en el país y que presume de compromiso con sus territorios de origen, pero que no siente que las administraciones públicas respondan a ese compromiso con un respaldo equivalente.Una vez al año, y coincidiendo con la jornada inaugural del Congreso Nacional de la Empresa Familiar, que este año celebra en Burgos su XXVIII edición, el Instituto de la Empresa Familiar (IEF) toma la temperatura a las opiniones de los asociados sobre la situación económica y sus retos y desafíos como empresas y como tejido empresarial, y este año ha querido profundizar en las motivaciones y las dificultades que operan en lo que destacan como uno de sus principales valores: el compromiso con el territorio en el que nacieron.Noticia Relacionada estandar No El presidente de las empresas familiares a Sánchez: «Necesitamos una democracia de calidad en la que quepamos todos» Bruno Pérez Ignacio Rivera reivindica el impacto positivo de las empresas en la sociedad y brinda su colaboración para asegurar la autonomía estratégicaLas respuestas de los asociados, entre los que se cuentan los primeros ejecutivos de gigantes como Mercadona, Ferrovial, Acciona o Inditex, desvelan una cierta decepción con el papel de las administraciones públicas . A la hora de señalar las dificultades que se encuentran para mantener la sede de sus empresas en sus territorios de origen en un contexto que desde hace años invita a los gestores empresariales a localizar sus negocios allí donde es más barato producir o competir, casi la mitad de los empresarios familiares (48%) señalan el trabajo de las administraciones públicas, lo que lo sitúa como el segundo gran obstáculo solo detrás de una de las grandes dificultades estructurales de nuestros días a nivel global: la escasez de profesionales para ocupar los puestos que se demandan.Desde otra perspectiva, cuando se les pregunta por cuáles son los motivos que les llevan a mantener las sedes en sus territorios de origen, a pesar de las ventajas objetivas que podrían obtener moviéndose a otros lugares, señalan de forma mayoritaria al arraigo familiar o a la responsabilidad que asumen en el desarrollo futuro de las comarcas o regiones donde operan, mientras que solo un 12% menciona el apoyo de las administraciones públicas y solo un 17% menciona la fiscalidad. No está de más recordar que en territorios como Cataluña hay partidos con un respaldo sustancial que incluyen en sus programas la retirada de las ventajas fiscales a la sucesión en las empresas familiares.Un tercer enfoque apuntala el escepticismo de la empresa familiar respecto al papel que juegan las administraciones a la hora de apoyar su arraigo en el territorio. Cuando se habla de los principales riesgos para su actividad , nada menos que un 51% apunta a los cambios regulatorios. No es el principal riesgo que advierten en el año 2025. El absentismo laboral ha escalado a la primera posición de sus preocupaciones, el 55% de las empresas lo señalan como riesgo para su actividad. Llamativo es también que tras el apagón del 28 de abril solo un 13% considere la situación de las infraestructuras, como la red eléctrica como un riesgo para su actividad.Esta falta de sintonía entre las políticas de las administraciones públicas y lo que demandan las empresas familiares alberga sus riesgos, desde la perspectiva subrayada por el CEO de Santander España, Ignacio Juliá, de que «el futuro de la economía española depende del futuro que tengan sus empresas», o por el presidente de KPMG, España, Juanjo Cano, que ha subrayado este lunes «el esfuerzo constatado de las empresas familiares por crear empleo y generar bienestar».Optimismo respecto a la economíaLa parte positiva es que, al menos de momento, las empresas familiares tienen una visión optimista sobre el comportamiento de la economía . Sus expectativas sobre el crecimiento económico y la creación de empleo ha retornado a niveles que no se veían desde 2017, esperando un avance moderado en ambas magnitudes. Dos de cada tres esperan un incremento de las ventas en los próximos meses, algo que pese al contexto económico de crecimiento no auguraban en los tres años anteriores.Solo el 9% espera reducir plantilla el año que viene, el menor porcentaje desde el año siguiente a la pandemia en que la prioridad era más contratar que reducir el tamaño de sus plantillas. Un popular analista radiofónico acostumbra a saludar a la audiencia con un buenos días «a pesar del Gobierno». La fórmula podría utilizarse perfectamente para ilustrar el sentimiento de los responsables de las empresas familiares españolas, una parte del tejido empresarial que explica el 70% del empleo privado y el 57% del PIB que hay en el país y que presume de compromiso con sus territorios de origen, pero que no siente que las administraciones públicas respondan a ese compromiso con un respaldo equivalente.Una vez al año, y coincidiendo con la jornada inaugural del Congreso Nacional de la Empresa Familiar, que este año celebra en Burgos su XXVIII edición, el Instituto de la Empresa Familiar (IEF) toma la temperatura a las opiniones de los asociados sobre la situación económica y sus retos y desafíos como empresas y como tejido empresarial, y este año ha querido profundizar en las motivaciones y las dificultades que operan en lo que destacan como uno de sus principales valores: el compromiso con el territorio en el que nacieron.Noticia Relacionada estandar No El presidente de las empresas familiares a Sánchez: «Necesitamos una democracia de calidad en la que quepamos todos» Bruno Pérez Ignacio Rivera reivindica el impacto positivo de las empresas en la sociedad y brinda su colaboración para asegurar la autonomía estratégicaLas respuestas de los asociados, entre los que se cuentan los primeros ejecutivos de gigantes como Mercadona, Ferrovial, Acciona o Inditex, desvelan una cierta decepción con el papel de las administraciones públicas . A la hora de señalar las dificultades que se encuentran para mantener la sede de sus empresas en sus territorios de origen en un contexto que desde hace años invita a los gestores empresariales a localizar sus negocios allí donde es más barato producir o competir, casi la mitad de los empresarios familiares (48%) señalan el trabajo de las administraciones públicas, lo que lo sitúa como el segundo gran obstáculo solo detrás de una de las grandes dificultades estructurales de nuestros días a nivel global: la escasez de profesionales para ocupar los puestos que se demandan.Desde otra perspectiva, cuando se les pregunta por cuáles son los motivos que les llevan a mantener las sedes en sus territorios de origen, a pesar de las ventajas objetivas que podrían obtener moviéndose a otros lugares, señalan de forma mayoritaria al arraigo familiar o a la responsabilidad que asumen en el desarrollo futuro de las comarcas o regiones donde operan, mientras que solo un 12% menciona el apoyo de las administraciones públicas y solo un 17% menciona la fiscalidad. No está de más recordar que en territorios como Cataluña hay partidos con un respaldo sustancial que incluyen en sus programas la retirada de las ventajas fiscales a la sucesión en las empresas familiares.Un tercer enfoque apuntala el escepticismo de la empresa familiar respecto al papel que juegan las administraciones a la hora de apoyar su arraigo en el territorio. Cuando se habla de los principales riesgos para su actividad , nada menos que un 51% apunta a los cambios regulatorios. No es el principal riesgo que advierten en el año 2025. El absentismo laboral ha escalado a la primera posición de sus preocupaciones, el 55% de las empresas lo señalan como riesgo para su actividad. Llamativo es también que tras el apagón del 28 de abril solo un 13% considere la situación de las infraestructuras, como la red eléctrica como un riesgo para su actividad.Esta falta de sintonía entre las políticas de las administraciones públicas y lo que demandan las empresas familiares alberga sus riesgos, desde la perspectiva subrayada por el CEO de Santander España, Ignacio Juliá, de que «el futuro de la economía española depende del futuro que tengan sus empresas», o por el presidente de KPMG, España, Juanjo Cano, que ha subrayado este lunes «el esfuerzo constatado de las empresas familiares por crear empleo y generar bienestar».Optimismo respecto a la economíaLa parte positiva es que, al menos de momento, las empresas familiares tienen una visión optimista sobre el comportamiento de la economía . Sus expectativas sobre el crecimiento económico y la creación de empleo ha retornado a niveles que no se veían desde 2017, esperando un avance moderado en ambas magnitudes. Dos de cada tres esperan un incremento de las ventas en los próximos meses, algo que pese al contexto económico de crecimiento no auguraban en los tres años anteriores.Solo el 9% espera reducir plantilla el año que viene, el menor porcentaje desde el año siguiente a la pandemia en que la prioridad era más contratar que reducir el tamaño de sus plantillas.
Cerca de la mitad ve el trabajo de la Administración como una dificultad para mantener sus negocios en su lugar de origen y solo un 12% considera su red de ayudas como una razón para no moverse
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