Las deserciones de los grandes expertos con los que había contado el Banco de España para analizar las reformas de pensiones de José Luis Escrivá se consumaron ante la posibilidad de que el exministro se convirtiera finalmente en el gobernador de la institución. Ese equipo de analistas, que había emitido estudios complejos sobre la viabilidad del sistema, estaba liderado entre otros por Roberto Ramos, responsable de la Unidad de Análisis Estructural. El relevo en la cúpula del supervisor provocó cambios en esos organismos inferiores, según apuntan fuentes internas a ABC. Nada más tomar el cargo, Escrivá anticipó que se realizarán menos estudios sobre pensiones. Y la semana pasada aclaró que esos trabajos desaparecerán por no aportar valor añadido frente a los estudios de otros organismos . En concreto, el traslado voluntario de ese director a otras unidades del supervisor, como la de Seguimiento de la Actividad y Análisis de la Inflación, se interpretó como un movimiento preventivo ante lo que se preveía que podía ocurrir en Cibeles con el desembarco de Escrivá como gobernador, tal y como han confirmado los acontecimientos varios meses después: la reestructuración del área Economía , en primer lugar, y la decisión de que el Banco de España no realizará análisis profundo de las pensiones porque esa responsabilidad recae mejor en la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal.Este cambio de rumbo contrasta con los estudios que había elaborado ese mismo equipo no solo en la etapa de su predecesor al frente del organismo, Pablo Hernández de Cos, sino durante las últimas décadas. Durante aquel mandato, de 2018 a 2024, el Banco de España fue publicando lo que técnicamente se denomina como ‘documentos ocasionales’, una especie de análisis sobre cuestiones de actualidad económica como la relativa a las pensiones. Unos estudios rubricados por expertos internos, o en colaboración externa , de la institución, aunque también pasaban por el filtro de De Cos. Así como en el Informe Anual, donde casi todos los años se incluía un capítulo dedicado a esta problemática de la economía española.Esos informes, elaborados desde la propia institución y valiéndose de toda la serie de datos de la que dispone el Banco de España, hicieron mella durante los años en los que Escrivá impulsó sus reformas de pensiones desde el año 2021: revalorización automática de las prestaciones en función de la inflación; incremento de las cotizaciones con medidas como el MEI (Mecanismo de Equidad Intergeneracional); cambios en los coeficientes reductores de los retiros anticipados…Críticas al nuevo superiorLos servicios de análisis del Banco de España pusieron en muchas ocasiones en tela de juicio buena parte de aquellas medidas: se alertó por el coste del envejecimiento anticipando que España sería el segundo país con más gasto en pensiones de la UE en el año 2050; se advirtió de que incluso si se elevaba el nivel de empleo hasta equipararlo con el alemán, eso sólo compensaría un 43% del aumento del gasto previsto… O uno de los informes que más impactó en el mandato del ya exministro. El que ponía cifras a algunos de los escenarios que contempla la reforma de las pensiones, en la que se debatía si la Seguridad Social debe y cómo ampliar el sistema de cálculo de las prestaciones en base a los últimos años cotizados. El organismo advertía de que pasar de los actuales 25 años hasta 35 para calcular las nuevas pensiones supondría un recorte de las futuras prestaciones del 8,2% . Escrivá negó que esa fuera su intención y se abrió la puerta a ampliar la edad de cálculo siempre que se pudieran elegir los mejores años para esquivar las lagunas, como paro o inactividad. Cuando llegó al Banco de España, Escrivá ya se encontró con parte de esa unidad sin los expertos en pensiones , lo que supuso un obstáculo menos para llevar a cabo su estrategia de que el supervisor «tiene que opinar cuando tenga un valor que aportar», como recalcó la semana pasada al presentar su plan estratégico.El gobernador justificó la falta de referencias a la cuestión de las pensiones en el último informe. Argumentó que hay muchos institutos emitiendo opiniones sobre cuestiones de actualidad de la política económica y que entiende que el Banco de España no puede operar en esa misma idea. Las deserciones de los grandes expertos con los que había contado el Banco de España para analizar las reformas de pensiones de José Luis Escrivá se consumaron ante la posibilidad de que el exministro se convirtiera finalmente en el gobernador de la institución. Ese equipo de analistas, que había emitido estudios complejos sobre la viabilidad del sistema, estaba liderado entre otros por Roberto Ramos, responsable de la Unidad de Análisis Estructural. El relevo en la cúpula del supervisor provocó cambios en esos organismos inferiores, según apuntan fuentes internas a ABC. Nada más tomar el cargo, Escrivá anticipó que se realizarán menos estudios sobre pensiones. Y la semana pasada aclaró que esos trabajos desaparecerán por no aportar valor añadido frente a los estudios de otros organismos . En concreto, el traslado voluntario de ese director a otras unidades del supervisor, como la de Seguimiento de la Actividad y Análisis de la Inflación, se interpretó como un movimiento preventivo ante lo que se preveía que podía ocurrir en Cibeles con el desembarco de Escrivá como gobernador, tal y como han confirmado los acontecimientos varios meses después: la reestructuración del área Economía , en primer lugar, y la decisión de que el Banco de España no realizará análisis profundo de las pensiones porque esa responsabilidad recae mejor en la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal.Este cambio de rumbo contrasta con los estudios que había elaborado ese mismo equipo no solo en la etapa de su predecesor al frente del organismo, Pablo Hernández de Cos, sino durante las últimas décadas. Durante aquel mandato, de 2018 a 2024, el Banco de España fue publicando lo que técnicamente se denomina como ‘documentos ocasionales’, una especie de análisis sobre cuestiones de actualidad económica como la relativa a las pensiones. Unos estudios rubricados por expertos internos, o en colaboración externa , de la institución, aunque también pasaban por el filtro de De Cos. Así como en el Informe Anual, donde casi todos los años se incluía un capítulo dedicado a esta problemática de la economía española.Esos informes, elaborados desde la propia institución y valiéndose de toda la serie de datos de la que dispone el Banco de España, hicieron mella durante los años en los que Escrivá impulsó sus reformas de pensiones desde el año 2021: revalorización automática de las prestaciones en función de la inflación; incremento de las cotizaciones con medidas como el MEI (Mecanismo de Equidad Intergeneracional); cambios en los coeficientes reductores de los retiros anticipados…Críticas al nuevo superiorLos servicios de análisis del Banco de España pusieron en muchas ocasiones en tela de juicio buena parte de aquellas medidas: se alertó por el coste del envejecimiento anticipando que España sería el segundo país con más gasto en pensiones de la UE en el año 2050; se advirtió de que incluso si se elevaba el nivel de empleo hasta equipararlo con el alemán, eso sólo compensaría un 43% del aumento del gasto previsto… O uno de los informes que más impactó en el mandato del ya exministro. El que ponía cifras a algunos de los escenarios que contempla la reforma de las pensiones, en la que se debatía si la Seguridad Social debe y cómo ampliar el sistema de cálculo de las prestaciones en base a los últimos años cotizados. El organismo advertía de que pasar de los actuales 25 años hasta 35 para calcular las nuevas pensiones supondría un recorte de las futuras prestaciones del 8,2% . Escrivá negó que esa fuera su intención y se abrió la puerta a ampliar la edad de cálculo siempre que se pudieran elegir los mejores años para esquivar las lagunas, como paro o inactividad. Cuando llegó al Banco de España, Escrivá ya se encontró con parte de esa unidad sin los expertos en pensiones , lo que supuso un obstáculo menos para llevar a cabo su estrategia de que el supervisor «tiene que opinar cuando tenga un valor que aportar», como recalcó la semana pasada al presentar su plan estratégico.El gobernador justificó la falta de referencias a la cuestión de las pensiones en el último informe. Argumentó que hay muchos institutos emitiendo opiniones sobre cuestiones de actualidad de la política económica y que entiende que el Banco de España no puede operar en esa misma idea.
Habían elaborado los informes periódicos sobre las reformas del exministro de Seguridad Social y optaron por cambiar de unidad en la nueva etapa del supervisor
Las deserciones de los grandes expertos con los que había contado el Banco de España para analizar las reformas de pensiones de José Luis Escrivá se consumaron ante la posibilidad de que el exministro se convirtiera finalmente en el gobernador de la institución. … Ese equipo de analistas, que había emitido estudios complejos sobre la viabilidad del sistema, estaba liderado entre otros por Roberto Ramos, responsable de la Unidad de Análisis Estructural. El relevo en la cúpula del supervisor provocó cambios en esos organismos inferiores, según apuntan fuentes internas a ABC. Nada más tomar el cargo, Escrivá anticipó que se realizarán menos estudios sobre pensiones. Y la semana pasada aclaró que esos trabajos desaparecerán por no aportar valor añadido frente a los estudios de otros organismos.
En concreto, el traslado voluntario de ese director a otras unidades del supervisor, como la de Seguimiento de la Actividad y Análisis de la Inflación, se interpretó como un movimiento preventivo ante lo que se preveía que podía ocurrir en Cibeles con el desembarco de Escrivá como gobernador, tal y como han confirmado los acontecimientos varios meses después: la reestructuración del área Economía, en primer lugar, y la decisión de que el Banco de España no realizará análisis profundo de las pensiones porque esa responsabilidad recae mejor en la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal.
Este cambio de rumbo contrasta con los estudios que había elaborado ese mismo equipo no solo en la etapa de su predecesor al frente del organismo, Pablo Hernández de Cos, sino durante las últimas décadas. Durante aquel mandato, de 2018 a 2024, el Banco de España fue publicando lo que técnicamente se denomina como ‘documentos ocasionales’, una especie de análisis sobre cuestiones de actualidad económica como la relativa a las pensiones. Unos estudios rubricados por expertos internos, o en colaboración externa, de la institución, aunque también pasaban por el filtro de De Cos. Así como en el Informe Anual, donde casi todos los años se incluía un capítulo dedicado a esta problemática de la economía española.
Esos informes, elaborados desde la propia institución y valiéndose de toda la serie de datos de la que dispone el Banco de España, hicieron mella durante los años en los que Escrivá impulsó sus reformas de pensiones desde el año 2021: revalorización automática de las prestaciones en función de la inflación; incremento de las cotizaciones con medidas como el MEI (Mecanismo de Equidad Intergeneracional); cambios en los coeficientes reductores de los retiros anticipados…
Críticas al nuevo superior
Los servicios de análisis del Banco de España pusieron en muchas ocasiones en tela de juicio buena parte de aquellas medidas: se alertó por el coste del envejecimiento anticipando que España sería el segundo país con más gasto en pensiones de la UE en el año 2050; se advirtió de que incluso si se elevaba el nivel de empleo hasta equipararlo con el alemán, eso sólo compensaría un 43% del aumento del gasto previsto… O uno de los informes que más impactó en el mandato del ya exministro. El que ponía cifras a algunos de los escenarios que contempla la reforma de las pensiones, en la que se debatía si la Seguridad Social debe y cómo ampliar el sistema de cálculo de las prestaciones en base a los últimos años cotizados. El organismo advertía de que pasar de los actuales 25 años hasta 35 para calcular las nuevas pensiones supondría un recorte de las futuras prestaciones del 8,2%. Escrivá negó que esa fuera su intención y se abrió la puerta a ampliar la edad de cálculo siempre que se pudieran elegir los mejores años para esquivar las lagunas, como paro o inactividad.
Cuando llegó al Banco de España, Escrivá ya se encontró con parte de esa unidad sin los expertos en pensiones, lo que supuso un obstáculo menos para llevar a cabo su estrategia de que el supervisor «tiene que opinar cuando tenga un valor que aportar», como recalcó la semana pasada al presentar su plan estratégico.
El gobernador justificó la falta de referencias a la cuestión de las pensiones en el último informe. Argumentó que hay muchos institutos emitiendo opiniones sobre cuestiones de actualidad de la política económica y que entiende que el Banco de España no puede operar en esa misma idea.
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