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  Economía  Los complejos primeros pasos de un viaje de crecimiento personal y profesional
Economía

Los complejos primeros pasos de un viaje de crecimiento personal y profesional

julio 5, 2025
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Con las notas de la PAU en la mano, la nota de acceso a la universidad en la que entra en juego la calificación obtenida en Bachillerato y conocida también la nota de corte de cada grado en los distintos centros universitarios, es el momento de elegir carrera. Una situación difícil y decisiva para los jóvenes, para unos más que otros, en el que deberán tener en cuenta tanto su vocación como las propias fortalezas y habilidades y su adecuación con los estudios y con el posterior desarrollo profesional. «La verdadera clave es encontrar un equilibrio entre las inclinaciones personales, las habilidades y, finalmente, las oportunidades laborales», afirma Rosa de la Fuente, vicerrectora de Estudiantes de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Además de conocer las diferentes ofertas formativas, «hay que conocerse bien a uno mismo, saber si vamos a poder organizar bien nuestro tiempo si elegimos un doble grado, si vamos a controlar la ansiedad en caso de máxima dificultad, saber en qué contextos somos capaces de ser más creativos, conocer nuestros límites físicos y emocionales, etc», añade. Uno de los momentos que más angustia puede generar en los estudiantes es cuando su nota es inferior a la nota de corte de una determinada carrera a la que querían acceder, sobre todo en los casos de verdadera vocación. Por eso es fundamental que los estudiantes vean la situación con una mentalidad de oportunidad y flexibilidad. «Existen muchas formas de acceder a la carrera que desean, ya sea cambiando de ruta temporalmente, reforzando su preparación o explorando nuevas opciones», resalta De la Fuente. Lo más importante es no perder la motivación, mantener una actitud positiva y «recordar que siempre hay más de una manera de alcanzar un objetivo, e incluso tenemos que pensar que los objetivos también pueden cambiarse o modificarse, e incluso podemos perder las vocaciones tempranas y sustituirlas por otras si estamos abiertos a ver con otros ojos el futuro y nuestros intereses», puntualiza.Ideas clarasLa vicerrectora de la UCM cree que la mayoría de los estudiantes no llegan a la universidad con las ideas completamente claras sobre lo que quieren estudiar. No obstante, considera que eso puede convertirse en una oportunidad. «La universidad es un lugar ideal para explorar, experimentar y descubrir nuevos intereses. La clave es adoptar una mentalidad flexible y aprovechar las oportunidades que brinda la universidad para el autoconocimiento y la orientación».Noticia Relacionada Biomedicina y Física-Matemáticas, las más altas estandar No Notas de corte de acceso a la universidad: consulta tu carrera en este buscador Luis Cano El grado de Biomedicina y el doble grado de Física y Matemáticas, los listones más altosManuel Carlos Ruiz, vicerrector de Calidad y Ordenación Académica de la UCAM, recuerda que además de tener en cuenta la nota de acceso, es fundamental a la hora de elegir carrera «analizar los planes de estudio, las salidas profesionales, las metodologías docentes y las oportunidades de prácticas e internacionalización». En el caso de esta universidad, ofrecen una formación orientada a la empleabilidad, «con competencias en emprendimiento, una amplia red de convenios de prácticas, y un sistema de tutores académicos y personales que acompañan al estudiante desde el primer día. Ruiz ve lógico que la empleabilidad pese mucho en la decisión, «sobre todo si no hay una vocación definida». Las universidades trabajan para potenciar tanto la inserción laboral como el espíritu emprendedor. «Nosotros contamos con tutores personales y académicos que orientan en todo momento al estudiante para que encuentre la mejor opción. Apostamos por un equilibrio entre salidas profesionales y vocación, acompañado de una formación integral que ayude a los jóvenes a descubrir su camino», pone como ejemplo el vicerrector de la UCAM.Ruiz señala también el hecho de que con cada vez más carreras para elegir, se puede llegar a un determinado trabajo por varios caminos, algo que no todos los alumnos tienen en cuenta. «Muchos jóvenes empiezan a ser conscientes de la diversidad de trayectorias profesionales, pero aún queda trabajo por hacer», apunta. Los centros van orientando sobre todas las alternativas posibles, «facilitamos prácticas en distintos sectores y, gracias a nuestros tutores, ayudamos a que cada estudiante encuentre el itinerario que mejor se adapte a sus intereses y potencial», añade. Más allá de la nota«Lo más importante es mirar más allá de la nota», comienza por resaltar Beatriz Bacaicoa, profesora de Bachillerato del Colegio Europeo de Madrid (CEM). En ocasiones los estudiantes están obsesionados con dicha nota «cuando en realidad lo fundamental es entender en qué consiste esa carrera, qué tipo de materias se estudian y hacia dónde puede llevarlos profesionalmente», resalta. En este colegio animan a sus alumnos a que piensen en cómo se ven en unos años, qué tipo de vida quieren tener, qué les motiva… «La nota es solo una parte de la ecuación», puntualiza. Cuando la vocación no está definida, los alumnos se fijan más en las salidas laborales. «Es comprensible. Sin embargo, también les insistimos en que elijan algo que, como mínimo, les despierte curiosidad. Pasarán años estudiando eso. Elegir solo por empleabilidad, sin ningún interés real, suele pasar factura a medio plazo», apunta Beatriz Bacaicoa.Hay que recordar que ahora es más fácil llegar a un trabajo concreto por distintas vías académicasDe la Rosa también señala el peso de la empleabilidad en la elección en el contexto actual donde la competencia en el mercado laboral es alta y las expectativas de los estudiantes sobre sus futuras perspectivas profesionales están muy centradas en encontrar un empleo estable y bien remunerado. «Sin embargo, aunque la empleabilidad es importante, no debe ser el único criterio para elegir los estudios. Especialmente en un contexto tan cambiante dónde la adaptación, la resiliencia y la innovación son fundamentales para el desarrollo profesional», puntualiza. OrientaciónLa orientación es clave para una buena elección y está ganando más presencia en los centros, tanto en las etapas de Secundaria como especialmente en Bachillerato. «Los departamentos de orientación de los centros ofrecen la orientación académica y profesional necesaria a los alumnos a lo largo de toda la etapa educativa, con información tanto para que puedan continuar sus estudios (FP, universitarios, etc) como para prepararse para su inserción en el mundo laboral», afirman fuentes de la Consejería de Educación, Ciencia y Universidades. Esta labor de orientación académico profesional se complementa con actividades de apoyo como la feria de estudiante AULA o el programa educativo 4ºESO+Empresa, mediante el cual los alumnos de 4º de la ESO viven de primera mano la experiencia laboral en empresas con estancias de 3 a 5 días. «Además, la Comunidad de Madrid publica las fichas descriptivas de cada grado universitario, por ramas de conocimiento, incluyendo información sobre salidas profesionales», añaden.Entorno social y familiar «Existe un amplio acuerdo entre los expertos en orientación en que las creencias, expectativas y valores transmitidos por las familias influyen directamente en la percepción de las opciones disponibles, y en la confianza de la persona joven ante las elecciones que se le plantean», afirma Beatriz Álvarez González, vicepresidenta de la AEOP. En ocasiones, las familias pueden actuar como facilitadoras del proceso, pero también pueden ejercer una presión que lleve a decisiones basadas más en expectativas externas que en el autoconocimiento del estudiante. «Las amistades desempeñan un papel clave, especialmente en la adolescencia, cuando las decisiones pueden estar mediatizadas por la necesidad de pertenencia al grupo», añade la orientadora. Es frecuente que los jóvenes elijan estudios en función de lo que hacen sus iguales, y concretamente, su entorno más próximo, sin haber reflexionado en profundidad sobre sus propios intereses y habilidades más genuinos.En el caso concreto del Bachillerato, la labor de orientadores, tutores y todo el equipo docente es fundamental en esta etapa, «ya que los jóvenes están en pleno proceso de construcción personal y necesitan el apoyo de personas de referencia que les ayuden a gestionar las situaciones que surgen en su día a día de cara a su futura realización académica, profesional y social», resaltan desde la consejería. Los alumnos reciben pautas sobre la orientación académica profesional realizada por el orientador del centro, como las de autoconocimiento y análisis de las intereses; competencias y capacidades; análisis de mundo laboral o adquisición de herramientas que ayuden a la reflexión y habilidades sociales que les ayudarán en su futuro profesional.Manuel Carlos Ruiz resalta la labor que realizan los servicios de orientación de los centros de enseñanza secundaria. «Es vital que desde bachiller se acompañe al estudiante a conocer las distintas opciones teniendo en cuenta su interés académico y profesional. Actualmente muchos estudiantes aún se dejan llevar por estereotipos», puntualiza. Desde la UCAM facilitan al futuro estudiante información real a través de los servicios de información, el acceso a profesores, experiencias de egresados y tutores académicos y personales, «que guían al estudiante de forma individualizada para no errar en su elección». «Desde la orientación tenemos claro que cada uno de los jóvenes debe ser el protagonista de sus decisiones, y que desde los centros educativos tenemos que facilitar que desarrollen todos los recursos personales para ir tomando decisiones libres y maduras», afirma Sara Lozano, orientadora en Secundaria y miembro de la junta directica de la Asociación Española de Orientación y Psicopedagogía (AEOP). Para que hayan podido descubrir su vocación o vocaciones resulta decisivo que hayan tenido recursos con los que conocerse mejor (intereses, valores, competencias, inquietudes, personalidad, ocio…) y se les haya facilitado un entorno rico en experiencias de aprendizaje, ámbitos de conocimiento tanto académico como personal (experimentarse en diferentes facetas). «Además, prestar atención y tiempo a la reflexión e introspección sobre estos aspectos», recalca Lozano.Exploración de calidadConsidera igualmente esencial enseñar a los alumnos a realizar una exploración de calidad y fiable sobre el mundo profesional, de perfiles profesionales y de itinerarios académicos y formativos. Y en cuanto a la toma de decisiones, «deben comprender que existen diferentes de formas de decidir, que cada uno tiene su propio estilo de decisión y que existen numerosos factores tanto personales (inseguridades, indecisión, creencias sobre profesiones o sobre uno mismo que pueden resultar en ocasiones falsas o irracionales…), como externos (amistades, familiares…) que influyen en nuestras decisiones y que debemos conocerlos para ser conscientes de nuestras elecciones».Los expertos instan a elegir algo que, como mínimo, despierte la curiosidad del estudianteDesde AEOP cree que educar en la búsqueda de información fiable (sobre el mundo que les rodea y sí mismos), en un espíritu crítico y contribuir a que los jóvenes se sientan eficaces en sus tomas de decisión, «debe ser el criterio que prime en los procesos de orientación». Conseguir todo esto «será la mejor herramienta con la que puedan contar para que cuando reflexionen sobre datos sobre empleabilidad, salidas profesionales, estudios y sobre ellos mismos, decidan qué es lo que quieren hacer primar en el ejercicio de su libertad», afirma la orientadora Sara Lozano.Kevin Beer, orientador universitario de Hastings School, recuerda los datos de la Fundación BBVA (2023) que indican que en España, aproximadamente, un 33% de los estudiantes no finaliza el grado que inició y un 21% abandona la universidad sin obtener un título. «Estas cifras reflejan una realidad preocupante y revelan una falta de preparación o acompañamiento a la hora de tomar una de las decisiones más importantes en la vida académica de un joven: la elección de su carrera universitaria», resalta. De ahí que sea fundamental contar con programas de orientación universitaria que acompañen al alumno desde etapas tempranas, «ofreciéndole herramientas para conocerse mejor, explorar sus intereses y tomar decisiones informadas sobre su futuro académico».Y recuerda que orientar no es dirigir, sino acompañar. «Se trata de ofrecer a los estudiantes el espacio y los recursos necesarios para que descubran sus fortalezas y encuentren su propio camino», recalca. Por eso una orientación universitaria bien planteada «es un acto de confianza en la capacidad del alumno para tomar decisiones informadas».La importancia de perder el miedo a equivocarseUna de las emociones más comunes y naturales que experimentan los estudiantes al tomar decisiones importantes sobre su futuro es la del miedo a equivocarse. «Sin embargo, ello no debe frenar a los estudiantes en su camino. Es fundamental que los estudiantes comprendan que cada decisión, por pequeña o grande que sea, es una oportunidad para aprender y evolucionar», comienza por afirmar Rosa de la Fuente, vicerrectora de Estudiantes de la UCM. «Hay miedo a no entrar, a equivocarse en la elección, a no saber lo que nos va a deparar el futuro…, gestionar una emoción como el miedo para que no te paralice también es un aprendizaje, un ejercicio de madurez», añade. La incertidumbre es una constante en la vida cotidiana, «como hemos visto en los últimos años», matiza. Normalmente, cuando el alumno comienza una carrera y se da cuenta que no es lo que realmente quería, suele desencadenar una serie de reacciones y emociones intensas que van desde la decepción y frustración hasta el miedo al fracaso. «Aunque puede ser una etapa difícil y frustrante, también es una oportunidad para aprender de la experiencia», aclara la vicerrectora. Lo importante es no ver este proceso como un fracaso, sino como parte del crecimiento personal y profesional. «Y sobre todo, no vivirlo como una experiencia individual, entender cómo nos sentimos, compartirlo y descubrir que algunos también pueden haberse sentido como nosotros y buscar soluciones con ayuda de orientadores, profesores, colegas, etc.», añade. De la Fuente asegura que siempre hay tiempo para modificar, cambiar y reorganizar, «hoy en día el aprendizaje es ya una experiencia a lo largo de la vida» La decisión de desistir o seguir adelante un año más en un Grado que no es lo que pensaban, es una decisión compleja y personal. «Ambas opciones tienen ventajas y desventajas, y dependerá de la situación específica del estudiante y sus metas a largo plazo», avisa la vicerrectora de Estudiantes de la UCM. En el caso de seguir adelante, la opción de convalidación de créditos es interesante, «pero no menos que disponer de un aprendizaje acumulado y la oportunidad de explorar otros campos», reflexiona. Si el estudiante no está completamente seguro de que la carrera es la equivocada, pasar un año más puede ofrecerle el tiempo necesario para reflexionar y desarrollar habilidades útiles. Por el contrario, «si el estudiante ya sabe con certeza que no es la carrera adecuada, cambiar de rumbo lo antes posible podría ser la opción más saludable y provechosa a largo plazo», puntualiza. Beatriz Bacaicoa, profesora de Bachillerato de CEM, señala que el sistema hace sentir a los alumnos que es una decisión definitiva, como si ya no hubiera vuelta atrás. «Por eso insistimos en que equivocarse también es parte del camino. A veces una primera elección que no encaja les lleva a conocerse mejor y acabar encontrando algo que sí les apasiona. No pasa nada por redirigir».Asegura que es mucho más habitual de lo que se piensa no estar satisfecho con la elección. Y en esos momentos, parar y reflexionar es lo que les permite reorientarse con más claridad. «Lo esencial es que encuentren un camino que tenga sentido para ellos, aunque no sea el que imaginaron al principio». Con las notas de la PAU en la mano, la nota de acceso a la universidad en la que entra en juego la calificación obtenida en Bachillerato y conocida también la nota de corte de cada grado en los distintos centros universitarios, es el momento de elegir carrera. Una situación difícil y decisiva para los jóvenes, para unos más que otros, en el que deberán tener en cuenta tanto su vocación como las propias fortalezas y habilidades y su adecuación con los estudios y con el posterior desarrollo profesional. «La verdadera clave es encontrar un equilibrio entre las inclinaciones personales, las habilidades y, finalmente, las oportunidades laborales», afirma Rosa de la Fuente, vicerrectora de Estudiantes de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Además de conocer las diferentes ofertas formativas, «hay que conocerse bien a uno mismo, saber si vamos a poder organizar bien nuestro tiempo si elegimos un doble grado, si vamos a controlar la ansiedad en caso de máxima dificultad, saber en qué contextos somos capaces de ser más creativos, conocer nuestros límites físicos y emocionales, etc», añade. Uno de los momentos que más angustia puede generar en los estudiantes es cuando su nota es inferior a la nota de corte de una determinada carrera a la que querían acceder, sobre todo en los casos de verdadera vocación. Por eso es fundamental que los estudiantes vean la situación con una mentalidad de oportunidad y flexibilidad. «Existen muchas formas de acceder a la carrera que desean, ya sea cambiando de ruta temporalmente, reforzando su preparación o explorando nuevas opciones», resalta De la Fuente. Lo más importante es no perder la motivación, mantener una actitud positiva y «recordar que siempre hay más de una manera de alcanzar un objetivo, e incluso tenemos que pensar que los objetivos también pueden cambiarse o modificarse, e incluso podemos perder las vocaciones tempranas y sustituirlas por otras si estamos abiertos a ver con otros ojos el futuro y nuestros intereses», puntualiza.Ideas clarasLa vicerrectora de la UCM cree que la mayoría de los estudiantes no llegan a la universidad con las ideas completamente claras sobre lo que quieren estudiar. No obstante, considera que eso puede convertirse en una oportunidad. «La universidad es un lugar ideal para explorar, experimentar y descubrir nuevos intereses. La clave es adoptar una mentalidad flexible y aprovechar las oportunidades que brinda la universidad para el autoconocimiento y la orientación».Noticia Relacionada Biomedicina y Física-Matemáticas, las más altas estandar No Notas de corte de acceso a la universidad: consulta tu carrera en este buscador Luis Cano El grado de Biomedicina y el doble grado de Física y Matemáticas, los listones más altosManuel Carlos Ruiz, vicerrector de Calidad y Ordenación Académica de la UCAM, recuerda que además de tener en cuenta la nota de acceso, es fundamental a la hora de elegir carrera «analizar los planes de estudio, las salidas profesionales, las metodologías docentes y las oportunidades de prácticas e internacionalización». En el caso de esta universidad, ofrecen una formación orientada a la empleabilidad, «con competencias en emprendimiento, una amplia red de convenios de prácticas, y un sistema de tutores académicos y personales que acompañan al estudiante desde el primer día. Ruiz ve lógico que la empleabilidad pese mucho en la decisión, «sobre todo si no hay una vocación definida». Las universidades trabajan para potenciar tanto la inserción laboral como el espíritu emprendedor. «Nosotros contamos con tutores personales y académicos que orientan en todo momento al estudiante para que encuentre la mejor opción. Apostamos por un equilibrio entre salidas profesionales y vocación, acompañado de una formación integral que ayude a los jóvenes a descubrir su camino», pone como ejemplo el vicerrector de la UCAM.Ruiz señala también el hecho de que con cada vez más carreras para elegir, se puede llegar a un determinado trabajo por varios caminos, algo que no todos los alumnos tienen en cuenta. «Muchos jóvenes empiezan a ser conscientes de la diversidad de trayectorias profesionales, pero aún queda trabajo por hacer», apunta. Los centros van orientando sobre todas las alternativas posibles, «facilitamos prácticas en distintos sectores y, gracias a nuestros tutores, ayudamos a que cada estudiante encuentre el itinerario que mejor se adapte a sus intereses y potencial», añade. Más allá de la nota«Lo más importante es mirar más allá de la nota», comienza por resaltar Beatriz Bacaicoa, profesora de Bachillerato del Colegio Europeo de Madrid (CEM). En ocasiones los estudiantes están obsesionados con dicha nota «cuando en realidad lo fundamental es entender en qué consiste esa carrera, qué tipo de materias se estudian y hacia dónde puede llevarlos profesionalmente», resalta. En este colegio animan a sus alumnos a que piensen en cómo se ven en unos años, qué tipo de vida quieren tener, qué les motiva… «La nota es solo una parte de la ecuación», puntualiza. Cuando la vocación no está definida, los alumnos se fijan más en las salidas laborales. «Es comprensible. Sin embargo, también les insistimos en que elijan algo que, como mínimo, les despierte curiosidad. Pasarán años estudiando eso. Elegir solo por empleabilidad, sin ningún interés real, suele pasar factura a medio plazo», apunta Beatriz Bacaicoa.Hay que recordar que ahora es más fácil llegar a un trabajo concreto por distintas vías académicasDe la Rosa también señala el peso de la empleabilidad en la elección en el contexto actual donde la competencia en el mercado laboral es alta y las expectativas de los estudiantes sobre sus futuras perspectivas profesionales están muy centradas en encontrar un empleo estable y bien remunerado. «Sin embargo, aunque la empleabilidad es importante, no debe ser el único criterio para elegir los estudios. Especialmente en un contexto tan cambiante dónde la adaptación, la resiliencia y la innovación son fundamentales para el desarrollo profesional», puntualiza. OrientaciónLa orientación es clave para una buena elección y está ganando más presencia en los centros, tanto en las etapas de Secundaria como especialmente en Bachillerato. «Los departamentos de orientación de los centros ofrecen la orientación académica y profesional necesaria a los alumnos a lo largo de toda la etapa educativa, con información tanto para que puedan continuar sus estudios (FP, universitarios, etc) como para prepararse para su inserción en el mundo laboral», afirman fuentes de la Consejería de Educación, Ciencia y Universidades. Esta labor de orientación académico profesional se complementa con actividades de apoyo como la feria de estudiante AULA o el programa educativo 4ºESO+Empresa, mediante el cual los alumnos de 4º de la ESO viven de primera mano la experiencia laboral en empresas con estancias de 3 a 5 días. «Además, la Comunidad de Madrid publica las fichas descriptivas de cada grado universitario, por ramas de conocimiento, incluyendo información sobre salidas profesionales», añaden.Entorno social y familiar «Existe un amplio acuerdo entre los expertos en orientación en que las creencias, expectativas y valores transmitidos por las familias influyen directamente en la percepción de las opciones disponibles, y en la confianza de la persona joven ante las elecciones que se le plantean», afirma Beatriz Álvarez González, vicepresidenta de la AEOP. En ocasiones, las familias pueden actuar como facilitadoras del proceso, pero también pueden ejercer una presión que lleve a decisiones basadas más en expectativas externas que en el autoconocimiento del estudiante. «Las amistades desempeñan un papel clave, especialmente en la adolescencia, cuando las decisiones pueden estar mediatizadas por la necesidad de pertenencia al grupo», añade la orientadora. Es frecuente que los jóvenes elijan estudios en función de lo que hacen sus iguales, y concretamente, su entorno más próximo, sin haber reflexionado en profundidad sobre sus propios intereses y habilidades más genuinos.En el caso concreto del Bachillerato, la labor de orientadores, tutores y todo el equipo docente es fundamental en esta etapa, «ya que los jóvenes están en pleno proceso de construcción personal y necesitan el apoyo de personas de referencia que les ayuden a gestionar las situaciones que surgen en su día a día de cara a su futura realización académica, profesional y social», resaltan desde la consejería. Los alumnos reciben pautas sobre la orientación académica profesional realizada por el orientador del centro, como las de autoconocimiento y análisis de las intereses; competencias y capacidades; análisis de mundo laboral o adquisición de herramientas que ayuden a la reflexión y habilidades sociales que les ayudarán en su futuro profesional.Manuel Carlos Ruiz resalta la labor que realizan los servicios de orientación de los centros de enseñanza secundaria. «Es vital que desde bachiller se acompañe al estudiante a conocer las distintas opciones teniendo en cuenta su interés académico y profesional. Actualmente muchos estudiantes aún se dejan llevar por estereotipos», puntualiza. Desde la UCAM facilitan al futuro estudiante información real a través de los servicios de información, el acceso a profesores, experiencias de egresados y tutores académicos y personales, «que guían al estudiante de forma individualizada para no errar en su elección». «Desde la orientación tenemos claro que cada uno de los jóvenes debe ser el protagonista de sus decisiones, y que desde los centros educativos tenemos que facilitar que desarrollen todos los recursos personales para ir tomando decisiones libres y maduras», afirma Sara Lozano, orientadora en Secundaria y miembro de la junta directica de la Asociación Española de Orientación y Psicopedagogía (AEOP). Para que hayan podido descubrir su vocación o vocaciones resulta decisivo que hayan tenido recursos con los que conocerse mejor (intereses, valores, competencias, inquietudes, personalidad, ocio…) y se les haya facilitado un entorno rico en experiencias de aprendizaje, ámbitos de conocimiento tanto académico como personal (experimentarse en diferentes facetas). «Además, prestar atención y tiempo a la reflexión e introspección sobre estos aspectos», recalca Lozano.Exploración de calidadConsidera igualmente esencial enseñar a los alumnos a realizar una exploración de calidad y fiable sobre el mundo profesional, de perfiles profesionales y de itinerarios académicos y formativos. Y en cuanto a la toma de decisiones, «deben comprender que existen diferentes de formas de decidir, que cada uno tiene su propio estilo de decisión y que existen numerosos factores tanto personales (inseguridades, indecisión, creencias sobre profesiones o sobre uno mismo que pueden resultar en ocasiones falsas o irracionales…), como externos (amistades, familiares…) que influyen en nuestras decisiones y que debemos conocerlos para ser conscientes de nuestras elecciones».Los expertos instan a elegir algo que, como mínimo, despierte la curiosidad del estudianteDesde AEOP cree que educar en la búsqueda de información fiable (sobre el mundo que les rodea y sí mismos), en un espíritu crítico y contribuir a que los jóvenes se sientan eficaces en sus tomas de decisión, «debe ser el criterio que prime en los procesos de orientación». Conseguir todo esto «será la mejor herramienta con la que puedan contar para que cuando reflexionen sobre datos sobre empleabilidad, salidas profesionales, estudios y sobre ellos mismos, decidan qué es lo que quieren hacer primar en el ejercicio de su libertad», afirma la orientadora Sara Lozano.Kevin Beer, orientador universitario de Hastings School, recuerda los datos de la Fundación BBVA (2023) que indican que en España, aproximadamente, un 33% de los estudiantes no finaliza el grado que inició y un 21% abandona la universidad sin obtener un título. «Estas cifras reflejan una realidad preocupante y revelan una falta de preparación o acompañamiento a la hora de tomar una de las decisiones más importantes en la vida académica de un joven: la elección de su carrera universitaria», resalta. De ahí que sea fundamental contar con programas de orientación universitaria que acompañen al alumno desde etapas tempranas, «ofreciéndole herramientas para conocerse mejor, explorar sus intereses y tomar decisiones informadas sobre su futuro académico».Y recuerda que orientar no es dirigir, sino acompañar. «Se trata de ofrecer a los estudiantes el espacio y los recursos necesarios para que descubran sus fortalezas y encuentren su propio camino», recalca. Por eso una orientación universitaria bien planteada «es un acto de confianza en la capacidad del alumno para tomar decisiones informadas».La importancia de perder el miedo a equivocarseUna de las emociones más comunes y naturales que experimentan los estudiantes al tomar decisiones importantes sobre su futuro es la del miedo a equivocarse. «Sin embargo, ello no debe frenar a los estudiantes en su camino. Es fundamental que los estudiantes comprendan que cada decisión, por pequeña o grande que sea, es una oportunidad para aprender y evolucionar», comienza por afirmar Rosa de la Fuente, vicerrectora de Estudiantes de la UCM. «Hay miedo a no entrar, a equivocarse en la elección, a no saber lo que nos va a deparar el futuro…, gestionar una emoción como el miedo para que no te paralice también es un aprendizaje, un ejercicio de madurez», añade. La incertidumbre es una constante en la vida cotidiana, «como hemos visto en los últimos años», matiza. Normalmente, cuando el alumno comienza una carrera y se da cuenta que no es lo que realmente quería, suele desencadenar una serie de reacciones y emociones intensas que van desde la decepción y frustración hasta el miedo al fracaso. «Aunque puede ser una etapa difícil y frustrante, también es una oportunidad para aprender de la experiencia», aclara la vicerrectora. Lo importante es no ver este proceso como un fracaso, sino como parte del crecimiento personal y profesional. «Y sobre todo, no vivirlo como una experiencia individual, entender cómo nos sentimos, compartirlo y descubrir que algunos también pueden haberse sentido como nosotros y buscar soluciones con ayuda de orientadores, profesores, colegas, etc.», añade. De la Fuente asegura que siempre hay tiempo para modificar, cambiar y reorganizar, «hoy en día el aprendizaje es ya una experiencia a lo largo de la vida» La decisión de desistir o seguir adelante un año más en un Grado que no es lo que pensaban, es una decisión compleja y personal. «Ambas opciones tienen ventajas y desventajas, y dependerá de la situación específica del estudiante y sus metas a largo plazo», avisa la vicerrectora de Estudiantes de la UCM. En el caso de seguir adelante, la opción de convalidación de créditos es interesante, «pero no menos que disponer de un aprendizaje acumulado y la oportunidad de explorar otros campos», reflexiona. Si el estudiante no está completamente seguro de que la carrera es la equivocada, pasar un año más puede ofrecerle el tiempo necesario para reflexionar y desarrollar habilidades útiles. Por el contrario, «si el estudiante ya sabe con certeza que no es la carrera adecuada, cambiar de rumbo lo antes posible podría ser la opción más saludable y provechosa a largo plazo», puntualiza. Beatriz Bacaicoa, profesora de Bachillerato de CEM, señala que el sistema hace sentir a los alumnos que es una decisión definitiva, como si ya no hubiera vuelta atrás. «Por eso insistimos en que equivocarse también es parte del camino. A veces una primera elección que no encaja les lleva a conocerse mejor y acabar encontrando algo que sí les apasiona. No pasa nada por redirigir».Asegura que es mucho más habitual de lo que se piensa no estar satisfecho con la elección. Y en esos momentos, parar y reflexionar es lo que les permite reorientarse con más claridad. «Lo esencial es que encuentren un camino que tenga sentido para ellos, aunque no sea el que imaginaron al principio».  

Con las notas de la PAU en la mano, la nota de acceso a la universidad en la que entra en juego la calificación obtenida en Bachillerato y conocida también la nota de corte de cada grado en los distintos centros universitarios, es el momento de elegir carrera. Una situación difícil y decisiva para los jóvenes, para unos más que otros, en el que deberán tener en cuenta tanto su vocación como las propias fortalezas y habilidades y su adecuación con los estudios y con el posterior desarrollo profesional. «La verdadera clave es encontrar un equilibrio entre las inclinaciones personales, las habilidades y, finalmente, las oportunidades laborales», afirma Rosa de la Fuente, vicerrectora de Estudiantes de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Además de conocer las diferentes ofertas formativas, «hay que conocerse bien a uno mismo, saber si vamos a poder organizar bien nuestro tiempo si elegimos un doble grado, si vamos a controlar la ansiedad en caso de máxima dificultad, saber en qué contextos somos capaces de ser más creativos, conocer nuestros límites físicos y emocionales, etc», añade.

Uno de los momentos que más angustia puede generar en los estudiantes es cuando su nota es inferior a la nota de corte de una determinada carrera a la que querían acceder, sobre todo en los casos de verdadera vocación. Por eso es fundamental que los estudiantes vean la situación con una mentalidad de oportunidad y flexibilidad. «Existen muchas formas de acceder a la carrera que desean, ya sea cambiando de ruta temporalmente, reforzando su preparación o explorando nuevas opciones», resalta De la Fuente. Lo más importante es no perder la motivación, mantener una actitud positiva y «recordar que siempre hay más de una manera de alcanzar un objetivo, e incluso tenemos que pensar que los objetivos también pueden cambiarse o modificarse, e incluso podemos perder las vocaciones tempranas y sustituirlas por otras si estamos abiertos a ver con otros ojos el futuro y nuestros intereses», puntualiza.

Ideas claras

La vicerrectora de la UCM cree que la mayoría de los estudiantes no llegan a la universidad con las ideas completamente claras sobre lo que quieren estudiar. No obstante, considera que eso puede convertirse en una oportunidad. «La universidad es un lugar ideal para explorar, experimentar y descubrir nuevos intereses. La clave es adoptar una mentalidad flexible y aprovechar las oportunidades que brinda la universidad para el autoconocimiento y la orientación».

Manuel Carlos Ruiz, vicerrector de Calidad y Ordenación Académica de la UCAM, recuerda que además de tener en cuenta la nota de acceso, es fundamental a la hora de elegir carrera «analizar los planes de estudio, las salidas profesionales, las metodologías docentes y las oportunidades de prácticas e internacionalización». En el caso de esta universidad, ofrecen una formación orientada a la empleabilidad, «con competencias en emprendimiento, una amplia red de convenios de prácticas, y un sistema de tutores académicos y personales que acompañan al estudiante desde el primer día. Ruiz ve lógico que la empleabilidad pese mucho en la decisión, «sobre todo si no hay una vocación definida». Las universidades trabajan para potenciar tanto la inserción laboral como el espíritu emprendedor. «Nosotros contamos con tutores personales y académicos que orientan en todo momento al estudiante para que encuentre la mejor opción. Apostamos por un equilibrio entre salidas profesionales y vocación, acompañado de una formación integral que ayude a los jóvenes a descubrir su camino», pone como ejemplo el vicerrector de la UCAM.

Ruiz señala también el hecho de que con cada vez más carreras para elegir, se puede llegar a un determinado trabajo por varios caminos, algo que no todos los alumnos tienen en cuenta. «Muchos jóvenes empiezan a ser conscientes de la diversidad de trayectorias profesionales, pero aún queda trabajo por hacer», apunta. Los centros van orientando sobre todas las alternativas posibles, «facilitamos prácticas en distintos sectores y, gracias a nuestros tutores, ayudamos a que cada estudiante encuentre el itinerario que mejor se adapte a sus intereses y potencial», añade.

Más allá de la nota

«Lo más importante es mirar más allá de la nota», comienza por resaltar Beatriz Bacaicoa, profesora de Bachillerato del Colegio Europeo de Madrid (CEM). En ocasiones los estudiantes están obsesionados con dicha nota «cuando en realidad lo fundamental es entender en qué consiste esa carrera, qué tipo de materias se estudian y hacia dónde puede llevarlos profesionalmente», resalta. En este colegio animan a sus alumnos a que piensen en cómo se ven en unos años, qué tipo de vida quieren tener, qué les motiva… «La nota es solo una parte de la ecuación», puntualiza. Cuando la vocación no está definida, los alumnos se fijan más en las salidas laborales. «Es comprensible. Sin embargo, también les insistimos en que elijan algo que, como mínimo, les despierte curiosidad. Pasarán años estudiando eso. Elegir solo por empleabilidad, sin ningún interés real, suele pasar factura a medio plazo», apunta Beatriz Bacaicoa.

Hay que recordar que ahora es más fácil llegar a un trabajo concreto por distintas vías académicas

De la Rosa también señala el peso de la empleabilidad en la elección en el contexto actual donde la competencia en el mercado laboral es alta y las expectativas de los estudiantes sobre sus futuras perspectivas profesionales están muy centradas en encontrar un empleo estable y bien remunerado. «Sin embargo, aunque la empleabilidad es importante, no debe ser el único criterio para elegir los estudios. Especialmente en un contexto tan cambiante dónde la adaptación, la resiliencia y la innovación son fundamentales para el desarrollo profesional», puntualiza.

Orientación

La orientación es clave para una buena elección y está ganando más presencia en los centros, tanto en las etapas de Secundaria como especialmente en Bachillerato. «Los departamentos de orientación de los centros ofrecen la orientación académica y profesional necesaria a los alumnos a lo largo de toda la etapa educativa, con información tanto para que puedan continuar sus estudios (FP, universitarios, etc) como para prepararse para su inserción en el mundo laboral», afirman fuentes de la Consejería de Educación, Ciencia y Universidades. Esta labor de orientación académico profesional se complementa con actividades de apoyo como la feria de estudiante AULA o el programa educativo 4ºESO+Empresa, mediante el cual los alumnos de 4º de la ESO viven de primera mano la experiencia laboral en empresas con estancias de 3 a 5 días. «Además, la Comunidad de Madrid publica las fichas descriptivas de cada grado universitario, por ramas de conocimiento, incluyendo información sobre salidas profesionales», añaden.

Entorno social y familiar

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«Existe un amplio acuerdo entre los expertos en orientación en que las creencias, expectativas y valores transmitidos por las familias influyen directamente en la percepción de las opciones disponibles, y en la confianza de la persona joven ante las elecciones que se le plantean», afirma Beatriz Álvarez González, vicepresidenta de la AEOP. En ocasiones, las familias pueden actuar como facilitadoras del proceso, pero también pueden ejercer una presión que lleve a decisiones basadas más en expectativas externas que en el autoconocimiento del estudiante. «Las amistades desempeñan un papel clave, especialmente en la adolescencia, cuando las decisiones pueden estar mediatizadas por la necesidad de pertenencia al grupo», añade la orientadora. Es frecuente que los jóvenes elijan estudios en función de lo que hacen sus iguales, y concretamente, su entorno más próximo, sin haber reflexionado en profundidad sobre sus propios intereses y habilidades más genuinos.

En el caso concreto del Bachillerato, la labor de orientadores, tutores y todo el equipo docente es fundamental en esta etapa, «ya que los jóvenes están en pleno proceso de construcción personal y necesitan el apoyo de personas de referencia que les ayuden a gestionar las situaciones que surgen en su día a día de cara a su futura realización académica, profesional y social», resaltan desde la consejería. Los alumnos reciben pautas sobre la orientación académica profesional realizada por el orientador del centro, como las de autoconocimiento y análisis de las intereses; competencias y capacidades; análisis de mundo laboral o adquisición de herramientas que ayuden a la reflexión y habilidades sociales que les ayudarán en su futuro profesional.

Manuel Carlos Ruiz resalta la labor que realizan los servicios de orientación de los centros de enseñanza secundaria. «Es vital que desde bachiller se acompañe al estudiante a conocer las distintas opciones teniendo en cuenta su interés académico y profesional. Actualmente muchos estudiantes aún se dejan llevar por estereotipos», puntualiza. Desde la UCAM facilitan al futuro estudiante información real a través de los servicios de información, el acceso a profesores, experiencias de egresados y tutores académicos y personales, «que guían al estudiante de forma individualizada para no errar en su elección».

«Desde la orientación tenemos claro que cada uno de los jóvenes debe ser el protagonista de sus decisiones, y que desde los centros educativos tenemos que facilitar que desarrollen todos los recursos personales para ir tomando decisiones libres y maduras», afirma Sara Lozano, orientadora en Secundaria y miembro de la junta directica de la Asociación Española de Orientación y Psicopedagogía (AEOP). Para que hayan podido descubrir su vocación o vocaciones resulta decisivo que hayan tenido recursos con los que conocerse mejor (intereses, valores, competencias, inquietudes, personalidad, ocio…) y se les haya facilitado un entorno rico en experiencias de aprendizaje, ámbitos de conocimiento tanto académico como personal (experimentarse en diferentes facetas). «Además, prestar atención y tiempo a la reflexión e introspección sobre estos aspectos», recalca Lozano.

Exploración de calidad

Considera igualmente esencial enseñar a los alumnos a realizar una exploración de calidad y fiable sobre el mundo profesional, de perfiles profesionales y de itinerarios académicos y formativos. Y en cuanto a la toma de decisiones, «deben comprender que existen diferentes de formas de decidir, que cada uno tiene su propio estilo de decisión y que existen numerosos factores tanto personales (inseguridades, indecisión, creencias sobre profesiones o sobre uno mismo que pueden resultar en ocasiones falsas o irracionales…), como externos (amistades, familiares…) que influyen en nuestras decisiones y que debemos conocerlos para ser conscientes de nuestras elecciones».

Los expertos instan a elegir algo que, como mínimo, despierte la curiosidad del estudiante

Desde AEOP cree que educar en la búsqueda de información fiable (sobre el mundo que les rodea y sí mismos), en un espíritu crítico y contribuir a que los jóvenes se sientan eficaces en sus tomas de decisión, «debe ser el criterio que prime en los procesos de orientación». Conseguir todo esto «será la mejor herramienta con la que puedan contar para que cuando reflexionen sobre datos sobre empleabilidad, salidas profesionales, estudios y sobre ellos mismos, decidan qué es lo que quieren hacer primar en el ejercicio de su libertad», afirma la orientadora Sara Lozano.

Kevin Beer, orientador universitario de Hastings School, recuerda los datos de la Fundación BBVA (2023) que indican que en España, aproximadamente, un 33% de los estudiantes no finaliza el grado que inició y un 21% abandona la universidad sin obtener un título. «Estas cifras reflejan una realidad preocupante y revelan una falta de preparación o acompañamiento a la hora de tomar una de las decisiones más importantes en la vida académica de un joven: la elección de su carrera universitaria», resalta. De ahí que sea fundamental contar con programas de orientación universitaria que acompañen al alumno desde etapas tempranas, «ofreciéndole herramientas para conocerse mejor, explorar sus intereses y tomar decisiones informadas sobre su futuro académico».

Y recuerda que orientar no es dirigir, sino acompañar. «Se trata de ofrecer a los estudiantes el espacio y los recursos necesarios para que descubran sus fortalezas y encuentren su propio camino», recalca. Por eso una orientación universitaria bien planteada «es un acto de confianza en la capacidad del alumno para tomar decisiones informadas».

La importancia de perder el miedo a equivocarse

Una de las emociones más comunes y naturales que experimentan los estudiantes al tomar decisiones importantes sobre su futuro es la del miedo a equivocarse. «Sin embargo, ello no debe frenar a los estudiantes en su camino. Es fundamental que los estudiantes comprendan que cada decisión, por pequeña o grande que sea, es una oportunidad para aprender y evolucionar», comienza por afirmar Rosa de la Fuente, vicerrectora de Estudiantes de la UCM. «Hay miedo a no entrar, a equivocarse en la elección, a no saber lo que nos va a deparar el futuro…, gestionar una emoción como el miedo para que no te paralice también es un aprendizaje, un ejercicio de madurez», añade. La incertidumbre es una constante en la vida cotidiana, «como hemos visto en los últimos años», matiza.

Normalmente, cuando el alumno comienza una carrera y se da cuenta que no es lo que realmente quería, suele desencadenar una serie de reacciones y emociones intensas que van desde la decepción y frustración hasta el miedo al fracaso. «Aunque puede ser una etapa difícil y frustrante, también es una oportunidad para aprender de la experiencia», aclara la vicerrectora. Lo importante es no ver este proceso como un fracaso, sino como parte del crecimiento personal y profesional. «Y sobre todo, no vivirlo como una experiencia individual, entender cómo nos sentimos, compartirlo y descubrir que algunos también pueden haberse sentido como nosotros y buscar soluciones con ayuda de orientadores, profesores, colegas, etc.», añade. De la Fuente asegura que siempre hay tiempo para modificar, cambiar y reorganizar, «hoy en día el aprendizaje es ya una experiencia a lo largo de la vida»

La decisión de desistir o seguir adelante un año más en un Grado que no es lo que pensaban, es una decisión compleja y personal. «Ambas opciones tienen ventajas y desventajas, y dependerá de la situación específica del estudiante y sus metas a largo plazo», avisa la vicerrectora de Estudiantes de la UCM. En el caso de seguir adelante, la opción de convalidación de créditos es interesante, «pero no menos que disponer de un aprendizaje acumulado y la oportunidad de explorar otros campos», reflexiona. Si el estudiante no está completamente seguro de que la carrera es la equivocada, pasar un año más puede ofrecerle el tiempo necesario para reflexionar y desarrollar habilidades útiles. Por el contrario, «si el estudiante ya sabe con certeza que no es la carrera adecuada, cambiar de rumbo lo antes posible podría ser la opción más saludable y provechosa a largo plazo», puntualiza.

Beatriz Bacaicoa, profesora de Bachillerato de CEM, señala que el sistema hace sentir a los alumnos que es una decisión definitiva, como si ya no hubiera vuelta atrás. «Por eso insistimos en que equivocarse también es parte del camino. A veces una primera elección que no encaja les lleva a conocerse mejor y acabar encontrando algo que sí les apasiona. No pasa nada por redirigir».

Asegura que es mucho más habitual de lo que se piensa no estar satisfecho con la elección. Y en esos momentos, parar y reflexionar es lo que les permite reorientarse con más claridad. «Lo esencial es que encuentren un camino que tenga sentido para ellos, aunque no sea el que imaginaron al principio».

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