Los Abu Warda son una familia conocida en la ciudad de Yabalia, en el norte de Gaza, de donde son originarios. Tanto que una calle central de esta localidad lleva su mismo nombre. Aclara Najib Abu Warda, profesor y ensayista de 71 años, que según las estimaciones que le llegan de sus parientes en la Franja, casi medio centenar de los miembros de esa vasta estirpe han perdido la vida en bombardeos israelíes.
El profesor y autor de ‘Palestina. Historia documentada de 100 años de guerra’ acusa al Estado judío de querer imponer “una narrativa imperialista, colonialista y fascista”
Los Abu Warda son una familia conocida en la ciudad de Yabalia, en el norte de Gaza, de donde son originarios. Tanto que una calle central de esta localidad lleva su mismo nombre. Aclara Najib Abu Warda, profesor y ensayista de 71 años, que según las estimaciones que le llegan de sus parientes en la Franja, casi medio centenar de los miembros de esa vasta estirpe han perdido la vida en bombardeos israelíes.
Él eligió allá por los años setenta, cuando muchos palestinos emigraban a países de la URSS o a Estados Unidos, viajar a España para estudiar. Se define, por tanto, de aquí y de allá, muestra sin duda de esa filosofía vital y académica que pone a la persona por encima de todo. “Es el derecho de cualquier individuo”, señala durante una entrevista con EL PAÍS, “que decida dónde quiere vivir. Las fronteras son inventos humanos, no deberían existir”.
Durante décadas ha formado en la universidad con mucha pasión a miles de estudiantes, entre ellos periodistas, en el estudio de las relaciones internacionales. Este martes ha presentado en Casa Árabe, en Madrid, su último ensayo: Palestina. Historia documentada de 100 años de guerra (Ediciones Trea).
Pregunta. ¿Cómo puede la historia ayudarnos a entender la barbarie que se está produciendo en Palestina?
Respuesta. Israel es hoy el único Estado de Oriente Próximo que tiene la bomba nuclear, pero Palestina tiene la potencia de la historia que ninguna bomba nuclear puede desmantelar. Por eso, [el primer ministro israelí, Benjamín] Netanyahu, que ha utilizado en Gaza todo su potencial para bombardear durante casi dos años, con el apoyo de todo el mundo, empezando por los países árabes y acabando por Estados Unidos, dice que es una cuestión de existencia. Sabe que la historia de Palestina es más potente que su bomba nuclear. Quieren imponer una narrativa imperialista, colonialista, fascista, pensando que sus 7.000 años de historia son tan fáciles de bombardear como una población.
P. ¿Es entonces una guerra también contra la historia?
R. Efectivamente. Israel es un Estado artificialmente creado a través de la gestión de unas potencias como consecuencia de una serie de intereses tras la I Guerra Mundial y II Guerra Mundial. Palestina es una nación sólida, permanente, de hace miles de años. Formaba parte de todos los antiguos imperios. Su identidad nacional permanece intacta, con o sin Estado. Lleva miles de años de existencia desde Mesopotamia, Canaán, Filistea; era parte de Babilonia, el Imperio persa, el de Alejandro Magno, el romano, los califatos en el mundo islámico y el Imperio Otomano hasta la I Guerra Mundial.
Si Israel pierde una sola guerra, desaparece del mapa porque no tiene identidad nacional, porque son inmigrantes llegados de todo el mundo, de Marruecos, Argentina, Rusia, Polonia… El mejor escenario para cualquier Gobierno israelí es el mantenimiento del statu quo de guerra y paz, porque necesita de generaciones para que el Estado artificial sea una nación.
P. Pero Israel defiende que sus raíces, al menos religiosas, están ahí, en esa tierra.
R. El judaísmo nació con Moisés en Egipto, no en Palestina. Moisés nunca llegó a entrar en Palestina, murió en el Sinaí buscando la tierra prometida. Esa tierra sagrada, Canaán, estaba considerada como tal antes del judaísmo. ¿Acaso Netanyahu o los colonos judíos tienen algo que ver con Moisés? Nada, son criminales. Palestina es un lugar sagrado para judaísmo, cristianismo e islam, pero eso no implica identidad nacional.
P. ¿Es posible aún la solución de los dos Estados?
R. Hay varias posibles salidas: un Estado binacional o trinacional, por ejemplo. Si se dan las condiciones óptimas, nadie debería estar en contra. La diversidad es positiva. Puede haber judíos, cristianos, musulmanes, pero con igualdad en derechos y obligaciones. La mayoría de los palestinos lo aceptan, pero lo rechazan los judíos porque piensan en el factor demográfico. Los palestinos en poco tiempo serían mayoría en el Parlamento.
También existe la posibilidad de un Estado federal o confederal, son viables, y la solución de dos Estados de la que se empezó a hablar en la Conferencia de Madrid [1991]. Los palestinos lo aceptaron en tiempos de [Yasir] Arafat. A Israel no le conviene porque están anexionando más territorio. El mundo lo ve, empezando por los países árabes.La cuestión palestina cuenta con la verdad, pero los peores abogados que hay en el mundo.
P. Pero en algún momento de la historia, los países árabes fueron apoyo de Palestina.
R. Eso siempre ha sido producto de una manipulación.Los ingleses inventaron tres cosas que siguen siendo útiles para mantener la situación en el conflicto: Israel como base militar, Jordania como la primera línea defensiva y la Liga Árabe. Con la I Guerra Mundial, los pueblos de la zona querían una nación árabe uniday eso era peligroso para ingleses y franceses. Hubiera sido como la Unión Europea hoy, sin fronteras, como en el Imperio Otomano, una fortaleza, pero inventaron las fronteras.
P. Habla en su libro de la necesidad de un “mediador imparcial”, pero suena casi inalcanzable tras casi un siglo de guerra.
R. El gran responsable de todo esto es Naciones Unidas. Suya es la resolución 181 [de partición de Palestina en dos Estados]. Sigue siendo el actor por excelencia que debe subsanar los errores que ha cometido. Un actor individual no es adecuado porque siempre va a tener intereses. La única posibilidad de que haya un mediador neutral es a través de un grupo de estados y eso puede ser viable con el Consejo de Seguridad de la ONU.
P. Y mientras, los países árabes de la región vuelven a acercarse a Israel en el marco de los acuerdos de Abraham.
R. No es lo mismo establecer relaciones diplomáticas que normalizar las relaciones. Hay cuatro o cinco estados de la zona que reconocen Israel y tienen relaciones diplomáticas. El más antiguo es Egipto. Tiene que haber, por ejemplo, condiciones óptimas para que el pueblo egipcio perciba de forma normal al pueblo israelí y no como un enemigo.
Israelpuede firmar convenios diplomáticos con Arabia Saudí y no pasa nada, pero las tensiones pueden seguir. Con quién debe normalizar Israel sus relaciones es con los palestinos y después lo hará automáticamente con los demás. Para que el colono que vive en Tel Aviv, en casa de un refugiado palestino, tenga seguridad, el palestino tiene que tener una solución justa. Israel puede hacer la paz con Baréin o los Emiratos [Árabes Unidos], pero ellos no son una amenaza.
P. Tras más de un año y medio de ofensiva, Hamás sigue siendo el objetivo de Israel. ¿Se puede acabar con la milicia?
R. Hamás antes no existía. La inteligencia israelí desempeñó un papel fundamental en los comienzos de Hamás porque el enemigo era la OLP [Organización para la Liberación de Palestina]. Eso era entonces el terrorismo para Israel. La OLP no tenía ninguna religión: eran marxistas, leninistas, nacionalistas…Israel quería buscar mecanismos para fragmentar a la OLP a través de un grupo islamista. Puede acabar con todos los miembros de Hamás, pero no puede acabar con la causa palestina que está por encima, también de Al Fatah o del Frente Popular. La lucha del pueblo palestino hoy es la de su independencia y libertad, y apoyan a quien lleve esa bandera.
P. Con el contacto diario que tiene con Gaza, ¿diría que hay oposición a Hamás dentro de la Franja?
R. Totalmente, la mitad de la población rechaza a Hamás. De hecho, hay grupos que se están creando en contra, pero algunos dicen que están financiados y apoyados por Israel. En Gaza está desmantelada prácticamente la organización social. La Franja necesita reconstruir más que las casas al individuo.Muchos ven a Hamás como el principal enemigo. Un político debe estar a la altura de la casa que dice defender.La causa palestina es víctima de las organizaciones palestinas, sin excepción; de todos los regímenes árabes, sin excepción; del colonialismo europeo, de las potencias mundiales y de las organizaciones internacionales como Naciones Unidas. Es víctima de todos.El pueblo palestino lleva demasiado tiempo buscando su derecho a la autodeterminación, a la libertad de decidir quién es.
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