La delegación española de Médicos del Mundo tenía su sede en la primera planta de un edificio que este martes ha sido atacado por Israel en Deir al Balah, en el centro de Gaza. Ocho personas han muerto, entre ellas cuatro niños y un adolescente, por el impacto de dos artefactos lanzados desde un dron un nivel por encima de las oficinas de la ONG, que han quedado destruidas.
Cinco de los fallecidos son menores de edad, según la ONG cuyo personal está a salvo
Médicos del Mundo tenía su sede en la primera planta de un edificio que este martes ha sido atacado por Israel en Deir al Balah, en el centro de Gaza. Ocho personas han muerto, entre ellas cuatro niños y un adolescente, por el impacto de dos artefactos lanzados desde un dron un nivel por encima de las oficinas de la ONG, que han quedado destruidas.
“La ubicación de la oficina estaba en conocimiento de Israel, perfectamente identificada”, asegura Sally Saleh, coordinadora de campo de Médicos del Mundo en la Franja palestina, en mensajes de audio enviados a este periódico. Pese a que el ataque se produjo a las 11.00 de la mañana (las 10.00 en España peninsular), no había trabajadores de la organización sanitaria en ese momento. “Afortunadamente, no hemos sufrido lesiones entre nuestro personal, pero sí daños materiales”, explica la cooperante. Ella misma fue a comprobar el destrozo cuando acabó el bombardeo. “Es horrible”, describe.
Saleh recalca que la organización había comunicado su ubicación a Israel, por lo que este ataque “constituye una violación de las normas del derecho internacional”, señala, “que establecen que las ONG, sus trabajadores e instalaciones deben ser protegidas”.
Sin embargo, “como sucedió en ocasiones anteriores con ataques israelíes, el equipo de la organización no recibió ningún aviso previo que permitiera evacuar el edificio o tomar medidas de protección para posibles ocupantes”, ha informado la entidad en un comunicado.
En este sentido, un nuevo informe de Naciones Unidas publicado este martes, culpa a Israel de cometer crímenes de guerra y de provocar un “exterminio” (catalogado como crimen contra la humanidad) con sus repetidos ataques a escuelas, universidades, mezquitas y otros edificios educativos, religiosos y culturales.
El edificio de Médicos del Mundo atacado se ubica en un barrio de Deir al Balah que alberga numerosas oficinas de organizaciones no gubernamentales. “Hasta ahora había permanecido relativamente fuera de los bombardeos y de zonas de destrucción en Gaza”, ha precisado la ONG médica. Esta área de la ciudad también acoge a poblaciones desplazadas del norte del enclave y de Jan Yunis, al sur.
La coordinadora de Médicos del Mundo en Gaza advierte que la destrucción de sus oficinas “afectará a las operaciones” de la organización para prestar atención a la castigada población gazatí. “La instalación de energía solar y las tuberías han quedado completamente destruidas, por lo que no hay agua ni electricidad”, señala.
Tras el ataque, la Oficina de Coordinación y Liaison (CLA), responsable de autorizar y coordinar los movimientos del personal humanitario dentro de Gaza, “no ha proporcionado ninguna explicación, a pesar de haber sido contactada por Médicos del Mundo”, ha denunciado la ONG en su comunicado.
La asistencia humanitaria es cada día más complicada en la Franja, especialmente por la falta de suministros, alimentos y la obstrucción al acceso de atención sanitaria. La ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) ha alertado también este martes de que el hospital Nasser, “la única esperanza que queda para los palestinos en el sur de Gaza”, se está viendo amenazado por los continuos bombardeos en los alrededores del edificio.
Desde el comienzo de la invasión israelí de Gaza, el 7 de octubre de 2023 ―cuando Hamás atacó Israel, mató a más de 1.200 personas y secuestró a más de 250― 54.981 personas han muerto y 126.920 han resultado heridas, según el Ministerio de Salud del territorio, controlado por la milicia islamista.
Las autoridades sanitarias han recordado, además, que 163 personas han muerto y 1.495 han sufrido lesiones en las dos últimas semanas en los repartos de comida de la Fundación Humanitaria para Gaza (FHG), una entidad privada que opera al margen de la ONU y que cuenta con el respaldo de EE UU e Israel.
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