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  Cultura  Pérdida, resistencia y memoria, la historia real que corre paralela al éxito de ‘El eternauta’
Cultura

Pérdida, resistencia y memoria, la historia real que corre paralela al éxito de ‘El eternauta’

junio 26, 2025
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Las últimas protestas de los jubilados argentinos frente al Congreso estaban salpicadas por pancartas que decían: «Lo viejo funciona, Milei ». La consigna es una cita directa de ‘El eternauta’ y una muestra más de la dimensión reivindicativa y social que ha vuelto a adquirir el cómic escrito por Héctor Germán Oesterheld y dibujado por Francisco Solano López entre 1957 y 1959. Como su propio protagonista, Juan Salvo –atrapado en un bucle temporal–, este clásico de la historieta argentina atraviesa generaciones , fronteras y géneros más de setenta años después. «Es una cosa increíble. Está institucionalizado como parte del patrimonio cultural argentino, y sin embargo sigue siendo resistente y de culto », afirma a ABC Martín Oesterheld, nieto de Héctor. Él y su mujer, Laura Bruno, están detrás de los dos proyectos que han vuelto a traer ‘El eternauta’ al centro: son los artífices de una nueva edición de la novela gráfica primigenia que en España publica Planeta y productores ejecutivos (Martín, también consultor creativo) de la serie homónima de Netflix protagonizada por Ricardo Darín , que se ha convertido en un fenómeno global. Noticia Relacionada estandar No La nevada mortal de ‘El eternauta’, la metáfora sobre la represión argentina que se convirtió en símbolo de las distopías Asier Mensuro Copo a copo, la importancia de la nieve en esta obra sigue calando como advertencia sobre el poder, la resistencia y la importancia de la lucha colectivaEn los años 50, esta historia de ciencia ficción y metáfora política reflejaba las tensiones de una Argentina marcada por la Guerra Fría y la amenaza nuclear . Ahora vuelve a interpelar cuando Trump ha bombardeado tres instalaciones nucleares iraníes. Fiel a esta misión de cobrar nuevos sentidos cada vez que el presente lo convoca, ‘El eternauta’ se estrenó en España con el apagón , añadiendo una capa al aire distópico que fascina a la juventud de hoy en día (y, de paso, otra extra al lema de «Lo viejo funciona» , gracias al protagonismo de los transistores en ese día). «En Argentina es transgeneracional. Es un cómic que los abuelos pasan a los nietos porque han atesorado las mejores ediciones y, cuando se estrenó la serie, nadie la veía solo, se quedaba en familia para verla», dice ilusionado al incidir en las nuevas proporciones que ha adquirido el legado que recibió de su abuelo . DesapariciónSu rostro se ensombrece, en cambio, cuando narra el alto precio que ha pagado por ello. «En mi historia se entretejen lo íntimo, lo privado y lo público», advierte. Martín fue el último de su familia que vio a su abuelo con vida. Oesterheld ya estaba en un centro de detención de la dictadura argentina cuando le llevaron a su nieto, con poco más de tres años, tras asesinar a sus padres. «No me acuerdo de sus caras y, sin embargo, sí que me acuerdo del encuentro con mi abuelo. Es el primer recuerdo que tengo de mi vida», rememora. Las cuatro hijas de Héctor también fueron ‘chupadas’ por el régimen y él quedó a cargo de su abuela, Elsa Sánchez de Oesterheld. Tras el trauma, fue (murió en 2015 a los 90 años) una destacada militante por los derechos humanos y formó parte de las Abuelas de Plaza de Mayo .Es la cara más amarga de este nuevo éxito. «Dos de sus hijas estaban embarazadas en el momento del secuestro y durante todos esos años buscamos a esos nietos , pero no sabemos si aparecerán, si existen, si vivieron, si nacieron… Yo tampoco le quiero dar mucha madeja a eso porque hay muchas abuelas que quieren saber. Pero desde el punto de vista de mi abuela, esa fue una razón muy importante para salir adelante», señala Martín, que con ese relato parece estar contando no solo su propia biografía, sino también la de ‘El eternauta’, una historia de supervivencia, pérdida, resistencia y memoria. Portada de la reedición original de ‘El eternauta’ PlanetaAmbas vuelven a reunirse hoy gracias a Martín y Laura. Las viñetas originales que se publicaron en el suplemento semanal de ‘Hora Cero’ de 1957 a 1959 estaban perdidas, pero ellos no cejaron en su empeño hasta encontrar la mayor parte de ellas en manos de un coleccionista privado en Italia. «Fue 2011. Pensamos que podríamos reeditar ese material porque se vería como prístino el original, incluso mejor que el impreso en el 57. Entonces dijimos: ‘Bueno, con esto podemos moverlo en lugares donde siempre tuvo mucho prestigio’. En España, Italia, Francia, México, qué sé yo, los lugares del cómic, los lugares de la historieta».También lo publicaron en Estados Unidos por primera vez, ya que ‘El eternauta’ nunca se había publicado en inglés. Su éxito resonó en el mundo audiovisual y, gracias a ello, pudieron culminar también el proyecto, tantas veces pospuesto, de adaptarlo a la pantalla . «Lo que pasa es que siempre decían una respuesta tipo es un cómic maldito e inadaptable. Pero para mí no era ni maldito ni inadaptable. No era producible en términos materiales, de costos, de técnica… En términos de momento, digamos», indica. El tiempo correcto llegó y la gran repercusión de la serie (está en marcha una segunda temporada y no descartan otras más) trajo como premio inesperado la recuperación de dos originales más de ‘El eternauta’. Sara López, mayor y ya con alzhéimer , viuda de un dibujante de la época, se aferró durante décadas a esas páginas, convencida de que debían volver a los Oesterheld. «Siempre las tuvo guardadas como diciendo: ‘Esto lo tiene que tener la familia’», recuerda Martín. Fue su nieto quien contactó con él tras verle en una entrevista. «Y en el momento que pudo, me lo trajo. Nos encontramos en un bar, y me dio, con mucho amor, dos originales. Los seguimos sumando, como llenando un álbum de figuritas».En esa labor de puente generacional que han llevado a cabo Martín y Laura hubo otras dos decisiones clave que terminaron de moldear esta nueva versión de ‘El eternauta’. La primera fue trasladar la historia al tiempo presente. No se trataba de una actualización, sino de una forma de volver a hablarle a la Argentina actual, con sus heridas abiertas. «Me interesaba que Juan Salvo fuera un sobreviviente, una lógica más de la segunda oportunidad. Siempre he pensado en la generación Malvinas , he tenido muy presente a nuestros soldados, y siempre pensé que había algo de reivindicación que se podía poner en estos personajes. Además de que ello facilitaba que tuvieran una relación natural con las armas», relata Martín. Darín interpreta el trauma de tener que regresar a la peor pesadilla cogiendo un fusil.Buenos Aires, en el ADNLa segunda decisión fue que la serie se rodara en Buenos Aires . Martín insistió en que la historia no podía alejarse de sus coordenadas de las afueras. «Esa mirada desde la periferia es parte del ADN de la historia», explica. «También es lo que la hace universal . Es ciencia ficción contada desde un suburbio dormido en el sur del mundo. Desde una casita con la luz prendida, mientras todo tiembla afuera».Y en ese héroe que es Juan Salvo resuena para Martín el eco de su abuela Elsa: «Son personas comunes que tienen que estar a la altura de las circunstancias. Frente a perder de pronto un marido, cuatro hijas y dos nietos, resiste por una razón muy española, porque mi abuela era de gallegos, de Pontevedra. Son duros como un roble. No cualquiera puede soportar lo que soportó, y aún así me crió con amor, murió a los 90 años y se convirtió en un símbolo para toda la Argentina . Es un juego como el de ‘El eternauta’». Las últimas protestas de los jubilados argentinos frente al Congreso estaban salpicadas por pancartas que decían: «Lo viejo funciona, Milei ». La consigna es una cita directa de ‘El eternauta’ y una muestra más de la dimensión reivindicativa y social que ha vuelto a adquirir el cómic escrito por Héctor Germán Oesterheld y dibujado por Francisco Solano López entre 1957 y 1959. Como su propio protagonista, Juan Salvo –atrapado en un bucle temporal–, este clásico de la historieta argentina atraviesa generaciones , fronteras y géneros más de setenta años después. «Es una cosa increíble. Está institucionalizado como parte del patrimonio cultural argentino, y sin embargo sigue siendo resistente y de culto », afirma a ABC Martín Oesterheld, nieto de Héctor. Él y su mujer, Laura Bruno, están detrás de los dos proyectos que han vuelto a traer ‘El eternauta’ al centro: son los artífices de una nueva edición de la novela gráfica primigenia que en España publica Planeta y productores ejecutivos (Martín, también consultor creativo) de la serie homónima de Netflix protagonizada por Ricardo Darín , que se ha convertido en un fenómeno global. Noticia Relacionada estandar No La nevada mortal de ‘El eternauta’, la metáfora sobre la represión argentina que se convirtió en símbolo de las distopías Asier Mensuro Copo a copo, la importancia de la nieve en esta obra sigue calando como advertencia sobre el poder, la resistencia y la importancia de la lucha colectivaEn los años 50, esta historia de ciencia ficción y metáfora política reflejaba las tensiones de una Argentina marcada por la Guerra Fría y la amenaza nuclear . Ahora vuelve a interpelar cuando Trump ha bombardeado tres instalaciones nucleares iraníes. Fiel a esta misión de cobrar nuevos sentidos cada vez que el presente lo convoca, ‘El eternauta’ se estrenó en España con el apagón , añadiendo una capa al aire distópico que fascina a la juventud de hoy en día (y, de paso, otra extra al lema de «Lo viejo funciona» , gracias al protagonismo de los transistores en ese día). «En Argentina es transgeneracional. Es un cómic que los abuelos pasan a los nietos porque han atesorado las mejores ediciones y, cuando se estrenó la serie, nadie la veía solo, se quedaba en familia para verla», dice ilusionado al incidir en las nuevas proporciones que ha adquirido el legado que recibió de su abuelo . DesapariciónSu rostro se ensombrece, en cambio, cuando narra el alto precio que ha pagado por ello. «En mi historia se entretejen lo íntimo, lo privado y lo público», advierte. Martín fue el último de su familia que vio a su abuelo con vida. Oesterheld ya estaba en un centro de detención de la dictadura argentina cuando le llevaron a su nieto, con poco más de tres años, tras asesinar a sus padres. «No me acuerdo de sus caras y, sin embargo, sí que me acuerdo del encuentro con mi abuelo. Es el primer recuerdo que tengo de mi vida», rememora. Las cuatro hijas de Héctor también fueron ‘chupadas’ por el régimen y él quedó a cargo de su abuela, Elsa Sánchez de Oesterheld. Tras el trauma, fue (murió en 2015 a los 90 años) una destacada militante por los derechos humanos y formó parte de las Abuelas de Plaza de Mayo .Es la cara más amarga de este nuevo éxito. «Dos de sus hijas estaban embarazadas en el momento del secuestro y durante todos esos años buscamos a esos nietos , pero no sabemos si aparecerán, si existen, si vivieron, si nacieron… Yo tampoco le quiero dar mucha madeja a eso porque hay muchas abuelas que quieren saber. Pero desde el punto de vista de mi abuela, esa fue una razón muy importante para salir adelante», señala Martín, que con ese relato parece estar contando no solo su propia biografía, sino también la de ‘El eternauta’, una historia de supervivencia, pérdida, resistencia y memoria. Portada de la reedición original de ‘El eternauta’ PlanetaAmbas vuelven a reunirse hoy gracias a Martín y Laura. Las viñetas originales que se publicaron en el suplemento semanal de ‘Hora Cero’ de 1957 a 1959 estaban perdidas, pero ellos no cejaron en su empeño hasta encontrar la mayor parte de ellas en manos de un coleccionista privado en Italia. «Fue 2011. Pensamos que podríamos reeditar ese material porque se vería como prístino el original, incluso mejor que el impreso en el 57. Entonces dijimos: ‘Bueno, con esto podemos moverlo en lugares donde siempre tuvo mucho prestigio’. En España, Italia, Francia, México, qué sé yo, los lugares del cómic, los lugares de la historieta».También lo publicaron en Estados Unidos por primera vez, ya que ‘El eternauta’ nunca se había publicado en inglés. Su éxito resonó en el mundo audiovisual y, gracias a ello, pudieron culminar también el proyecto, tantas veces pospuesto, de adaptarlo a la pantalla . «Lo que pasa es que siempre decían una respuesta tipo es un cómic maldito e inadaptable. Pero para mí no era ni maldito ni inadaptable. No era producible en términos materiales, de costos, de técnica… En términos de momento, digamos», indica. El tiempo correcto llegó y la gran repercusión de la serie (está en marcha una segunda temporada y no descartan otras más) trajo como premio inesperado la recuperación de dos originales más de ‘El eternauta’. Sara López, mayor y ya con alzhéimer , viuda de un dibujante de la época, se aferró durante décadas a esas páginas, convencida de que debían volver a los Oesterheld. «Siempre las tuvo guardadas como diciendo: ‘Esto lo tiene que tener la familia’», recuerda Martín. Fue su nieto quien contactó con él tras verle en una entrevista. «Y en el momento que pudo, me lo trajo. Nos encontramos en un bar, y me dio, con mucho amor, dos originales. Los seguimos sumando, como llenando un álbum de figuritas».En esa labor de puente generacional que han llevado a cabo Martín y Laura hubo otras dos decisiones clave que terminaron de moldear esta nueva versión de ‘El eternauta’. La primera fue trasladar la historia al tiempo presente. No se trataba de una actualización, sino de una forma de volver a hablarle a la Argentina actual, con sus heridas abiertas. «Me interesaba que Juan Salvo fuera un sobreviviente, una lógica más de la segunda oportunidad. Siempre he pensado en la generación Malvinas , he tenido muy presente a nuestros soldados, y siempre pensé que había algo de reivindicación que se podía poner en estos personajes. Además de que ello facilitaba que tuvieran una relación natural con las armas», relata Martín. Darín interpreta el trauma de tener que regresar a la peor pesadilla cogiendo un fusil.Buenos Aires, en el ADNLa segunda decisión fue que la serie se rodara en Buenos Aires . Martín insistió en que la historia no podía alejarse de sus coordenadas de las afueras. «Esa mirada desde la periferia es parte del ADN de la historia», explica. «También es lo que la hace universal . Es ciencia ficción contada desde un suburbio dormido en el sur del mundo. Desde una casita con la luz prendida, mientras todo tiembla afuera».Y en ese héroe que es Juan Salvo resuena para Martín el eco de su abuela Elsa: «Son personas comunes que tienen que estar a la altura de las circunstancias. Frente a perder de pronto un marido, cuatro hijas y dos nietos, resiste por una razón muy española, porque mi abuela era de gallegos, de Pontevedra. Son duros como un roble. No cualquiera puede soportar lo que soportó, y aún así me crió con amor, murió a los 90 años y se convirtió en un símbolo para toda la Argentina . Es un juego como el de ‘El eternauta’».  

Las últimas protestas de los jubilados argentinos frente al Congreso estaban salpicadas por pancartas que decían: «Lo viejo funciona, Milei». La consigna es una cita directa de ‘El eternauta’ y una muestra más de la dimensión reivindicativa y social que ha vuelto … a adquirir el cómic escrito por Héctor Germán Oesterheld y dibujado por Francisco Solano López entre 1957 y 1959. Como su propio protagonista, Juan Salvo –atrapado en un bucle temporal–, este clásico de la historieta argentina atraviesa generaciones, fronteras y géneros más de setenta años después.

«Es una cosa increíble. Está institucionalizado como parte del patrimonio cultural argentino, y sin embargo sigue siendo resistente y de culto», afirma a ABC Martín Oesterheld, nieto de Héctor. Él y su mujer, Laura Bruno, están detrás de los dos proyectos que han vuelto a traer ‘El eternauta’ al centro: son los artífices de una nueva edición de la novela gráfica primigenia que en España publica Planeta y productores ejecutivos (Martín, también consultor creativo) de la serie homónima de Netflix protagonizada por Ricardo Darín, que se ha convertido en un fenómeno global.

En los años 50, esta historia de ciencia ficción y metáfora política reflejaba las tensiones de una Argentina marcada por la Guerra Fría y la amenaza nuclear. Ahora vuelve a interpelar cuando Trump ha bombardeado tres instalaciones nucleares iraníes. Fiel a esta misión de cobrar nuevos sentidos cada vez que el presente lo convoca, ‘El eternauta’ se estrenó en España con el apagón, añadiendo una capa al aire distópico que fascina a la juventud de hoy en día (y, de paso, otra extra al lema de «Lo viejo funciona», gracias al protagonismo de los transistores en ese día).

«En Argentina es transgeneracional. Es un cómic que los abuelos pasan a los nietos porque han atesorado las mejores ediciones y, cuando se estrenó la serie, nadie la veía solo, se quedaba en familia para verla», dice ilusionado al incidir en las nuevas proporciones que ha adquirido el legado que recibió de su abuelo.

Desaparición

Su rostro se ensombrece, en cambio, cuando narra el alto precio que ha pagado por ello. «En mi historia se entretejen lo íntimo, lo privado y lo público», advierte. Martín fue el último de su familia que vio a su abuelo con vida. Oesterheld ya estaba en un centro de detención de la dictadura argentina cuando le llevaron a su nieto, con poco más de tres años, tras asesinar a sus padres. «No me acuerdo de sus caras y, sin embargo, sí que me acuerdo del encuentro con mi abuelo. Es el primer recuerdo que tengo de mi vida», rememora. Las cuatro hijas de Héctor también fueron ‘chupadas’ por el régimen y él quedó a cargo de su abuela, Elsa Sánchez de Oesterheld. Tras el trauma, fue (murió en 2015 a los 90 años) una destacada militante por los derechos humanos y formó parte de las Abuelas de Plaza de Mayo.

Es la cara más amarga de este nuevo éxito. «Dos de sus hijas estaban embarazadas en el momento del secuestro y durante todos esos años buscamos a esos nietos, pero no sabemos si aparecerán, si existen, si vivieron, si nacieron… Yo tampoco le quiero dar mucha madeja a eso porque hay muchas abuelas que quieren saber. Pero desde el punto de vista de mi abuela, esa fue una razón muy importante para salir adelante», señala Martín, que con ese relato parece estar contando no solo su propia biografía, sino también la de ‘El eternauta’, una historia de supervivencia, pérdida, resistencia y memoria.

Portada de la reedición original de ‘El eternauta’
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Ambas vuelven a reunirse hoy gracias a Martín y Laura. Las viñetas originales que se publicaron en el suplemento semanal de ‘Hora Cero’ de 1957 a 1959 estaban perdidas, pero ellos no cejaron en su empeño hasta encontrar la mayor parte de ellas en manos de un coleccionista privado en Italia. «Fue 2011. Pensamos que podríamos reeditar ese material porque se vería como prístino el original, incluso mejor que el impreso en el 57. Entonces dijimos: ‘Bueno, con esto podemos moverlo en lugares donde siempre tuvo mucho prestigio’. En España, Italia, Francia, México, qué sé yo, los lugares del cómic, los lugares de la historieta».

También lo publicaron en Estados Unidos por primera vez, ya que ‘El eternauta’ nunca se había publicado en inglés. Su éxito resonó en el mundo audiovisual y, gracias a ello, pudieron culminar también el proyecto, tantas veces pospuesto, de adaptarlo a la pantalla. «Lo que pasa es que siempre decían una respuesta tipo es un cómic maldito e inadaptable. Pero para mí no era ni maldito ni inadaptable. No era producible en términos materiales, de costos, de técnica… En términos de momento, digamos», indica.

El tiempo correcto llegó y la gran repercusión de la serie (está en marcha una segunda temporada y no descartan otras más) trajo como premio inesperado la recuperación de dos originales más de ‘El eternauta’. Sara López, mayor y ya con alzhéimer, viuda de un dibujante de la época, se aferró durante décadas a esas páginas, convencida de que debían volver a los Oesterheld. «Siempre las tuvo guardadas como diciendo: ‘Esto lo tiene que tener la familia’», recuerda Martín. Fue su nieto quien contactó con él tras verle en una entrevista. «Y en el momento que pudo, me lo trajo. Nos encontramos en un bar, y me dio, con mucho amor, dos originales. Los seguimos sumando, como llenando un álbum de figuritas».

En esa labor de puente generacional que han llevado a cabo Martín y Laura hubo otras dos decisiones clave que terminaron de moldear esta nueva versión de ‘El eternauta’. La primera fue trasladar la historia al tiempo presente. No se trataba de una actualización, sino de una forma de volver a hablarle a la Argentina actual, con sus heridas abiertas. «Me interesaba que Juan Salvo fuera un sobreviviente, una lógica más de la segunda oportunidad. Siempre he pensado en la generación Malvinas, he tenido muy presente a nuestros soldados, y siempre pensé que había algo de reivindicación que se podía poner en estos personajes. Además de que ello facilitaba que tuvieran una relación natural con las armas», relata Martín. Darín interpreta el trauma de tener que regresar a la peor pesadilla cogiendo un fusil.

Buenos Aires, en el ADN

La segunda decisión fue que la serie se rodara en Buenos Aires. Martín insistió en que la historia no podía alejarse de sus coordenadas de las afueras. «Esa mirada desde la periferia es parte del ADN de la historia», explica. «También es lo que la hace universal. Es ciencia ficción contada desde un suburbio dormido en el sur del mundo. Desde una casita con la luz prendida, mientras todo tiembla afuera».

Y en ese héroe que es Juan Salvo resuena para Martín el eco de su abuela Elsa: «Son personas comunes que tienen que estar a la altura de las circunstancias. Frente a perder de pronto un marido, cuatro hijas y dos nietos, resiste por una razón muy española, porque mi abuela era de gallegos, de Pontevedra. Son duros como un roble. No cualquiera puede soportar lo que soportó, y aún así me crió con amor, murió a los 90 años y se convirtió en un símbolo para toda la Argentina. Es un juego como el de ‘El eternauta’».

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