Pedro Sánchez ha admitido en el Congreso que llegó a plantearse dimitir y convocar elecciones tras el escándalo desatado por el demoledor informe de la UCO contra Santos Cerdán, pero asegura que, después de escuchar a mucha gente de su partido que le han transmitido el apoyo y sus socios parlamentarios, ha decidido seguir. “Estoy decepcionado, primero conmigo mismo, porque yo les nombré. Tengo la responsabilidad y la asumo. Me piden la dimisión y la convocatoria de elecciones. Yo mismo he considerado estas opciones. Me pareció la solución más sencilla para mí y mi familia. Pero después de escuchar a mucha gente comprendí que tirar la toalla no es nunca una opción. Voy a continuar porque soy un político limpio que desconocía las corruptelas. Entiendo que haya ciudadanos que tengan dudas sobre lo que yo sabía y lo que no. Pero yo no las tengo. Por eso aspiro a recuperar la confianza de los grupos y despejar la desconfianza de los ciudadanos”, ha asegurado Sánchez nada más empezar su discurso.
El presidente anuncia un plan de 15 medidas con una agencia anticorrupción como estrella. Los socios lanzan críticas, pero mantienen el apoyo siempre que la crisis “no escale”
Pedro Sánchez ha admitido en el Congreso que llegó a plantearse dimitir y convocar elecciones tras el escándalo desatado por el demoledor informe de la UCO contra Santos Cerdán, pero asegura que, después de escuchar a mucha gente de su partido que le han transmitido el apoyo y sus socios parlamentarios, ha decidido seguir. “Estoy decepcionado, primero conmigo mismo, porque yo les nombré. Tengo la responsabilidad y la asumo. Me piden la dimisión y la convocatoria de elecciones. Yo mismo he considerado estas opciones. Me pareció la solución más sencilla para mí y mi familia. Pero después de escuchar a mucha gente comprendí que tirar la toalla no es nunca una opción. Voy a continuar porque soy un político limpio que desconocía las corruptelas. Entiendo que haya ciudadanos que tengan dudas sobre lo que yo sabía y lo que no. Pero yo no las tengo. Por eso aspiro a recuperar la confianza de los grupos y despejar la desconfianza de los ciudadanos”, ha asegurado Sánchez nada más empezar su discurso.
Todo el discurso, muy directo al hablar varias veces de sus dos ex secretarios de Organización y con un tono de clara autocrítica ―“estaba convencido de que Santos era una persona íntegra, humilde, comprometido con la causa socialista. Hablé con él, me desmintió todo y le creí”—, estaba pensado para suavizar las posiciones de los socios, muy críticos estas semanas, para convencerles de que entiende la gravedad de la situación, las presiones que tienen para abandonar al Gobierno, pero está dispuesto a cambiar con medidas de fondo diseñadas conjuntamente con la OCDE para “poner a España en la vanguardia” de la lucha anticorrupción.
“Sé que los grupos tienen mucha presión. Voy a cumplir con los compromisos que tengo con ellos”, dijo Sánchez, mientras su equipo negocia distintas cuestiones claves para ellos de forma discreta, como la financiación singular catalana o el reconocimiento del catalán en Europa.
La medida estrella del plan anticorrupción que ha presentado Sánchez es una Agencia de integridad pública independiente, algo similar a la oficina que le pedía Sumar. La coalición ha aplaudido junta el discurso de Sánchez, también Yolanda Díaz, sentada esta vez en los bancos de su grupo y no del Gobierno, para marcar posición propia. Y después Díaz, en un discurso muy sentido dedicado a su padre, Suso, histórico dirigente de CC OO, fallecido anoche, le ha dado las gracias por aprobar 10 de las 15 medidas que había exigido Sumar.

Sánchez ha desgranado las 15 medidas que el Gobierno ha preparado como plan estatal anticorrupción y mantener la mayoría unida, y que ya están en la web de La Moncloa. “Vamos a introducir aplicaciones de inteligencia artificial en la plataforma de control del sector público para identificar patrones anómalos. Reforzaremos los controles a partidos políticos, con la obligación de realizar auditorias externas e independientes. Se publicarán las donaciones a partir de 2500 euros. Se protegerá mejor a los denunciantes. Habrá más jueces especializados. Duplicaremos los plazos de prescripción, ampliaremos las multas a empresas, con un sistema de exclusión y listas negras. La OCDE hará un seguimiento y evaluación a los 12 y a los 24 meses”, explicó Sánchez.
Por último, hizo un llamamiento a los grupos de la mayoría, el verdadero objetivo de su discurso. Sánchez necesita salir de este pleno con la sensación de que conserva la mayoría para justificar que puede seguir adelante sin presentar una moción de confianza. “Hay dos grupos, los que quieren erradicar la corrupción y los que quieren instrumentalizarla. Espero de corazón satisfacer a los primeros. Gracias por su apoyo, por su alto nivel de exigencia. Tienen razón en indignarse, a todos nos une la vocación de servicio público. Vamos a estar a la altura”, les prometió. Sin ellos, Sánchez no puede seguir. Por eso todo está pensado hoy para ellos. “Hemos superado desafíos que parecían imposibles. Vamos a superar la crisis de corrupción con hechos. Lo fácil sería tirar la toalla, pero nosotros hacemos lo correcto. Vamos a seguir caminando hacia adelante”, remató el presidente.
Mientras Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal han sido especialmente duros, se han burlado de las “medidas cosméticas” de Sánchez, le han exigido la dimisión inmediata y le han considerado el jefe de la trama de corrupción.

Díaz hizo un discurso muy duro de crítica a la corrupción sistémica “del bipartidismo” pero dejó muy claro que Sumar sigue apostando por mantener el Gobierno y revitalizar la legislatura, mientras atacaba al PP por su propia corrupción.
Y el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, también dejo claro que su partido sigue en la mayoría, aunque expectante: “le pido que salga a la ofensiva. Si esto se queda aquí, se tiene que quedar. Esto no puede tumbar a un Gobierno. Pero si esto escala, si nos hace escoger entre corruptos profesionales y cutres, le vamos a obligar a que la gente decida. Porque llegará un punto en que su permanencia no frene a la derecha, sino que suponga que cuando entre, lo haga para siempre. Y por ahí no vamos a pasar”, aseguró.



















Más dura fue Míriam Nogueras, de Junts, como es habitual, aunque tampoco mostró que su partido haya salido de la mayoría. “Nosotros no hemos venido a dar estabilidad al Gobierno español. Nuestro compromiso es con los catalanes. Está usted en prórroga, señor Sánchez, y la prórroga no dura toda la legislatura”, lanzó.
También Bildu mostró su apoyo, pese a admitir que “la situación es grave”. Mertxe Azipurua fue clara: “nosotros vamos a ser muy exigentes, pero señores del PP, no cuenten con nosotros para su estrategia ultra. Si de Bildu depende, nunca llegarán al Gobierno. Ustedes, condenados por financiación ilegal, no tienen legitimidad para ser una alternativa”, le dijo a los populares.
Uno de los más duros, contra pronóstico, fue el PNV, aunque tampoco llegó a quitarle el apoyo. Maribel Baquero, su portavoz, fue clara sobre la situación límite que ve su partido: “Nuestra confianza va camino de la UCI”. “No puede funcionar en una agonía diaria”, insistió. Baquero planteó las opciones si no consigue reconstruir esa mayoría: “presentar una moción de confianza, dimitir sin disolver la cámara con un nuevo candidato, o convocar elecciones. O que el PP presente una moción de censura”.

Mientras, Podemos, como estaba previsto, habló como un grupo más de la oposición, aunque tampoco pidió elecciones ni moción de confianza. “Su discurso ha sido aún más decepcionante de lo que pensábamos. Usted viene a tapar un escándalo mediático con medidas cosméticas. Las grandes constructoras de este país tiene un sistema basado en mordidas. ¿Por qué Acciona es el único lugar donde no ha entrado la UCO?“, dijo Ione Belarra.