No es fácil poner sobre la palestra la obra de un creador contemporáneo que nos dejó demasiado joven y con una prometedora carrera por delante. Surgen múltiples interrogantes en torno a qué, cuánto, cuándo y, sobre todo, cómo le hubiera gustado mostrar su trabajo. No es fácil, pero es necesario hacerlo, con el máximo cuidado, para que su legado siga brillando. Así se ha llevado a cabo la cuarta individual de Juan Carlos Martínez (1978-2023) en su galería, Fernando Pradilla. Una muestra que fusiona con acierto los títulos de las dos anteriores, ‘The Journey Continues’ y ‘Reality Show’, para dar las claves de su trayectoria y hacerle un homenaje. ‘The Show Must Go On’ reivindica la exhibición de un viaje de vida creativo ahora.Noticias relacionadas estandar Si ARTE Roberto González Fernández: «Necesito trabajar. Es mi manera de desahogarme» Javier Díaz-Guardiola estandar Si En el Museo Reina Sofía ‘Néstor reencontrado’: el discreto encanto de la decadencia Javier Díaz-GuardiolaEl recorrido se plantea desde el final, enseñando las últimas fotos al entrar y descubriendo, según avanzamos, el origen de todo. Poca gente sabe que ‘en el principio fue la pintura’; los lienzos al fondo en el despacho, no son considerados obra madura del autor, sino ejercicios que desvelan sus bases: el retrato masculino, el gusto por el fragmento y lo doméstico, la importancia de la composición y la presencia de una ventana (después, la cámara) a través de la que analizar la mirada. Una mirada sigilosa y vigilante, a veces voyerista y otras directa, pero siempre minuciosa, erótica e intencionada. A diferencia de Cartier-Bresson y su famoso ‘instante decisivo’, en el caso de Martínez podríamos hablar de un momento incisivo (del latín ‘incisus’, cortar) que penetra en la condición oculta de los sujetos (las espaldas no son casualidad) y resulta de la edición de una imagen perfecta (pre)vista en su cabeza.En cuerpo y alma. De arriba abajo, obras de las series ‘Pysical Performances’, University Neighbourgs’ y una de las pinturas del artista ABC Lo vemos en la sala del fondo en la serie ‘University Neigbourghs’, en la que pide a estudiantes posar tal y como los había visto días antes, pero asegurándose una luz y disposición idóneas. Los modelos se convierten en espectros anónimos para ser observados; al igual que sucede con los protagonistas pixelados en ‘The Toilletes’ o los seguratas de ‘The Bystander’. En el pasillo hay una muestra de su ingente ‘Archivo secreto’ donde se esconde del ojo ajeno para ‘cazar’, con escrupulosidad compositiva, imágenes de hombres inmersos en actividades cotidianas. Todo lo contrario que los individuos en las piezas de gran formato de la entrada (‘Physical Performance’): conscientes de ser fotografiados, preparan sus atléticos cuerpos para ello. Juan Carlos Martínez ‘The Show Must Go On’. Galería Fernando Pradilla. Madrid. C/ Claudio Coello, 20. Comisario: Javier Díaz-Guardiola. Hasta el 19 de julio. Cuatro estrellas.En su etapa postrera, Martínez, equipado con cámara de medio formato, flash y trípode, se mostró sin tapujos frente a los retratados que, en ocasiones, le devuelven una mirada tan atrevida como la de la única chica (‘Breakers’) de la selección, parte de un emotivo altar donde el artista se hace presente. No es fácil poner sobre la palestra la obra de un creador contemporáneo que nos dejó demasiado joven y con una prometedora carrera por delante. Surgen múltiples interrogantes en torno a qué, cuánto, cuándo y, sobre todo, cómo le hubiera gustado mostrar su trabajo. No es fácil, pero es necesario hacerlo, con el máximo cuidado, para que su legado siga brillando. Así se ha llevado a cabo la cuarta individual de Juan Carlos Martínez (1978-2023) en su galería, Fernando Pradilla. Una muestra que fusiona con acierto los títulos de las dos anteriores, ‘The Journey Continues’ y ‘Reality Show’, para dar las claves de su trayectoria y hacerle un homenaje. ‘The Show Must Go On’ reivindica la exhibición de un viaje de vida creativo ahora.Noticias relacionadas estandar Si ARTE Roberto González Fernández: «Necesito trabajar. Es mi manera de desahogarme» Javier Díaz-Guardiola estandar Si En el Museo Reina Sofía ‘Néstor reencontrado’: el discreto encanto de la decadencia Javier Díaz-GuardiolaEl recorrido se plantea desde el final, enseñando las últimas fotos al entrar y descubriendo, según avanzamos, el origen de todo. Poca gente sabe que ‘en el principio fue la pintura’; los lienzos al fondo en el despacho, no son considerados obra madura del autor, sino ejercicios que desvelan sus bases: el retrato masculino, el gusto por el fragmento y lo doméstico, la importancia de la composición y la presencia de una ventana (después, la cámara) a través de la que analizar la mirada. Una mirada sigilosa y vigilante, a veces voyerista y otras directa, pero siempre minuciosa, erótica e intencionada. A diferencia de Cartier-Bresson y su famoso ‘instante decisivo’, en el caso de Martínez podríamos hablar de un momento incisivo (del latín ‘incisus’, cortar) que penetra en la condición oculta de los sujetos (las espaldas no son casualidad) y resulta de la edición de una imagen perfecta (pre)vista en su cabeza.En cuerpo y alma. De arriba abajo, obras de las series ‘Pysical Performances’, University Neighbourgs’ y una de las pinturas del artista ABC Lo vemos en la sala del fondo en la serie ‘University Neigbourghs’, en la que pide a estudiantes posar tal y como los había visto días antes, pero asegurándose una luz y disposición idóneas. Los modelos se convierten en espectros anónimos para ser observados; al igual que sucede con los protagonistas pixelados en ‘The Toilletes’ o los seguratas de ‘The Bystander’. En el pasillo hay una muestra de su ingente ‘Archivo secreto’ donde se esconde del ojo ajeno para ‘cazar’, con escrupulosidad compositiva, imágenes de hombres inmersos en actividades cotidianas. Todo lo contrario que los individuos en las piezas de gran formato de la entrada (‘Physical Performance’): conscientes de ser fotografiados, preparan sus atléticos cuerpos para ello. Juan Carlos Martínez ‘The Show Must Go On’. Galería Fernando Pradilla. Madrid. C/ Claudio Coello, 20. Comisario: Javier Díaz-Guardiola. Hasta el 19 de julio. Cuatro estrellas.En su etapa postrera, Martínez, equipado con cámara de medio formato, flash y trípode, se mostró sin tapujos frente a los retratados que, en ocasiones, le devuelven una mirada tan atrevida como la de la única chica (‘Breakers’) de la selección, parte de un emotivo altar donde el artista se hace presente.
No es fácil poner sobre la palestra la obra de un creador contemporáneo que nos dejó demasiado joven y con una prometedora carrera por delante. Surgen múltiples interrogantes en torno a qué, cuánto, cuándo y, sobre todo, cómo le hubiera gustado mostrar su … trabajo. No es fácil, pero es necesario hacerlo, con el máximo cuidado, para que su legado siga brillando.
Así se ha llevado a cabo la cuarta individual de Juan Carlos Martínez (1978-2023) en su galería, Fernando Pradilla. Una muestra que fusiona con acierto los títulos de las dos anteriores, ‘The Journey Continues’ y ‘Reality Show’, para dar las claves de su trayectoria y hacerle un homenaje. ‘The Show Must Go On’ reivindica la exhibición de un viaje de vida creativo ahora.
El recorrido se plantea desde el final, enseñando las últimas fotos al entrar y descubriendo, según avanzamos, el origen de todo. Poca gente sabe que ‘en el principio fue la pintura’; los lienzos al fondo en el despacho, no son considerados obra madura del autor, sino ejercicios que desvelan sus bases: el retrato masculino, el gusto por el fragmento y lo doméstico, la importancia de la composición y la presencia de una ventana (después, la cámara) a través de la que analizar la mirada.
Una mirada sigilosa y vigilante, a veces voyerista y otras directa, pero siempre minuciosa, erótica e intencionada. A diferencia de Cartier-Bresson y su famoso ‘instante decisivo’, en el caso de Martínez podríamos hablar de un momento incisivo (del latín ‘incisus’, cortar) que penetra en la condición oculta de los sujetos (las espaldas no son casualidad) y resulta de la edición de una imagen perfecta (pre)vista en su cabeza.

De arriba abajo, obras de las series ‘Pysical Performances’, University Neighbourgs’ y una de las pinturas del artista
ABC
Lo vemos en la sala del fondo en la serie ‘University Neigbourghs’, en la que pide a estudiantes posar tal y como los había visto días antes, pero asegurándose una luz y disposición idóneas. Los modelos se convierten en espectros anónimos para ser observados; al igual que sucede con los protagonistas pixelados en ‘The Toilletes’ o los seguratas de ‘The Bystander’.
En el pasillo hay una muestra de su ingente ‘Archivo secreto’ donde se esconde del ojo ajeno para ‘cazar’, con escrupulosidad compositiva, imágenes de hombres inmersos en actividades cotidianas. Todo lo contrario que los individuos en las piezas de gran formato de la entrada (‘Physical Performance’): conscientes de ser fotografiados, preparan sus atléticos cuerpos para ello.
Juan Carlos Martínez
‘The Show Must Go On’. Galería Fernando Pradilla. Madrid. C/ Claudio Coello, 20. Comisario: Javier Díaz-Guardiola. Hasta el 19 de julio. Cuatro estrellas.
En su etapa postrera, Martínez, equipado con cámara de medio formato, flash y trípode, se mostró sin tapujos frente a los retratados que, en ocasiones, le devuelven una mirada tan atrevida como la de la única chica (‘Breakers’) de la selección, parte de un emotivo altar donde el artista se hace presente.
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