Vox se ha enredado en su intento por minimizar daños tras las declaraciones que hizo el lunes, en una rueda de prensa en su sede, su portavoz de Emergencia Demográfica, Rocío de Meer, quien habló de deportar a ocho millones de inmigrantes y a sus hijos para “sobrevivir como pueblo”. Aunque sus declaraciones fueron claras y están grabadas, los dirigentes de Vox, empezando por su máximo líder, salieron en tromba para negarlas y acusar a los periodistas de haberlas manipulado.
La portavoz ultra en el Congreso justifica deportaciones masivas porque “es muy difícil hacer un proceso quirúrgico” para separar a los merecedores de asilo
Vox se ha enredado en su intento por minimizar daños tras las declaraciones que hizo el lunes, en una rueda de prensa en su sede, su portavoz de Emergencia Demográfica, Rocío de Meer, quien habló de deportar a ocho millones de inmigrantes y a sus hijos para “sobrevivir como pueblo”. Aunque sus declaraciones fueron claras y están grabadas, los dirigentes de Vox, empezando por su máximo líder, salieron en tromba para negarlas y acusar a los periodistas de haberlas manipulado.
“Vox no ha dicho el número de los que deben ser deportados. Simplemente porque no lo sabemos”, escribió Santiago Abascal en su cuenta de X. “Son todos los que hayan venido a delinquir. Todos los que pretendan imponer una religión extraña [en alusión al Islam, reconocido como religión de notorio arraigo por la legislación española]. Todos los que maltraten o menosprecien a las mujeres. Todos los que hayan venido a vivir del esfuerzo de los demás. Y todos los menas [como se refieren a los menores extranjeros no acompañados], porque los menores tienen que estar con sus padres. No sabemos cuántos son”. También Rocío de Meer, en un vídeo difundido a través de las redes sociales, aseguró desconocer e “a cuantos [inmigrantes] hay que expulsar. No sé si uno, cien, mil, un millón, lo sabe el Gobierno”, añadió, repitiendo los argumentos de Abascal.
Sin embargo, las declaraciones que hizo el día anterior la diputada por Almería no dejaban lugar a dudas. “Si de 47 millones de habitantes que tiene nuestro país, más o menos siete o más de siete, porque tenemos que tener en cuenta la segunda generación [nacidos en España], ocho millones son personas que han venido de diferentes orígenes en un muy corto periodo de tiempo y, por lo tanto, es extraordinariamente difícil que puedan adaptarse a nuestros usos y costumbres […] todos estos millones de personas que han venido hace muy poco tiempo a nuestro país y no se han adaptado a nuestras costumbres y en muchísimos casos han protagonizado escenas de inseguridad en nuestros barrios y en nuestros entornos, pues tendrán que volver a sus países. Esto será un proceso extraordinariamente complejo de remigración [sic], pero nosotros apostamos por este proceso porque […] tenemos el derecho a querer sobrevivir como pueblo”.
Tanto Abascal como De Meer pusieron este martes el acento en los inmigrantes que delinquen, pero su portavoz en el Congreso, Pepa Millán, ha exigido también “la inmediata expulsión de los inmigrantes ilegales, así como de aquellos que hayan accedido de una forma legal [a España] pero hayan convertido el delito en su forma de vida o hayan manifestado incapacidad manifiesta para integrarse y asumir nuestra cultura y forma de vida”. Millán ha justificado las expulsiones masivas pese a su carácter indiscriminado alegando que se ha “llegado a una situación en que es muy difícil hacer un proceso quirúrgico para separar a aquellas personas que necesitan el asilo de las que no. Es muy complicado. Eso lo tenía que haber hecho el Gobierno, este y los anteriores”. “Nos sorprende que se escandalicen por estas medidas y no por lo que está sucediendo en nuestras calles”, ha rematado, citando una retahíla de delitos supuestamente cometidos por inmigrantes.
Vox viene endureciendo en los últimos meses su discurso contra la inmigración. La novedad radica en que, junto al cumplimiento de las leyes, ahora plantea como requisito para permanecer en España una condición tan imprecisa como la de asumir “la cultura y forma de vida” españolas, sin que se sepa qué significa tal cosa para el partido ultra. Y propone deportar a quienes no cumplan este requisito, aunque sean inmigrantes regulares o incluso ciudadanos españoles.
El programa sobre economía y vivienda, que Vox hizo público el pasado 29 de junio, ya incluía, junto a la realización de “expulsiones masivas”; la “reversión de los procesos de regularización realizados por el bipartidismo”, lo que supondría devolver a la ilegalidad a más de un millón de inmigrantes que viven y trabajan en España: y la “revisión” de las nacionalidades españolas concedidas en los últimos años; es decir, la pérdida de la ciudadanía por parte de personas que ya han accedido a ella. Vox quiere endurecer los requisitos para acceder a la ciudadanía y ha presentado en el Congreso una proposición no de ley en la que pide retirar la nacionalidad española a quienes cometan delitos contra la Constitución, el orden público, la independencia y defensa nacional y la comunidad internacional.
La novedad del discurso que pronunció Rocío de Meer el lunes radica en que no incidió en la supuesta vinculación de los inmigrantes con la inseguridad ciudadana o el colapso de los servicios públicos, como hace habitualmente Vox, sino que esgrimió la supuesta amenaza que representan para la identidad española. De Meer aseguró que en 2044 habrá en España “más población extranjera que española” y que existe el riesgo de que “lo que desaparezca sea tu nación”: al tiempo que utilizó los términos “reemplazo demográfico” y “remigración”. El primero lo acuñó la extrema derecha francesa para aludir a un supuesto complot globalista para sustituir a la población blanca de Europa por africanos; mientras que el segundo lo inventaron ultras y neonazis alemanes que planeaban expulsar de su país a millones de personas que supuestamente no se adaptan a la cultura germana, incluidos ciudadanos alemanes.
Millán ha restado valor a las cifras manejadas por su correligionaria De Meer asegurando que esta solo hizo “una aproximación a la evolución de la inmigración en España”, pero ha advertido de que su partido “no va a permitir que España se convierta en Francia”, subrayando que el objetivo de todas las medidas que propone Vox es “reivindicar nuestro derecho a seguir existiendo como Nación y mantener nuestra identidad”. Preguntada si también serían expulsados hijos de inmigrantes con nacionalidad española, ha respondido que “más allá de los detalles, el que está aquí tendrá que demostrar una verdadera voluntad de integración”.
El Partido Popular se ha desmarcado de las medidas contra la inmigración de Vox, a pesar de que su líder, Alberto Núñez Feijóo, ha apostado por gobernar en solitario con el apoyo del grupo ultra si lo necesita. “No estamos a favor de las regularizaciones masivas ni de las deportaciones masivas”, ha dicho su portavoz en el Congreso, Ester Muñoz, quien ha recordado que tanto la Convención Europea de Derechos Humanos como la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE prohíben deportaciones colectivas y obligan a tramitar expedientes individuales. Por su parte, el nuevo secretario general de los populares, Miguel Tellado, ha advertido de que no es posible, como pretende Vox, negar la asistencia sanitaria a los inmigrantes irregulares, ya que en España “es universal y a ella tiene derecho cualquier ser humano”. Fuentes de la dirección parlamentaria de Vox han indicado que si el PP insiste en regularizar inmigrantes, Feijóo no logrará gobernar en solitario si requiere sus votos, informa Javier Casqueiro.
Del lado del Gobierno, la ministra portavoz, Pilar Alegría, ha advertido de que lo más peligroso es que el PP está dispuesto a “normalizar y blanquear el delirio xenófobo de Vox con tal de gobernar”. Alegría ha llamado a los inmigrantes que “han venido a España a trabajar y labrarse un futuro mejor” a no tener miedo del discurso ultra, Por su parte, la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, ha calificado de “vomitivo” el plan para deportar masivamente a inmigrantes y ha advertido de que el PP será cómplice “si no se aleja explícitamente de esta barbaridad”.