Ni cadáveres, ni coches. En contra de los dimes y diretes que circulaban hace un cuarto de siglo, en la limpieza del estanque del Retiro de 2001 no se descubrió el cuerpo de ningún delito, ni automóviles naufragados por extraños motivos en su fondo, aunque sí un sinfín de sorpresas en esos lodos que en algunos puntos llegaban a superar el medio metro de altura. Aquello parecía el Rastro pasado por agua, desierto y sin tenderetes. Contabilizaron 192 sillas, 41 barcas y dos piraguas hundidas, así como otras tantas mesas, 20 papeleras de diferentes modelos, nueve bancos de madera, tres contenedores, 19 vallas metálicas del ayuntamiento, 50 teléfonos móviles, varios carritos de supermercado, cochecitos de niño, bicicletas, monopatines y soportes de sombrillas. Hasta una máquina expendedora de chicles había ido a parar al fondo del estanque junto a urnas con cenizas, diábolos o bidones y artículos personales como gafas de sol, radios, cámaras fotográficas, zapatos, juguetes, varias riñoneras y carteras sin dinero ni documentación. Incluso encontraron una caja fuerte «abierta y vacía» , según precisaron entonces. No hallaron armas de fuego, como en el vaciado del lago de la Casa de Campo, pero sí dos grandes cuchillos . Noticia Relacionada Decíamos ayer reportaje No ‘Mordidas’ de otra monta Mónica Arrizabalaga Entre escándalos por amaños y pucherazos, se resolvía felizmente en estos días un ‘simpa’ de 400 euros al que se sumó una pésima reseña en las redes socialesOtra sorpresa estaba viva y coleando en esas profundidades que en algunos puntos alcanzan los 1,8 metros. Entre los 8.000 peces que se recuperaron, la mayoría muy longevos, se toparon con una carpa de casi 12 kilos y más de un metro de longitud, más real que el escurridizo monstruo del lago Ness. Margarita, que así apodaron los madrileños a su castizo ‘Nessie’ , reinaba sobre otras carpas menores, barbos y carpines. Esta corte de pescados se mudó a ríos de Madrid o a las instalaciones de la depuradora de Viveros durante la puesta al día de su húmedo hogar. Fueron unos afortunados, a juzgar por el final que siguieron otros de sus predecesores. Vaciado del estanque en 2001 y previa pesca de carpas DANIEL G. LÓPEZEn la limpieza del fondo del estanque de 1960 no debieron de ser tan considerados en el desalojo de los inquilinos y okupas acuáticos. Antonio Díez Cañabate tildó aquel desecado como «hecatombe» para los peces . «No sé si algunos se salvarán, pero es de suponer que la mayoría sucumba sin remedio», denunció el periodista, que se acercó al estanque famélico. «Está horrible el pobre», apreció, con «las barcas, tumbadas en el cieno», que semejaban «cadáveres de peces monstruosos» y las sirenas de las escalerillas del monumento a Alfonso XII «realmente desoladas», porque nadie se acercaba a mirarlas. Seguro que las ninfas de piedra se resarcieron unos meses después al ver a 174 nadadores de diferentes regiones competir en la XVII Vuelta al Estanque del Retiro, una vez que estuvo limpia la enorme bañera madrileña de 55.000 metros cúbicos. Un plató de cine Obras en el estanque del Retiro para el rodaje de ‘El fabuloso mundo del circo’ Teodoro NaranjoLas presumidas sirenas, además, están acostumbradas a no contemplar su reflejo cuando se limpia el estanque cada dos décadas. O cuando el intenso calor veraniego casi consume este pequeño mar madrileño , convirtiéndolo en una charca de lodo en la que a duras penas chapotean las barcas. Ocurrió en 1935 . En 1963 se drenó, sin embargo, para transformarlo en el plató cinematográfico de ‘El fabuloso mundo del circo ‘, del productor Samuel Bronston, dirigida por Henry Hathaway y con John Wayne, Rita Hayworth y Claudia Cardinale en el reparto. Sobre su fondo se montó una réplica del Prater, el Parque de Atracciones de Viena. En aquel vaciado también sucumbieron casi todos los peces que por entonces nadaban por sus aguas más o menos límpidas. Solo algunos de los más pequeños salvaron la vida «por la solicitud de alguna madrileña a la que no importó desafiar la mala suerte que los supersticiosos atribuyen a los escurridizos peces de colores», contaba ABC . Sí, este estanque que fue concebido en tiempos de Felipe IV para escenificar naumaquias ha tenido sus bajas y no en esas batallas navales simuladas. Ojo Margarita si aún te escondes por ahí… Ni cadáveres, ni coches. En contra de los dimes y diretes que circulaban hace un cuarto de siglo, en la limpieza del estanque del Retiro de 2001 no se descubrió el cuerpo de ningún delito, ni automóviles naufragados por extraños motivos en su fondo, aunque sí un sinfín de sorpresas en esos lodos que en algunos puntos llegaban a superar el medio metro de altura. Aquello parecía el Rastro pasado por agua, desierto y sin tenderetes. Contabilizaron 192 sillas, 41 barcas y dos piraguas hundidas, así como otras tantas mesas, 20 papeleras de diferentes modelos, nueve bancos de madera, tres contenedores, 19 vallas metálicas del ayuntamiento, 50 teléfonos móviles, varios carritos de supermercado, cochecitos de niño, bicicletas, monopatines y soportes de sombrillas. Hasta una máquina expendedora de chicles había ido a parar al fondo del estanque junto a urnas con cenizas, diábolos o bidones y artículos personales como gafas de sol, radios, cámaras fotográficas, zapatos, juguetes, varias riñoneras y carteras sin dinero ni documentación. Incluso encontraron una caja fuerte «abierta y vacía» , según precisaron entonces. No hallaron armas de fuego, como en el vaciado del lago de la Casa de Campo, pero sí dos grandes cuchillos . Noticia Relacionada Decíamos ayer reportaje No ‘Mordidas’ de otra monta Mónica Arrizabalaga Entre escándalos por amaños y pucherazos, se resolvía felizmente en estos días un ‘simpa’ de 400 euros al que se sumó una pésima reseña en las redes socialesOtra sorpresa estaba viva y coleando en esas profundidades que en algunos puntos alcanzan los 1,8 metros. Entre los 8.000 peces que se recuperaron, la mayoría muy longevos, se toparon con una carpa de casi 12 kilos y más de un metro de longitud, más real que el escurridizo monstruo del lago Ness. Margarita, que así apodaron los madrileños a su castizo ‘Nessie’ , reinaba sobre otras carpas menores, barbos y carpines. Esta corte de pescados se mudó a ríos de Madrid o a las instalaciones de la depuradora de Viveros durante la puesta al día de su húmedo hogar. Fueron unos afortunados, a juzgar por el final que siguieron otros de sus predecesores. Vaciado del estanque en 2001 y previa pesca de carpas DANIEL G. LÓPEZEn la limpieza del fondo del estanque de 1960 no debieron de ser tan considerados en el desalojo de los inquilinos y okupas acuáticos. Antonio Díez Cañabate tildó aquel desecado como «hecatombe» para los peces . «No sé si algunos se salvarán, pero es de suponer que la mayoría sucumba sin remedio», denunció el periodista, que se acercó al estanque famélico. «Está horrible el pobre», apreció, con «las barcas, tumbadas en el cieno», que semejaban «cadáveres de peces monstruosos» y las sirenas de las escalerillas del monumento a Alfonso XII «realmente desoladas», porque nadie se acercaba a mirarlas. Seguro que las ninfas de piedra se resarcieron unos meses después al ver a 174 nadadores de diferentes regiones competir en la XVII Vuelta al Estanque del Retiro, una vez que estuvo limpia la enorme bañera madrileña de 55.000 metros cúbicos. Un plató de cine Obras en el estanque del Retiro para el rodaje de ‘El fabuloso mundo del circo’ Teodoro NaranjoLas presumidas sirenas, además, están acostumbradas a no contemplar su reflejo cuando se limpia el estanque cada dos décadas. O cuando el intenso calor veraniego casi consume este pequeño mar madrileño , convirtiéndolo en una charca de lodo en la que a duras penas chapotean las barcas. Ocurrió en 1935 . En 1963 se drenó, sin embargo, para transformarlo en el plató cinematográfico de ‘El fabuloso mundo del circo ‘, del productor Samuel Bronston, dirigida por Henry Hathaway y con John Wayne, Rita Hayworth y Claudia Cardinale en el reparto. Sobre su fondo se montó una réplica del Prater, el Parque de Atracciones de Viena. En aquel vaciado también sucumbieron casi todos los peces que por entonces nadaban por sus aguas más o menos límpidas. Solo algunos de los más pequeños salvaron la vida «por la solicitud de alguna madrileña a la que no importó desafiar la mala suerte que los supersticiosos atribuyen a los escurridizos peces de colores», contaba ABC . Sí, este estanque que fue concebido en tiempos de Felipe IV para escenificar naumaquias ha tenido sus bajas y no en esas batallas navales simuladas. Ojo Margarita si aún te escondes por ahí…
Ni cadáveres, ni coches. En contra de los dimes y diretes que circulaban hace un cuarto de siglo, en la limpieza del estanque del Retiro de 2001 no se descubrió el cuerpo de ningún delito, ni automóviles naufragados por extraños motivos en su fondo, … aunque sí un sinfín de sorpresas en esos lodos que en algunos puntos llegaban a superar el medio metro de altura. Aquello parecía el Rastro pasado por agua, desierto y sin tenderetes.
Contabilizaron 192 sillas, 41 barcas y dos piraguas hundidas, así como otras tantas mesas, 20 papeleras de diferentes modelos, nueve bancos de madera, tres contenedores, 19 vallas metálicas del ayuntamiento, 50 teléfonos móviles, varios carritos de supermercado, cochecitos de niño, bicicletas, monopatines y soportes de sombrillas.
Hasta una máquina expendedora de chicles había ido a parar al fondo del estanque junto a urnas con cenizas, diábolos o bidones y artículos personales como gafas de sol, radios, cámaras fotográficas, zapatos, juguetes, varias riñoneras y carteras sin dinero ni documentación. Incluso encontraron una caja fuerte «abierta y vacía», según precisaron entonces. No hallaron armas de fuego, como en el vaciado del lago de la Casa de Campo, pero sí dos grandes cuchillos.
Otra sorpresa estaba viva y coleando en esas profundidades que en algunos puntos alcanzan los 1,8 metros. Entre los 8.000 peces que se recuperaron, la mayoría muy longevos, se toparon con una carpa de casi 12 kilos y más de un metro de longitud, más real que el escurridizo monstruo del lago Ness. Margarita, que así apodaron los madrileños a su castizo ‘Nessie’, reinaba sobre otras carpas menores, barbos y carpines. Esta corte de pescados se mudó a ríos de Madrid o a las instalaciones de la depuradora de Viveros durante la puesta al día de su húmedo hogar. Fueron unos afortunados, a juzgar por el final que siguieron otros de sus predecesores.



DANIEL G. LÓPEZ
En la limpieza del fondo del estanque de 1960 no debieron de ser tan considerados en el desalojo de los inquilinos y okupas acuáticos. Antonio Díez Cañabate tildó aquel desecado como «hecatombe» para los peces. «No sé si algunos se salvarán, pero es de suponer que la mayoría sucumba sin remedio», denunció el periodista, que se acercó al estanque famélico. «Está horrible el pobre», apreció, con «las barcas, tumbadas en el cieno», que semejaban «cadáveres de peces monstruosos» y las sirenas de las escalerillas del monumento a Alfonso XII «realmente desoladas», porque nadie se acercaba a mirarlas. Seguro que las ninfas de piedra se resarcieron unos meses después al ver a 174 nadadores de diferentes regiones competir en la XVII Vuelta al Estanque del Retiro, una vez que estuvo limpia la enorme bañera madrileña de 55.000 metros cúbicos.



Obras en el estanque del Retiro para el rodaje de ‘El fabuloso mundo del circo’
Teodoro Naranjo
Las presumidas sirenas, además, están acostumbradas a no contemplar su reflejo cuando se limpia el estanque cada dos décadas. O cuando el intenso calor veraniego casi consume este pequeño mar madrileño, convirtiéndolo en una charca de lodo en la que a duras penas chapotean las barcas. Ocurrió en 1935. En 1963 se drenó, sin embargo, para transformarlo en el plató cinematográfico de ‘El fabuloso mundo del circo‘, del productor Samuel Bronston, dirigida por Henry Hathaway y con John Wayne, Rita Hayworth y Claudia Cardinale en el reparto. Sobre su fondo se montó una réplica del Prater, el Parque de Atracciones de Viena.
En aquel vaciado también sucumbieron casi todos los peces que por entonces nadaban por sus aguas más o menos límpidas. Solo algunos de los más pequeños salvaron la vida «por la solicitud de alguna madrileña a la que no importó desafiar la mala suerte que los supersticiosos atribuyen a los escurridizos peces de colores», contaba ABC. Sí, este estanque que fue concebido en tiempos de Felipe IV para escenificar naumaquias ha tenido sus bajas y no en esas batallas navales simuladas. Ojo Margarita si aún te escondes por ahí…
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