El siglo de la transformación digital y de la sostenibilidad lo es también del ‘compliance’, del cumplimiento. Y del reporting, para levantar acta de lo que se hace en el ámbito del universo de los criterios ASG (ambientales, sociales, gobernanza). Por ello, la función del ‘compliance officer’ se consolida en las organizaciones para responder a esta transformación ética-empresarial, por la que hay que cumplir con la normativa de una forma ética, transparente y sostenible.En este contexto, Ascom (Asociación Española de Compliance) es la institución profesional de referencia en España para el desarrollo del Compliance, con 2.800 profesionales asociados y más de 300 personas jurídicas y organizaciones. Como destaca su secretario de la junta directiva: «En un entorno regulatorio cada vez más complejo y dinámico (marcado por la digitalización, la IA, la libre competencia y los compromisos ESG), el ‘compliance’ se ha convertido en un pilar estratégico para una buena gobernanza corporativa. Se ha convertido en el elemento central de la gestión ética de las organizaciones: conecta la estrategia con los valores, y los valores con los comportamientos».José Zamarriego, presidente de Ascom (que cuenta con el ‘Libro Blanco de la Función del Compliance’), señala, por su parte cómo «el ‘compliance officer’ (un facilitador del negocio responsable) se ha convertido en una figura estratégica para las empresas, ya que no sólo garantiza el cumplimiento normativo, sino que impulsa valores de ética y transparencia fundamentales para la competitividad y la reputación corporativa. Hablar de ‘compliance’ y no sólo de ‘cumplimiento normativo’ es clave, ya que el término anglosajón engloba una visión más amplia e integrada». Este rol de ‘facilitador’ supone un viaje más allá de lo meramente técnico o jurídico en el que, como destacan desde Ascom se establece un puente entre áreas técnicas, jurídicas y estratégicas, generando sinergias con departamentos como IT, ESG, Auditoría o RR.HH, del control de riesgos (y enfrentarse a crisis internas o de reputación) a la planificación de estrategias.Estos profesionales «conectan la estrategia con los valores, y los valores con los comportamientos»ResponsabilidadEn el caso de la tecnología, Rodrigo Hornos, IBM Cloud Compliance & Security Leader para España, Portugal, Grecia e Israel, destaca cómo este perfil ha incrementado su ‘tecnificación’: «Necesita entender cómo funcionan los sistemas algorítmicos, evaluar riesgos en tiempo real y colaborar estrechamente con áreas como tecnología, ciberseguridad y sostenibilidad, ya que grandes compañías están evolucionando sus modelos de cumplimiento hacia estructuras más integradas y automatizadas. El área global de Compliance and Investigations opera de forma independiente y transversal, con un fuerte foco en la ética, la trazabilidad y la protección del canal de denuncias». Como señala Hornos, el reto no es sólo adaptarse a lo que exige la ley, sino ir un paso por delante. «En este camino (continúa), IBM desarrolla herramientas que permiten a los ‘compliance officers’ abordar los desafíos actuales con un enfoque más automatizado, seguro y proactivo. Por ejemplo, IBM Guardium ofrece una solución avanzada para proteger datos sensibles en entornos locales, cloud o híbridos, permitiendo monitorizar accesos en tiempo real, detectar actividades inusuales y automatizar respuestas ante posibles brechas». Un proceso que facilita a las áreas de cumplimiento «garantizar la trazabilidad, cumplir con normativas como GDPR y reducir riesgos operativos sin frenar la agilidad del negocio».En el ámbito de la energía, desde Verbund Green Power Iberia señalan cómo «nuestra posición de liderazgo europeo en energías renovables nos exige un compromiso absoluto con la transparencia, la ética y la responsabilidad. Entendemos el cumplimiento normativo como el garante de nuestra estrategia de sostenibilidad y crecimiento».«La verdadera fortaleza de nuestro modelo de ‘compliance’ (añaden) radica en la adaptación a nuestro perfil de compañía y a su integración total en nuestro día a día, parte esencial de nuestra cultura de empresa». Un propósito aplicado desde la fase inicial de un nuevo proyecto energético hasta su implementación total y mantenimiento (tanto para la compañía como para socios y proveedores).Estos perfiles necesitan entender la tecnologia y su impacto en el negocioEn cuanto al retail, Diego Recacha, director de Compliance de Leroy Merlin España, considera que el ‘compliance’ es una palanca estratégica que nos permite consolidar una cultura ética, responsable y alineada con nuestros valores, donde las personas se sitúan en el centro y bajo el propósito de crear entornos donde vivir y trabajar mejor. Trabajamos para que el cumplimiento normativo no sea un límite, sino un impulso para construir confianza, proteger a las personas y generar un impacto positivo en la sociedad».En Leroy Merlin, el trabajo del ‘compliance officer’ se enmarca en el Comité Ético y de Cumplimiento, un desempeño en el que se supervisa el cumplimiento de las normativas legales aplicables y se impulsan aspectos como la implantación de políticas internas orientadas a preservar la integridad, la transparencia y la responsabilidad social corporativa, así como acciones de formación y sensibilización.La compañía cuenta, de hecho, con la campaña ‘Make It Positive’, que integra el cumplimiento normativo con una visión de sostenibilidad, impacto social y transformación cultural, promoviendo un entorno laboral saludable y una relación íntegra con clientes, proveedores y la sociedad. Y puso en marcha el Plan Estratégico Compliance para el trienio 2021-2024 basado en tres pilares: cultura, gobernanza y transformación digital (con reconocimiento en los Premios Ascom 2024 por esta acción).Vía de transformaciónDesde el ámbito de la formación (en el que confluyen disciplinas como Derecho, ADE, Relaciones Internacionales, etc), CMI Business School se ha convertido en referencia en lo relacionado con la responsabilidad empresarial (acaba de ser reconocida como Top Business School in Europe 2025 por ‘Education Insider’).Liderando el cambio «El ‘compliance officer’ es hoy (destaca Hornos) un actor clave en la transformación digital de las organizaciones, que debe entender tanto los marcos regulatorios como las implicaciones tecnológicas de la IA, la nube o el tratamiento de datos. Su labor ya no se limita a garantizar el cumplimiento, sino a anticipar riesgos éticos, operativos y reputacionales en un entorno regulatorio cada vez más cambiante». «El cumplimiento normativo (añade) no puede desvincularse de la estrategia tecnológica. Nuestro enfoque incorpora el cumplimiento desde el diseño de las soluciones tecnológicas, teniendo en cuenta las exigencias de sectores altamente regulados como el financiero o el público. Combinamos para ello formación continua, canales seguros de reporte y herramientas como la automatización, la gobernanza de datos o la computación confidencial».El dr. Daniel Caridad, directivo de BBVA, y profesor de CMI Business School (es coordinador académico de su Master en Finanzas Sostenibles) destaca cómo «lejos de limitarse a una respuesta pasiva ante las exigencias regulatorias, el ‘compliance’ se ha convertido en una auténtica palanca de cambio, más aún en sectores tan regulados y sensibles como el bancario. En mi experiencia como académico y financiero, he visto cómo esta función ha evolucionado y ya no se trata sólo de ‘cumplir’ para evitar sanciones, sino de impulsar culturas corporativas donde la integridad, la transparencia y la responsabilidad sean ejes estratégicos del negocio».Dentro de esta concepción de ‘palanca’ más que de freno, Caridad concluye señalando la figura del ‘compliance officer’ como la de la persona «que debe orientar sus decisiones en entornos cada vez más complejos e inciertos. Por ello, desde CMI Business School consideramos que el ‘compliance’ adquiere un papel esencial: no sólo vela por el cumplimiento, sino que contribuye a redefinir el impacto que una entidad puede tener en su entorno». Si una organización decide, por ejemplo, no financiar actividades que dañen el medioambiente o que vulneren derechos humanos, va más allá de la norma y, como concluye el especialista: «Asume una responsabilidad activa. Es ahí donde el cumplimiento se convierte en trasformación e innovación». El siglo de la transformación digital y de la sostenibilidad lo es también del ‘compliance’, del cumplimiento. Y del reporting, para levantar acta de lo que se hace en el ámbito del universo de los criterios ASG (ambientales, sociales, gobernanza). Por ello, la función del ‘compliance officer’ se consolida en las organizaciones para responder a esta transformación ética-empresarial, por la que hay que cumplir con la normativa de una forma ética, transparente y sostenible.En este contexto, Ascom (Asociación Española de Compliance) es la institución profesional de referencia en España para el desarrollo del Compliance, con 2.800 profesionales asociados y más de 300 personas jurídicas y organizaciones. Como destaca su secretario de la junta directiva: «En un entorno regulatorio cada vez más complejo y dinámico (marcado por la digitalización, la IA, la libre competencia y los compromisos ESG), el ‘compliance’ se ha convertido en un pilar estratégico para una buena gobernanza corporativa. Se ha convertido en el elemento central de la gestión ética de las organizaciones: conecta la estrategia con los valores, y los valores con los comportamientos».José Zamarriego, presidente de Ascom (que cuenta con el ‘Libro Blanco de la Función del Compliance’), señala, por su parte cómo «el ‘compliance officer’ (un facilitador del negocio responsable) se ha convertido en una figura estratégica para las empresas, ya que no sólo garantiza el cumplimiento normativo, sino que impulsa valores de ética y transparencia fundamentales para la competitividad y la reputación corporativa. Hablar de ‘compliance’ y no sólo de ‘cumplimiento normativo’ es clave, ya que el término anglosajón engloba una visión más amplia e integrada». Este rol de ‘facilitador’ supone un viaje más allá de lo meramente técnico o jurídico en el que, como destacan desde Ascom se establece un puente entre áreas técnicas, jurídicas y estratégicas, generando sinergias con departamentos como IT, ESG, Auditoría o RR.HH, del control de riesgos (y enfrentarse a crisis internas o de reputación) a la planificación de estrategias.Estos profesionales «conectan la estrategia con los valores, y los valores con los comportamientos»ResponsabilidadEn el caso de la tecnología, Rodrigo Hornos, IBM Cloud Compliance & Security Leader para España, Portugal, Grecia e Israel, destaca cómo este perfil ha incrementado su ‘tecnificación’: «Necesita entender cómo funcionan los sistemas algorítmicos, evaluar riesgos en tiempo real y colaborar estrechamente con áreas como tecnología, ciberseguridad y sostenibilidad, ya que grandes compañías están evolucionando sus modelos de cumplimiento hacia estructuras más integradas y automatizadas. El área global de Compliance and Investigations opera de forma independiente y transversal, con un fuerte foco en la ética, la trazabilidad y la protección del canal de denuncias». Como señala Hornos, el reto no es sólo adaptarse a lo que exige la ley, sino ir un paso por delante. «En este camino (continúa), IBM desarrolla herramientas que permiten a los ‘compliance officers’ abordar los desafíos actuales con un enfoque más automatizado, seguro y proactivo. Por ejemplo, IBM Guardium ofrece una solución avanzada para proteger datos sensibles en entornos locales, cloud o híbridos, permitiendo monitorizar accesos en tiempo real, detectar actividades inusuales y automatizar respuestas ante posibles brechas». Un proceso que facilita a las áreas de cumplimiento «garantizar la trazabilidad, cumplir con normativas como GDPR y reducir riesgos operativos sin frenar la agilidad del negocio».En el ámbito de la energía, desde Verbund Green Power Iberia señalan cómo «nuestra posición de liderazgo europeo en energías renovables nos exige un compromiso absoluto con la transparencia, la ética y la responsabilidad. Entendemos el cumplimiento normativo como el garante de nuestra estrategia de sostenibilidad y crecimiento».«La verdadera fortaleza de nuestro modelo de ‘compliance’ (añaden) radica en la adaptación a nuestro perfil de compañía y a su integración total en nuestro día a día, parte esencial de nuestra cultura de empresa». Un propósito aplicado desde la fase inicial de un nuevo proyecto energético hasta su implementación total y mantenimiento (tanto para la compañía como para socios y proveedores).Estos perfiles necesitan entender la tecnologia y su impacto en el negocioEn cuanto al retail, Diego Recacha, director de Compliance de Leroy Merlin España, considera que el ‘compliance’ es una palanca estratégica que nos permite consolidar una cultura ética, responsable y alineada con nuestros valores, donde las personas se sitúan en el centro y bajo el propósito de crear entornos donde vivir y trabajar mejor. Trabajamos para que el cumplimiento normativo no sea un límite, sino un impulso para construir confianza, proteger a las personas y generar un impacto positivo en la sociedad».En Leroy Merlin, el trabajo del ‘compliance officer’ se enmarca en el Comité Ético y de Cumplimiento, un desempeño en el que se supervisa el cumplimiento de las normativas legales aplicables y se impulsan aspectos como la implantación de políticas internas orientadas a preservar la integridad, la transparencia y la responsabilidad social corporativa, así como acciones de formación y sensibilización.La compañía cuenta, de hecho, con la campaña ‘Make It Positive’, que integra el cumplimiento normativo con una visión de sostenibilidad, impacto social y transformación cultural, promoviendo un entorno laboral saludable y una relación íntegra con clientes, proveedores y la sociedad. Y puso en marcha el Plan Estratégico Compliance para el trienio 2021-2024 basado en tres pilares: cultura, gobernanza y transformación digital (con reconocimiento en los Premios Ascom 2024 por esta acción).Vía de transformaciónDesde el ámbito de la formación (en el que confluyen disciplinas como Derecho, ADE, Relaciones Internacionales, etc), CMI Business School se ha convertido en referencia en lo relacionado con la responsabilidad empresarial (acaba de ser reconocida como Top Business School in Europe 2025 por ‘Education Insider’).Liderando el cambio «El ‘compliance officer’ es hoy (destaca Hornos) un actor clave en la transformación digital de las organizaciones, que debe entender tanto los marcos regulatorios como las implicaciones tecnológicas de la IA, la nube o el tratamiento de datos. Su labor ya no se limita a garantizar el cumplimiento, sino a anticipar riesgos éticos, operativos y reputacionales en un entorno regulatorio cada vez más cambiante». «El cumplimiento normativo (añade) no puede desvincularse de la estrategia tecnológica. Nuestro enfoque incorpora el cumplimiento desde el diseño de las soluciones tecnológicas, teniendo en cuenta las exigencias de sectores altamente regulados como el financiero o el público. Combinamos para ello formación continua, canales seguros de reporte y herramientas como la automatización, la gobernanza de datos o la computación confidencial».El dr. Daniel Caridad, directivo de BBVA, y profesor de CMI Business School (es coordinador académico de su Master en Finanzas Sostenibles) destaca cómo «lejos de limitarse a una respuesta pasiva ante las exigencias regulatorias, el ‘compliance’ se ha convertido en una auténtica palanca de cambio, más aún en sectores tan regulados y sensibles como el bancario. En mi experiencia como académico y financiero, he visto cómo esta función ha evolucionado y ya no se trata sólo de ‘cumplir’ para evitar sanciones, sino de impulsar culturas corporativas donde la integridad, la transparencia y la responsabilidad sean ejes estratégicos del negocio».Dentro de esta concepción de ‘palanca’ más que de freno, Caridad concluye señalando la figura del ‘compliance officer’ como la de la persona «que debe orientar sus decisiones en entornos cada vez más complejos e inciertos. Por ello, desde CMI Business School consideramos que el ‘compliance’ adquiere un papel esencial: no sólo vela por el cumplimiento, sino que contribuye a redefinir el impacto que una entidad puede tener en su entorno». Si una organización decide, por ejemplo, no financiar actividades que dañen el medioambiente o que vulneren derechos humanos, va más allá de la norma y, como concluye el especialista: «Asume una responsabilidad activa. Es ahí donde el cumplimiento se convierte en trasformación e innovación».
El siglo de la transformación digital y de la sostenibilidad lo es también del ‘compliance’, del cumplimiento. Y del reporting, para levantar acta de lo que se hace en el ámbito del universo de los criterios ASG (ambientales, sociales, gobernanza). Por ello, la función … del ‘compliance officer’ se consolida en las organizaciones para responder a esta transformación ética-empresarial, por la que hay que cumplir con la normativa de una forma ética, transparente y sostenible.
En este contexto, Ascom (Asociación Española de Compliance) es la institución profesional de referencia en España para el desarrollo del Compliance, con 2.800 profesionales asociados y más de 300 personas jurídicas y organizaciones. Como destaca su secretario de la junta directiva: «En un entorno regulatorio cada vez más complejo y dinámico (marcado por la digitalización, la IA, la libre competencia y los compromisos ESG), el ‘compliance’ se ha convertido en un pilar estratégico para una buena gobernanza corporativa. Se ha convertido en el elemento central de la gestión ética de las organizaciones: conecta la estrategia con los valores, y los valores con los comportamientos».
José Zamarriego, presidente de Ascom (que cuenta con el ‘Libro Blanco de la Función del Compliance’), señala, por su parte cómo «el ‘compliance officer’ (un facilitador del negocio responsable) se ha convertido en una figura estratégica para las empresas, ya que no sólo garantiza el cumplimiento normativo, sino que impulsa valores de ética y transparencia fundamentales para la competitividad y la reputación corporativa. Hablar de ‘compliance’ y no sólo de ‘cumplimiento normativo’ es clave, ya que el término anglosajón engloba una visión más amplia e integrada».
Este rol de ‘facilitador’ supone un viaje más allá de lo meramente técnico o jurídico en el que, como destacan desde Ascom se establece un puente entre áreas técnicas, jurídicas y estratégicas, generando sinergias con departamentos como IT, ESG, Auditoría o RR.HH, del control de riesgos (y enfrentarse a crisis internas o de reputación) a la planificación de estrategias.
Estos profesionales «conectan la estrategia con los valores, y los valores con los comportamientos»
Responsabilidad
En el caso de la tecnología, Rodrigo Hornos, IBM Cloud Compliance & Security Leader para España, Portugal, Grecia e Israel, destaca cómo este perfil ha incrementado su ‘tecnificación’: «Necesita entender cómo funcionan los sistemas algorítmicos, evaluar riesgos en tiempo real y colaborar estrechamente con áreas como tecnología, ciberseguridad y sostenibilidad, ya que grandes compañías están evolucionando sus modelos de cumplimiento hacia estructuras más integradas y automatizadas. El área global de Compliance and Investigations opera de forma independiente y transversal, con un fuerte foco en la ética, la trazabilidad y la protección del canal de denuncias».
Como señala Hornos, el reto no es sólo adaptarse a lo que exige la ley, sino ir un paso por delante. «En este camino (continúa), IBM desarrolla herramientas que permiten a los ‘compliance officers’ abordar los desafíos actuales con un enfoque más automatizado, seguro y proactivo. Por ejemplo, IBM Guardium ofrece una solución avanzada para proteger datos sensibles en entornos locales, cloud o híbridos, permitiendo monitorizar accesos en tiempo real, detectar actividades inusuales y automatizar respuestas ante posibles brechas». Un proceso que facilita a las áreas de cumplimiento «garantizar la trazabilidad, cumplir con normativas como GDPR y reducir riesgos operativos sin frenar la agilidad del negocio».
En el ámbito de la energía, desde Verbund Green Power Iberia señalan cómo «nuestra posición de liderazgo europeo en energías renovables nos exige un compromiso absoluto con la transparencia, la ética y la responsabilidad. Entendemos el cumplimiento normativo como el garante de nuestra estrategia de sostenibilidad y crecimiento».
«La verdadera fortaleza de nuestro modelo de ‘compliance’ (añaden) radica en la adaptación a nuestro perfil de compañía y a su integración total en nuestro día a día, parte esencial de nuestra cultura de empresa». Un propósito aplicado desde la fase inicial de un nuevo proyecto energético hasta su implementación total y mantenimiento (tanto para la compañía como para socios y proveedores).
Estos perfiles necesitan entender la tecnologia y su impacto en el negocio
En cuanto al retail, Diego Recacha, director de Compliance de Leroy Merlin España, considera que el ‘compliance’ es una palanca estratégica que nos permite consolidar una cultura ética, responsable y alineada con nuestros valores, donde las personas se sitúan en el centro y bajo el propósito de crear entornos donde vivir y trabajar mejor. Trabajamos para que el cumplimiento normativo no sea un límite, sino un impulso para construir confianza, proteger a las personas y generar un impacto positivo en la sociedad».
En Leroy Merlin, el trabajo del ‘compliance officer’ se enmarca en el Comité Ético y de Cumplimiento, un desempeño en el que se supervisa el cumplimiento de las normativas legales aplicables y se impulsan aspectos como la implantación de políticas internas orientadas a preservar la integridad, la transparencia y la responsabilidad social corporativa, así como acciones de formación y sensibilización.
La compañía cuenta, de hecho, con la campaña ‘Make It Positive’, que integra el cumplimiento normativo con una visión de sostenibilidad, impacto social y transformación cultural, promoviendo un entorno laboral saludable y una relación íntegra con clientes, proveedores y la sociedad. Y puso en marcha el Plan Estratégico Compliance para el trienio 2021-2024 basado en tres pilares: cultura, gobernanza y transformación digital (con reconocimiento en los Premios Ascom 2024 por esta acción).
Vía de transformación
Desde el ámbito de la formación (en el que confluyen disciplinas como Derecho, ADE, Relaciones Internacionales, etc), CMI Business School se ha convertido en referencia en lo relacionado con la responsabilidad empresarial (acaba de ser reconocida como Top Business School in Europe 2025 por ‘Education Insider’).
El dr. Daniel Caridad, directivo de BBVA, y profesor de CMI Business School (es coordinador académico de su Master en Finanzas Sostenibles) destaca cómo «lejos de limitarse a una respuesta pasiva ante las exigencias regulatorias, el ‘compliance’ se ha convertido en una auténtica palanca de cambio, más aún en sectores tan regulados y sensibles como el bancario. En mi experiencia como académico y financiero, he visto cómo esta función ha evolucionado y ya no se trata sólo de ‘cumplir’ para evitar sanciones, sino de impulsar culturas corporativas donde la integridad, la transparencia y la responsabilidad sean ejes estratégicos del negocio».
Dentro de esta concepción de ‘palanca’ más que de freno, Caridad concluye señalando la figura del ‘compliance officer’ como la de la persona «que debe orientar sus decisiones en entornos cada vez más complejos e inciertos. Por ello, desde CMI Business School consideramos que el ‘compliance’ adquiere un papel esencial: no sólo vela por el cumplimiento, sino que contribuye a redefinir el impacto que una entidad puede tener en su entorno». Si una organización decide, por ejemplo, no financiar actividades que dañen el medioambiente o que vulneren derechos humanos, va más allá de la norma y, como concluye el especialista: «Asume una responsabilidad activa. Es ahí donde el cumplimiento se convierte en trasformación e innovación».
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